La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad inflamatoria crónica autoinmune que provoca una inflamación estable en las articulaciones, principalmente de las manos y los pies. Esta inflamación continuada produce deformidad en las partes que se ven afectadas y además cosa una reducción de la funcionalidad. En ocasiones, puede afectar a otros órganos como corazón, pulmones o vasos sanguíneos. La causa de esta enfermedad crónica se desconoce. Está considerada una enfermedad del segmento de las autoinmunes y se asocia a la presencia de autoanticuerpos (particularmente el factor reumatoide y los anticuerpos antipéptidos cíclicos citrulinados).
Si no hay tratamiento, lo habitual es que siga un proceso progresivo de deformación e invalidación del paciente en distintos grados. No se ha encontrado la solución definitiva para curar la enfermedad, pero la medicina actual ha conseguido, en la mayoría de los casos, controlarla y conseguir estabilizar el dolor y la rigidez articular lo que se traduce en una mejora de la calidad de vida de los enfermos.
Causas de la artritis reumatoide
Se desconoce el origen concreto de esta enfermedad
No se ha encontrado el origen de la enfermedad, considera autoinmune, pero se sabe que intervienen factores genéticos y no genéticos. Respecto a los primeros, se ha constatado que la AR es una enfermedad poligenética, es decir que intervienen diversos genes. En concreto, se ha identificado que ciertos alelos (es decir, variaciones estructurales en los genes) pueden predisponer al desarrollo de AR.
Los factores no genéticos tampoco se han identificado certeramente, pero los más comunes son las infecciones, las hormonas femeninas, el tabaquismo, el estrés, la obesidad y el tipo de alimentación.
Síntomas de la artritis reumatoide
La rigidez en las articulaciones y el dolor son habituales
Hay varios que son fácilmente identificables. Por ejemplo, levantarse de la cama con rigidez en las articulaciones y que éstas aparezcan con frecuencia hinchadas, sufrir dolor, tener problemas de movilidad y tener fiebre muy a menudo son síntomas claros de la artritis. Aunque la artritis reumatoide todavía esta considerada como minoritaria, se calcula que más de 200.000 personas la padecen en España. Dos de cada tres afectados son mujeres de entre 30 y 50 años.
Diagnóstico de la artritis reumatoide
Los reumatólogos son los especialistas en esta patología
La artritis reumatoide se diagnostica básicamente al observar los síntomas clínicos y realizar una exploración física, con el complemento de algunos análisis clínicos y de algunas radiografías. Tanto el diagnóstico como el tratamiento de la artritis reumatoide corresponde a los especialistas en reumatología.
Tratamiento de la artritis reumatoide
No tiene efectos secundarios muy graves
Una vez diagnosticada la enfermedad, el deterioro se manifiesta en la mayor parte de los casos a partir de los dos años. El tratamiento suele incluir fármacos antirreumáticos modificadores de enfermedad. Sus efectos propician un freno de la enfermedad y de la deformidad de las articulaciones. El efecto beneficioso de estas medicinas suele durar entre 3 y 10 semanas y no tienen habitualmente efectos secundarios muy graves.
Prevención de la artritis reumatoide
Dieta sana y evitar el sobrepeso
Una alimentación sana ayuda a prevenir esta enfermedad. Es aconsejable llevar una dieta sana y equilibrada para evitar el sobrepeso y la obesidad. Hay algunos alimentos desaconsejables y que no deben ser consumidos con frecuencia, especialmente los que tienen grandes cantidades de grasas saturadas procedentes de carnes, leche entera y derivados. También es aconsejable eliminar la cafeína, el tabaco y los cítricos.
La práctica regular de ejercicio físico es buena para fortalecer las articulaciones, minimizando el impacto de la enfermedad.
Recomendaciones
Fortalecer la musculatura
Es recomendable seguir unos hábitos saludables de vida. Ello incluye evitar la obesidad y no exponerse, en la medida de lo posible, a las lesiones articulares. Es beneficioso fortalecer la musculatura cercana a las articulaciones afectadas para reducir el riesgo de desgaste articular.