Refugiados LGBTIQ+: cuando ser y amar libremente puede costarte hasta la vida
Derechos humanos
Las personas que conforman el colectivo LGBTIQ+ pueden ser perseguidas, encarceladas e incluso asesinadas por su orientación sexual y su identidad de género
La comunidad LGBTIQ+ está formada por personas lesbianas, gays, bisexuales, transgénero, transexuales, travestis, intersexuales y queer. Muchas de ellas sufren discriminación y violencia, son perseguidas, encarcelas e incluso asesinadas por cuestiones relacionadas con la identidad de género y su orientación sexual.
En ciertos países, las relaciones entre personas del mismo sexo están perseguidas y penalizadas, a veces hasta con la pena de muerte. Muchas personas LGBTIQ+ se ven obligadas a huir de sus países y buscar protección como refugiadas.
Ya sea durante el proceso migratorio como una vez instaladas en los países de acogida, muchas de estas personas se ven afectadas por la discriminación, el estigma y los abusos, según la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR).
En el punto de mira
Cada vez más gobiernos a nivel mundial defienden los derechos del colectivo LGBTIQ+, pero todavía existen muchos países en los que la homosexualidad está penada con la cárcel o incluso con la muerte.
En 68 de los 193 estados miembros de la Organización de Naciones Unidas (ONU) existen leyes que criminalizan los actos sexuales entre personas del mismo sexo, según el informe Homofobia de Estado 2019, elaborado por la Asociación Internacional de Gays y Lesbianas (ILGA, en sus siglas en inglés).
La mayoría de países que persiguen o prohíben las relaciones homosexuales se sitúan en el continente africano. Algunos de ellos son Argelia, Burundi, Camerún, Chad, Eritrea y Gambia, en los que además el matrimonio homosexual u otros derechos civiles tampoco están reconocidos en la Constitución. En estos casos, las personas homosexuales se encuentran totalmente desprotegidas ante la ley, lo que hace que los abusos y la discriminación queden impunes.
Por lo que respecta a la pena de muerte, se aplica en un total de 6 países de manera efectiva: Nigeria, Somalia, Sudán, Arabia Saudita, Irán y Yemen; y se contempla como una posibilidad en otros 5: Mauritania, Afganistán, Catar, Emiratos Árabes Unidos y Pakistán, según el informe de la IGLA actualizado en diciembre de 2019.
Forzados a escapar
Ante esta situación de persecución y desprotección, muchas personas se ven abocadas a huir de sus países para evitar ser encarceladas o asesinadas.
Se convierten así en parte de la población refugiada, que este año ha alcanzado los 79,5 millones de personas, según los últimos datos publicados por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Para evitar situaciones de abuso, muchos de estos refugiados ocultan su orientación sexual o identidad de género durante el proceso migratorio o bien una vez llegan al país de acogida, según ACNUR. Esto dificulta la tarea de organizaciones y asociaciones en defensa de los derechos humanos que pasa, principalmente, por darles sustento y ayudarles a tramitar la petición de asilo.
Activistas en defensa de los derechos LGBTIQ+
Muchas son las asociaciones, colectivos y activistas que luchan por defender los derechos de la comunidad LGBTIQ+ en todo el mundo y desde diferentes perspectivas.
Recientemente fallecía el activista homosexual Larry Kramer, uno de los fundadores de la organización ACT UP en Nueva York (Estados Unidos). Su lucha se centró en la defensa de las personas afectadas por el sida , una enfermedad que debilita las defensas del organismo y que, aunque en la actualidad no tiene cura, puede tratarse con medicación.
Es importante señalar que todas las personas estamos expuestas a contagiarnos del virus que provoca el sida, pero los hombres gais y bisexuales tienen un riesgo más alto de contraerlo, según la Organización Mundial de la Salud (ONU). Este hecho hizo que en la década de los 80 y 90, la sociedad discriminase aún más al colectivo LGBTIQ+ por miedo a la enfermedad.
En el ámbito asociativo, Helem está considerada como una de las organizaciones pioneras en defensa de las personas LGBTIQ+ en el mundo árabe. A finales de los años 90, surgió como un movimiento clandestino, pero en 2014 se constituyó formalmente y hoy trabaja de manera pública con programas y espacios de protección y ayuda. Un ejemplo de cómo se ha dado un cierto progreso en el Líbano respecto a la abertura del debate público sobre libertades, derechos e identidades sexuales.
De hecho, en el documental La cassette migrante (2017), dirigido por Eli Jean Tahchi, se recogen en cintas de audio los testimonios de personas de la comunidad LGBTIQ+ respaldadas por Helem, con el objetivo de enviarlas a Canadá y solicitar el permiso de asilo.
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