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Los peores accidentes nucleares de la historia

De Chernobyl a Fukushima

Las tragedias ocurridas en la antigua URSS o en Japón provocaron miles de muertos y un daño irreparable para la humanidad

Historia de la energía nuclear

Así quedó el cuarto reactor de la central de Chernóbil tras la explosión nuclear

GYI

Si hay una cosa que gobiernos y empresas energéticas tratan de subrayar de forma reiterada cuando se habla de energía nuclear es su seguridad. Esta necesidad de reivindicar que las centrales nucleares no son un peligro viene determinada por el miedo que a día de hoy todavía generan en la ciudadanía.

Ese temor hacia la energía producida mediante el tratamiento de uranio no es infundada. En los últimos 60 años el mundo ha visto como varios accidentes nucleares se llevaban por delante la vida de miles de personas y contaminaban ríos y cultivos, provocando daños que tardarán varias décadas en repararse.

1957

Mayak: el lugar en el que se vertieron residuos radioactivos

Durante la Segunda Guerra Mundial , los Estados Unidos lanzaron dos bombas nucleares sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki. Estos ataques causaron entre 100.000 y 200.000 muertes y provocaron la rendición de Japón, aliado del régimen nazi.

La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) no quería quedarse atrás y puso en marcha un programa de investigación para desarrollar armamento nuclear. Aunque la URSS fue aliada de los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, ambas potencias empezaron a competir para tener más influencia en el mundo tras el conflicto.

Entre el 1945 y el 1948 se construyó la planta de procesamiento de combustible nuclear Mayak, en el más absoluto secreto, para la producción de plutonio, un elemento radiactivo utilizado para fabricar armas nucleares. De hecho, la planta no aparecía en los mapas de la URSS.

En la planta de Mayak ocurrieron varios accidentes. El más grave en setiembre de 1957, cuando un fallo en el sistema de refrigeración en un tanque que almacenaba desechos nucleares provocó una explosión.

La nube radioactiva que se originó se extendió a lo largo de cientos de kilómetros y afectó a cientos de miles de personas. Aunque no hay cifras oficiales, se calcula que doce trabajadores de la central murieron como consecuencia del accidente y otras 200 fallecieron por la radiación. Afectó también a más de 250.000 personas.

El accidente de Mayak sigue siendo uno de los menos conocidos. Se mantuvo en secreto durante décadas y a día de hoy se considera el tercer peor desastre nuclear de la historia. Fue clasificado de nivel 6 de una escala de 7 según la Escala Internacional de Accidentes Nucleares.

El lago Karachai, situado al sur de los montes Urales, a pocos kilómetros de la central nuclear de Mayak, fue utilizado como depósito de desperdicios nucleares, donde se vertía el agua contaminada. La zona se convirtió en un punto con un nivel de radiación tan elevado, que permanecer allí poco más de una hora podía llegar a ser mortal.

1986

Chernóbil: la mayor catástrofe nuclear de la historia

El accidente de una central nuclear más grave y con más víctimas mortales se mantuvo en secreto durante tres días. El abril de 1986 una acumulación de hidrógeno debido a un sobrecalentamiento provocó una explosión en el reactor número 4 de la central nuclear de Chernóbil.

El accidente provocó un incendio que duró diez días y los bomberos que acudieron a apagarlo fueron las primeras víctimas de la radiación, después de los trabajadores que estaban de guardia al entrar en contacto con los restos del material radiactivo que liberó el núcleo del reactor por toda la zona.

La explosión generó mucha más radiación que la liberada por la bomba atómica de Hiroshima y afectó unos 150.000 km2 cuadrados. Un estudio de la Agencia Internacional de la Energía Atómica estima habrá unas 4.000 víctimas mortales relacionadas con el accidente (algunas podrían morir en el futuro debido a los efectos de la radiación) y que unas 600.000 personas se han visto afectadas por la radiación.

Sin embargo, otros estudios sitúan las cifras de muertes a un nivel muy superior (algunos hasta el medio millón) las estimaciones de los diferentes estudios son muy diversas y generan controversia entre la comunidad científica sobre el número total de muertes que se podrían atribuir a la radiación.

Imagen de lo que quedó de la central nuclear de Chernóbil tras la explosión de su cuarto reactor

AP

El sarcófago que se construyó para cubrir el reactor número 4 justo después del accidente fue sustituido por uno nuevo en forma de arco que se inauguró en 2016 y que deberá c ontener la radiación durante los próximos 100 años. Es considerada la mayor estructura móvil nunca antes construida por el ser humano.

Tras el accidente de Chernóbil , la actividad en la central nuclear no se detuvo. La demanda de energía hizo que los otros tres reactores siguieran funcionando durante años y los trabajadores acudían a diario a la zona de la tragedia. No fue hasta finales del año 2000 que se decretó el cierre definitivo.

2011

Fukushima: el temblor que acabó con las nucleares en Japón

La catástrofe nuclear más reciente es la de Fukushima ocurrida en 2011. Un terremoto de magnitud 9 en la escala de Richter sacudió toda la región provocando que los tres reactores que estaban funcionando se apagaran automáticamente. El suministro eléctrico comenzó a fallar y poco minutos después, un enorme tsunami de 14 metros de altura provocado por el mismo terremoto alcanzó la central.

Los motores diesel que habían comenzado a funcionar por la pérdida del suministro eléctrico se vieron afectados por el agua salada que inundó las instalaciones de la central. Al poco tiempo empezaron a fallar los sistemas y se perdió el control sobre la central y sus seis reactores.

A partir de ese momento se registraron varias explosiones de hidrógeno que provocaron la liberación de material radioactivo. La mayoría de los radioisótopos que se emitieron fueron empujados por el viento hacia el océano Pacífico, donde también se vertió agua contaminada de los reactores.

Unos operarios de la central nipona de Fukushima

Efe / Efe

Como consecuencia de la catástrofe y tras el trauma que vivió el país por los bombardeos nucleares de la Segunda Guerra Mundial, Japón decidió acabar con las centrales nucleares de forma drástica. En menos de dos años el país abandonó la producción de energía nuclear, que era responsable del 30% de la producción eléctrica del país.

Eso les llevó a importar combustibles fósiles para abastecer de electricidad todos los hogares, lo que acabó repercutiendo en un aumento del precio de la electricidad que en algunas regiones llegó a ser de más del 30%.

No se atribuyó ninguna muerte directa de la catástrofe de Fukushima, aunque se ha confirmado una muerte por cáncer vinculada al accidente y podría haber más en el futuro, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Sin embargo, el proceso de reubicación de las personas para protegerlas de la radiación causó un aumento de la mortalidad entre los más mayores y también aumentó los casos de enfermedades mentales. Según un estudio del IZA Institute of Labor Economics, el aumento del precio de la electricidad podría haber provocado que más de 1.200 personas muriesen de frío entre 2011 y 2014.

La catástrofe de Fukushima y la de Chernóbil son las únicas clasificadas de nivel siete, el máximo de la Escala Internacional de Accidentes Nucleares. La historia de la central ucraniana sigue despertando el interés de miles de personas que cada año viajan a la zona cero de la catástrofe en una extraña modalidad de turismo para pasear por las calles vacías y los edificios abandonados, pisando un suelo que todavía emana radiación.

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