#1000Motivos
Día Internacional de la Mujer
Las mujeres siguen siendo discriminadas en ámbitos muy diversos como el trabajo, la política, la cultura o la sociedad
Las desigualdades entre hombres y mujeres siguen existiendo en muchos ámbitos de nuestra vida.
Hace un siglo, el objetivo principal del movimiento feminista era conseguir la igualdad de condiciones laborales entre trabajadores y trabajadoras. Ese fue el motivo de las primeras manifestaciones y el origen del 8 de marzo.
La conquista de los derechos laborales dio paso a otro tipo de reivindicaciones, como el derecho a votar de las mujeres. Nueva Zelanda fue el primer país en aprobar el sufragio femenino en 1893, mientras que el resto de países fueron aprobando este derecho fundamental a lo largo del siglo XX.
A partir de entonces, la mujeres fueron conquistando otros derechos: estudiar en las universidades, trabajar y emanciparse sin necesitar el permiso del padre o del marido, presentarse como candidatas a unas elecciones…
Sin embargo, las mujeres siguen siendo minoría en ámbitos tan importantes como el gobierno, el deporte o la investigación científica. Existen #1000Motivos para seguir reivindicando los derechos de las mujeres.
¿Mujeres en el poder?
Muchos gobiernos trabajan para promulgar leyes que reduzcan las desigualdades entre hombres y mujeres. No obstante, en la práctica, esos cambios tardan mucho en hacerse visibles.
Según datos de ONU Mujeres, la Agencia de Naciones Unidas que trabaja para promover la igualdad de género, si juntáramos todos los parlamentos del mundo tan solo 1 de cada 4 diputados sería una mujer (el 24%).
La proporción de mujeres en política disminuye a medida que aumenta la responsabilidad. Solo un 18% de los ministerios están ocupados por mujeres. En el mundo hay cerca de 200 países, pero solo hay 11 mujeres jefas de Estado y 10 jefas de gobierno.
La falta de mujeres en los órganos de gobierno supone un obstáculo para que se aprueben leyes más igualitarias. Por ejemplo, para promover la igualdad salarial, alargar la baja de maternidad, proteger a las víctimas de violencia de género, etc.
El deporte (también) es cosa de chicas
Hoy en día, cada vez más chicas practican deporte, forman parte de un equipo y participan en competiciones deportivas. Sin embargo, el mundo del deporte sigue siendo uno de los ámbitos con mayor desigualdad de género.
Por un lado, está la diferencia salarial entre atletas masculinos y femeninos. Por el otro, las competiciones femeninas cuentan con menos recursos, menos patrocinadores y menor difusión en los medios de comunicación.
Es un pez que se muerde la cola porque, cuanto menor sea la presencia del deporte femenino en sociedad, más difícil será normalizarlo.
Al mismo tiempo, el deporte es una herramienta muy útil para difundir valores como la igualdad de género y el respeto hacia las mujeres.
Por eso es importante denunciar el trato machista o discriminatorio que reciben muchas jugadoras por el simple hecho de ser mujeres. Como deportistas, merecen ser valoradas por sus logros profesionales.
Chicas y mujeres científicas
Durante siglos, las mujeres han estado apartadas del conocimiento. Era una manera de asegurarse de que no pensaran por su cuenta, evitando así el pensamiento crítico y que cuestionaran las relaciones de poder.
La falta de acceso a una educación sigue afectando más a las niñas que a los niños, sobre todo en las zonas más desfavorecidas. En cambio, en los países desarrollados, la desigualdad se refleja en los estudios científicos.
Seguro que podemos mencionar muchos nombres de mujeres modelos, influencers, actrices o cantantes, antes que mujeres matemáticas, ingenieras o politólogas.
Las mujeres científicas o investigadoras suelen quedar relegadas a un segundo plano y sus descubrimientos suelen pasar desapercibidos. Como Donna Strickland, una de las últimas ganadoras del Premio Nobel de Física 2018.
Según datos de la UNESCO, menos del 30% de los investigadores son mujeres. Por eso se han creado iniciativas como el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, para impulsar su participación y reducir la desigualdad de género en el ámbito científico.
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