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La desigualdad, el reto de Sudáfrica

Elecciones en Sudáfrica

La pobreza y las desigualdades entre blancos y negros siguen afectando a una parte importante de la población sudafricana

Voluntarios colocan carteles electorales del actual presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, candidato del Congreso Nacional Africano (CNA), el partido del expresidente Nelson Mandela.

Nic Bothma / EFE

El 8 de mayo se celebran elecciones generales en Sudáfrica, uno de los países más ricos de África y, al mismo tiempo, un país marcado por las desigualdades sociales entre blancos y negros.

La desigualdad racial en Sudáfrica empieza con la llegada de los primeros colonos de Europa en el siglo XVII. Los europeos se impusieron a la población autóctona con sus armas y ocuparon el poder durante siglos.

A mediados del siglo XX, la población negra empezó a reclamar los mismos derechos que los blancos. Para poner fin a las protestas, en 1948 el gobierno sudafricano (formado por blancos) legalizó el ‘apartheid’, un sistema de segregación racial que legalizaba el racismo y las desigualdades entre blancos y negros.

Este sistema se aplicó hasta abril de 1994, cuando el abogado y activista Nelson Mandela ganó las primeras elecciones democráticas en las que pudieron participar todos los sudafricanos, incluida la población negra.

El actual presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, pertenece al Congreso Nacional Africano (CNA), el partido con el que Mandela ganó las elecciones. No obstante, el CNA se encuentra sumido en una grave crisis debido a los múltiples casos de corrupción que afectan a sus miembros.

Nelson Mandela se convirtió presidente después de pasar 27 años en prisión por defender los derechos de los negros en Sudáfrica.

Noel Klomfass / EFE

Riqueza mal repartida

Veinte años después de la eliminación de la última ley del apartheid, la población sudafricana sigue padeciendo profundas desigualdades relacionadas con los derechos económicos, sociales y culturales.

Sudáfrica es uno de los países más ricos del continente africano, pero esa riqueza no se distribuye por igual entre la población. Muchas de las empresas son propiedad de descendientes europeos, por lo que no redistribuyen los beneficios en el país.

Por otro lado, la corrupción está muy extendida y es uno de los principales problemas que afecta a instituciones y gobierno. Las protestas contra los políticos son generalizadas y la tensión social ha aumentado hasta provocar la dimisión del presidente Jacob Zuma en 2018.

El sucesor de Zuma fue Cyril Ramaphosa. Sin embargo, a pesar de aumentar el gasto público en sanidad, educación y servicios básicos, el país sigue sin reducir la pobreza y la desigualdad.

Según estadísticas oficiales, la mitad de la población sudafricana vive en la pobreza, y la mayoría son personas negras.

Una imagen de personas sintecho en Pretoria, la sede del poder ejecutivo en Sudáfrica.

Kim Ludbrook / EFE

Diferencias raciales

Décadas después del fin del apartheid, la mayoría de empresas sigue en manos de los blancos. En la práctica, el dinero se traduce en poder, calidad de vida y capacidad de adquisición, algo de lo que carece la mayoría de la población negra,

Cuando Mandela se convirtió en presidente trabajó por la reconciliación entre blancos y negros, para que juntos pudieran construir una sociedad más justa.

Sin embargo, en lugar de alcanzar una igualdad real, lo que existe es una calma tensa. Las distintas razas de Sudáfrica viven juntas pero sin mezclarse. Como ya dijo Mandela en su momento: “Pasarán muchos años para superar los efectos de estas leyes racistas”.

Un grupo de sudafricanos negros ocupa un vagón de tren reservado para blancos como forma de protesta contra el apartheid en 1952. (AFP)

- / AFP

Nuevas elecciones para mejorar el futuro

Casi 27 millones de personas podrán participar en los comicios del 8 de mayo. Estas elecciones servirán para comprobar si los sudafricanos siguen confiando en el Congreso Nacional Africano (CNA), el partido de Mandela.

Es muy probable que el CNA vuelva a ganar los comicios. Después de todo, representa a la población negra y sus dirigentes presionaron a Jacob Zuma para que dimitiera ante los escándalos de corrupción.

Sin embargo, el CNA deberá recuperar la popularidad y hacer grandes cambios para acabar con la pobreza y asegurar un reparto justo de la riqueza. La revista TIME mostraba en portada esta desigualdad social y económica en dos barrios de Johannesburgo, separados tan solo por una carretera.

El CNA domina todo el territorio sudafricano, excepto en Western Cape, una provincia de Ciudad del Cabo donde gobierna la Democrática Alianza (DA), un partido multirracial.

El Congreso Nacional Africano (CNA), la Alianza Democrática (AD) y Los Combatientes por la Libertad Económica (EFF) buscarán conseguir la victoria en las urnas en el día de mañana.

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