Los cuatro problemas de comportamiento más comunes en los perros
Seguro que los has sufrido
Una solución efectiva exige conocer el detonante de la conducta
Si salir a dar un paseo tranquilo con la mascota se ha convertido en utopía y llegar a casa supone cada día una desagradable sorpresa es muy probable que tu perro padezca un problema de comportamiento. “Se considera así, cualquier conducta de un animal doméstico que pueda ser molesta para el propietario”, indica Ángela González, Presidenta del Grupo de Especialidad Etológica Clínica de Avepa.
Tirar de la correa, los ladridos excesivos o destrozos en el mobiliario son pautas bien conocidas por familias con integrantes caninos. “Cuando se comportan de esta manera es consecuencia de diversos factores como el aprendizaje o el trato que ha recibido durante las primeras etapas de vida”, aclara Tomás Camps Doctor en veterinaria y director de Etovets.
Hemos identificado cuatro de los problemas de conducta más comunes y tres etólogos comparten los métodos para solucionarlos.
1. Tirar de la correa
¿Has enseñado alguna vez a tu perro cómo debe comportarse cuando sale con la correa? Si no es así, probablemente sufráis este inconveniente. “Si comparamos la correa con un coche, ésta no debe ser nunca el volante, sino el cinturón de seguridad. Solo debe ser efectiva por si el animal se descontrola”, explica Camps que añada que el cánido siempre debe ir junto a su propietario.
Entre las motivaciones que llevan al animal a tirar durante los paseos, son comunes la alegría excesiva o el miedo por salir a la calle. “Si está asustado, quiere volver a casa y tira. Esto puede suceder por una incorrecta socialización o el temor ante situaciones nuevas. Pero también ocurre lo opuesto, que el animal esté tan contento que tira por ello”, matiza Tomás que alude a la agresividad con otros perros como otra causa.
Para quienes nunca hayan enseñado a caminar a sus mejores amigos con correa, pueden ayudarse de técnicas de recompensa. Hacer que el perro se coloque al lado con un movimiento y darles un premio. “El cánido aprende a que si camina a una distancia prudencial va a recibir una recompensa. Si avanza, paramos y no decimos nada. Queremos que recupere la posición y entonces volvemos a recompensar”, recomienda el etólogo.
2. No acude a la llamada
Hay mascotas que no quieren que el paseo por el campo y el tiempo de juego en el parque termine, por lo que hacen caso omiso a la llamada de su dueño continúan la diversión. Pero hay otros motivos. “Puede ser tan sencillo como que no conozca la señal. En estos casos, cuando el propietario lo alcanza, suele regañarle, por lo que el animal asocia la llamada con un castigo. Otras veces, lo vinculan con el final de la diversión, por lo que intentan alargarlo”, comenta Marta Amat, doctora en medicina veterinaria de Companion Animal Welfare Education Centre.
Para lograr una respuestas efectiva, la doctora recomienda enseñar la orden primero en casa. “En la cocina, por ejemplo, atado con una correa larga, le enseño un premio y digo la palabra. Cuando acude, se lo doy”, indica. Esta sería la primera fase, una vez integrada habría que repetirla en un ambiente con pocos estímulos, primero con correa y luego sin ella. La última etapa se desarrollaría en el lugar real.
3. Necesidades dentro de casa
Si tu mascota ya no es un cachorro y sigue haciendo sus deposiciones en casa, ha desarrollado un trastorno de comportamiento. “Esta puede ser una de las formas de manifestar la ansiedad por separación cuando se queda sola”, dice Marta. Aunque puntualiza que también puede tratarse de un aprendizaje inadecuado. “La señal más obvia ante este caso es que suele hacerlo por todas partes. Incluso a veces cerca de donde duerme o donde come”.
Es una de las consecuencias de habitar un espacio limitado durante la etapa de cría, por ejemplo, una jaula. “Cuando están aprendiendo, defecan en todos sitios menos donde comen y duermen. Luego eligen un lugar para hacerlo. Pero si no disponen de espacio adecuado no desarrollan los hábitos correctos”, añade la médico veterinario. Asimismo existen causas médicas que desencadenan el problema, como disfunciones cognitivas o problemas de riñón.
Salvo en este último caso, lo más efectivo es la prevención. “De cachorros hay que prepararles un plan. Crear una zona con cesta y comida en un lugar y en el extremo opuesto la zona con empapadores”, señala Amat. No obstante, es importante no regañar. “Hay perros que lo hacen cuando están solos para evitar el castigo. El perro no lo entiende y en ocasiones se come las heces para eliminar pruebas”, concluye.
4. Morder el mobiliario
Si se ensaña con los muebles, la conducta de juego puede ser el desencadenante, sobre todo en especies jóvenes. “Un perro no distingue con qué objetos de la casa puede o no jugar a no ser que se lo enseñemos. Además, si se les regaña cuando están mordiendo algo que no deben, aprenden que es mejor destrozar cuando el propietario no está delante”, comparte Ángela González.
La implicación del dueño está muy relacionada con la solución de este problema. “Debemos asegurarnos de que las necesidades del animal están cubiertas, se le debe proporcionar ejercicio adecuado, disponer de juguetes, se recomienda rotarlos para que no se aburran y utilizar tipologías interactivas, en los que se les puede esconder comida”, continúa. Además, los perros han de tener una estimulación social suficiente, deben pasar tiempo de calidad con su propietario y otras personas o perros.
Este problema se relaciona también con ansiedad por separación debido a un apego incorrecto con los propietarios. “En este caso, suele suceder en todas las salidas, incluso con las de corta duración”, añade Tomás.
Para solucionar este síndrome es necesario contar con la ayuda de un profesional, ya que el tratamiento implica con frecuencia la aplicación de fármacos. Como parte del proceso, hay que educar al animal a quedarse solo en casa y que sepan reconocer cuándo va a ocurrir. “Cuando se va a abandonar la casa, se deja una señal, como un pañuelo o un papel en la puerta. La ventaja que esto le da al animal es que cuando la no está se puede relajar. Si esto no se hace o si se intenta engañar al perro, se crea imprevisibilidad en la salida, el perro se vuelve nervioso todo el día”, comparte el experto.
Las fobias a fenómenos como tormentas o fuegos artificiales pueden provocar también esa reacción. “Las mascotas reaccionan intentado huir o esconderse, para lo que, en ocasiones, arañan o morder puertas o ventanas”, manifiesta González. Según la especialista, el tratamiento depende de la intensidad del miedo y suele implicar pautas como la elaboración de un lugar en el que el animal se sienta más seguro, y en ocasiones, medicación para aliviar el sufrimiento.