Mercè Fernández y Hernández nació en 1967, a finales de febrero, es decir, que tiene cincuenta y cinco años. Ella estudió administración y ha trabajado de ello, pero hace veinticinco años que su trabajo se enfocó en la conserjería de esta escuela.
¿Cómo terminaste siendo conserje?
Siempre me gustaron mucho los niños, pero normalmente hacía otras cosas. Un día dejé todo esto que estaba haciendo y me ofrecieron ese trabajo, de algún modo se cumplió ese sueño de trabajar con niños.
¿Cuántos años llevas trabajando en la escuela?
Llevo 25 años trabajando en esta escuela, si cuento bien.
¿Cuál es tu rutina o tus tareas en el instituto-escuela?
Este año y el pasado soy yo quien abre la escuela a primera hora de la mañana (a las 7 ya estoy por ahí, 7:15 ya lo tenemos todo abierto). Bien, mi tarea es estar en la recepción de conserje: abro puertas, atiendo teléfonos, gestiono consultas de los padres, editoriales, maestros, alumnos... Cuando alguien se duele, yo llamo a las familias. Mi rutina es bastante variada porque se hacen muchas cosas en conserjería: controlo el mantenimiento (por ejemplo, si se apaga alguna bombilla o un radiador no funciona...). Y otras muchas cosas.
¿Alguna vez has trabajado en algún otro centro? ¿Cuál?
En la escuela siempre he estado de conserje, pero antes de eso he estado trabajando en empresas de movimiento de tierra (durante mucho tiempo) y después cosas diversas, pero siempre tenían que ver con la administración.
¿Cuál es tu opinión sobre el centro y sus recientes cambios?
Ha sido un cambio algo difícil. Yo tenía la cabeza un poco cuadrada con lo que se estaba haciendo hasta ahora y un poco he tenido que cambiar la estructura, de lo que estaba a lo que es ahora. Creo que será positivo porque la escuela pública tiene muchos recursos, pero se requiere un tiempo, sobre todo para los más veteranos, para realizar cambios. Y aunque son favorables, siempre cuesta.
¿Tienes alguna anécdota que recuerdes especialmente de todos estos años en el centro?
¡Hay muchas! Recuerdo una vez hace mucho tiempo que bajó un alumno de secundaria (su nombre era Samuel) encogido diciendo: "Mercè, tengo un problema". Y le pregunto: "¿Qué te pasa?" Y él me enseña todo el pantalón roto completamente. El pobre estaba angustiado, no sabía qué hacer y le dije que podía dejarle un pantalón de chándal de un niño supergrande. Le puse el pantalón gigante como pude con una cuerda para, mientras, coserle yo el otro. Bien, yo coser no sé, pero hice como pude algo para que de momento pudiera tener un pantalón mientras venía su mamá y le llevara ropa. ¡Tenía una vergüenza que se moría! Siempre que nos vemos se acuerda y me dice: "Mercè, ¿te acuerdas del pantalón?" Bien, como esta anécdota muchas otras. Tales como: niños que han tenido un ataque de ansiedad y no sabían qué hacer, otros que no sabían muy bien qué les pasaba y estaban angustiados… ¡Han pasado tantas cosas durante estos años!
¿Qué es lo que más te gusta de este centro? ¿Cambiarías algo?
Del centro podría decir que me gusta que las aulas son muy grandes, tienen mucha luz (especialmente todas las aulas de primaria). También me gusta que hay muchos espacios con libertad para poder hacer distintas cosas. La recepción es muy grande, entre otras cosas.
Aunque también hay cosas que cambiar, como que los patios sean idealmente mayores, ya que es una parte donde tenemos un poco de carencia, aunque ya nos hemos organizado para que los patios sean escalonados, porque así los niños pueden estar más anchas. Realmente nos gustaría tener también un campo de fútbol, una piscina... no sé, sería "guay", pero la escuela no da de sí en cuanto al espacio.
Y de tu trabajo, ¿qué es lo que más te gusta?
Lo que más me gusta de mi trabajo es el contacto con las personas, sean padres, niños o docentes. Especialmente con los niños, porque son todos mágicos, de pequeños un poco más y después un poco menos, pero tiene otras cosas.
¿Cómo te sientes al empezar el curso escolar?
Al principio es bastante estresante, septiembre es un mes duro, hay mucho trabajo, reuniones, todo es nuevo, hasta que tomas el hilo. Hay que hacerse a la idea de dónde está cada clase, empezar a conocer a todos los alumnos nuevos, piensa que entran de repente... A mí me gusta poder llamar a cada alumno por su nombre, y eso me cuesta un poco, tengo que hacer un trabajo para recordar tantos y tantos! Pero pasado septiembre, ya lo tenemos todo un poco ligado y ya todo funciona correctamente.