Arde la Amazonia brasileña. Desde la frontera con Perú en Rondónia hasta el mundo perdido de Roraima en la frontera de Venezuela, pasando por las fronteras de la soja y del ganado en los estados de Mato Grosso y Pará, los incendios se multiplican a ritmo de vértigo. Según los últimos datos obtenidos a partir de imágenes por satélite del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) de Brasil, se han producido en lo que va de año hasta el 15 de agosto 33.000 incendios forestales, un 60% más frente a la media de los últimos tres años.
En todo Brasil, los incendios han subido aún más, el 83%, hasta más de 70.000. Coinciden con niveles muy altos de deforestación que, según la mayoría de los expertos, tienen que ver con la falta de interés en la protección medioambiental del Gobierno del presidente ultraconservador Jair Bolsonaro, que tomó posesión en enero de este año. Las áreas de la selva destruidas en junio fueron un 80% más que en el mismo mes del 2018 y el aumento de la deforestación el mes pasado fue del 270% frente a julio del 2018.
Según los expertos reunidos en Salvador da Bahía para la semana del clima en América Latina, organizada por las Naciones Unidas, Bolsonaro ha debilitado el sistema de controles sobre la deforestación a la vez que anima a los intereses agroindustriales y mineros a expandir en áreas protegidas de la selva amazónica.
“Los incendios están súper relacionados con las políticas antimedioambientales del Gobierno de Bolsonaro y los datos de incendios están estrechamente relacionados con la deforestación, indicó Ane Alencar, del Instituto de Investigaciones sobre Amazonia de la ciudad de Belém, que asistía al evento en Salvador. “Podemos relacionarlo con la falta de inversión del ministerio de medio ambiente y con las declaraciones del presidente”, añadió también.
Política y proteccionismo
El auge de siniestros coincide con la falta de interés del Gobierno Bolsonaro
Los resultados serán catastróficos para Brasil y para el planeta, según advirtió ayer otro participante del evento en Salvador de Bahía, Carlos Nobre, autoridad sobre el cambio climático, que recibió el premio Nobel de La Paz en el 2007: “Al ritmo actual de deforestación, en 20 o 30 años, en el sur y el este de Amazonia, estamos hablando de un 50% o un 60% de la selva actual, se va a convertir en sabana degradada y será irreversible“, vaticinó.
Sin embargo, Bolsonaro –con su habitual estilo provocativo– no aceptó ayer ninguna responsabilidad de los incendios. “Antes me acusaban de ser el Capitán Motosierra; ahora me acusan de ser el emperador Nerón prendiendo fuego”, ironizó.
El presidente trató de quitar hierro a los números sobre los incendios achacándolos a las quemas legales de áreas no protegidas del Amazonas, un argumento incompatible con la magnitud
de los incendios detectados, según los expertos reunidos en Salvador. Tampoco cabe pensar
que sean incendios naturales: “No hay fuego natural en Amazonia “, señaló Alencar. Y “no hay factores excepcionales este año como el Niño, en el 2016, que puedan explicar este aumento de incendios”
Bolsonaro y su ministro de medioambiente, Ricardo Salles, que fue abucheado en el encuentro de Salvadir, han cuestionado la objetividad de los datos sobre deforestación del INPE pese a que estos datos sean fácilmente corroborados por cientos de institutos de investigación internacionales que realizan el mismo análisis por vía satélite.
Eso sí, la realidad puede ser aún peor. Según un estudio de la Universidad de Oklahoma, la deforestación registrada en el Amazonas desde el 2000 puede ser dos veces mayor que la registrada por el INPE.
Destrucción de la selva
El incremento de la deforestación en julio pasado fue un 270% mayor que en el 2018
Por si los habitantes de la megalópolis de Sao Paulo se sentían protegidos de la destrucción amazónica, un enorme nubarrón negro oscureció la ciudad en la tarde del lunes y los expertos achacan este fenómeno a las humaredas de los incendios que se extienden por la selva amazónica y en el estado de Rondónia. Sin embargo, el ministro Salles calificó la idea como falsa noticia y explicó el fenómeno por un frente de aire frío. Salles había cancelado el evento en Salvador de Bahía y acusó a los asistentes de hacer turismo.
Los incendios se extienden por zonas protegidas de Amazonia como el parque nacional Chapada dos Guimarães en Mato Grosso y las tierras indígenas de que Jaci-Paraná en Rondonia, entre muchas otras reservas indígenas, donde los incendios se han duplicado y más. Mauro Mendes, el gobernador del enorme estado de Mato Grosso, en el que avanza la frontera de la agroindustria con 13.700 incendios, –el doble que en el 2018– es un estrecho aliado del lobby agroindustrial. La deforestación cayó en Brasil de forma radical –más del 80%– entre el 2003 y el 2012, durante los gobiernos de Luis Inacio Lula da Silva, pero ha venido subiendo desde entonces y en estos momentos todo indica que se acelera la destrucción forestal.