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Trastornos del Espectro Autista (TEA)
El Día Mundial de la Concienciación sobre el Autismo busca derribar estereotipos y conseguir la inclusión total de las personas con autismo
El 2 de abril se celebra el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, una jornada para sensibilizar sobre este trastorno que afecta la capacidad de las personas para comunicarse e interactuar con los demás.
Los Trastornos del Espectro Autista (TEA) son un tipo de trastornos neurobiológicos, eso significa que el origen está en el cerebro y las conexiones neuronales.
En nuestro cerebro hay miles de millones de neuronas y billones de conexiones entre ellas. En el caso de los TEA, se cree que algunas alteraciones genéticas pueden provocar que estas conexiones fallen, lo que repercute en el comportamiento de la persona afectada.
Sin embargo, existen diferentes tipos de trastornos autistas, que influyen de forma distinta en su capacidad intelectual y sus habilidades sociales. Algunas de las formas más conocidas son el autismo (síndrome de Kanner) y el síndrome de Asperger.
El objetivo del Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo es dar a conocer estos trastornos para combatir los prejuicios y la discriminación que afectan a las personas con autismo y conseguir su plena inclusión en sociedad.
Se calcula que 1 de cada 160 niños tiene un TEA, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Es difícil saber cuántas personas en el mundo tienen algún trastorno autista, ya que no todos los países disponen de recursos para detectarlo, pero algunas asociaciones hablan del 1% de la población mundial (más de 70 millones de personas).
Diferentes grados de autismo
Los síntomas del autismo pueden dividirse en dos grandes grupos: las dificultades a la hora de comunicarse y relacionarse con otras personas, y la repetición de conductas, actividades o intereses, a menudo de forma obsesiva.
Los trastornos del espectro autista se manifiestan en los tres primeros años de vida y duran toda la vida. Aunque no existe una cura, los expertos señalan que una detección precoz puede ayudar a tratar los síntomas y mejorar la calidad de vida.
Algunos ejemplos de comportamiento autista son: no mostrar interés por el entorno o las personas alrededor, no establecer contacto visual, no expresar emociones a nivel facial, evitar el contacto físico, tener un lenguaje limitado y literal (no entienden las bromas o juegos de palabras)…
Aun así, existen diferentes grados de TEA y las capacidades y síntomas pueden variar mucho en cada caso.
En los casos más graves, la falta de comunicación verbal es permanente y las personas afectadas pueden no llegar a comunicarse nunca con otras personas. En cambio, en los casos más leves, el autismo puede confundirse con la timidez o la falta de atención.
Por otro lado, los afectados por el síndrome de Asperger tienen una gran inteligencia, una capacidad increíble para memorizar y suelen obsesionarse con los campos de estudio que les interesan: matemáticas, física, música…
Combatir los prejuicios
Los médicos y científicos saben todavía muy poco sobre los TEA, su origen y cómo tratarlos. De hecho, los criterios para clasificar estos trastornos varían cada año en función de los descubrimientos que se van realizando en estudios, investigaciones en laboratorios, nuevas terapias…
Este desconocimiento refuerza algunos estereotipos sobre las personas con autismo, como por ejemplo que no tienen sentimientos (sí que se emocionan, pero lo muestran de forma diferente) o que son personas poco sociables (lo que sucede es que su percepción de la realidad y las relaciones sociales es diferente).
Leer, informarse y hablar con personas que sufren algún trastorno del espectro autista puede ayudarnos a desmontar prejuicios y conocer realidades muy distintas. Las personas con autismo también pueden estudiar, trabajar, casarse y tener hijos…
Al mismo tiempo, debemos ser conscientes de la importancia del lenguaje a la hora de perpetuar estereotipos y evitar el uso de la palabra autismo o autista de forma negativa o para insultar.