Revolución en femenino
8 de marzo
Mujeres de todo el mundo se preparan para celebrar la jornada del 8 de marzo como una reivindicación por sus derechos
Cada vez más personas –y no solo mujeres– toman conciencia sobre las desigualdades entre hombres y mujeres en diferentes ámbitos de nuestra vida diaria.
Las mujeres cobran menos que los hombres por hacer el mismo trabajo, hay muchos más hombres que mujeres en política, la mayoría de víctimas de la pobreza y la falta de acceso a la educación son mujeres…
Por eso, el 8 de marzo millones de personas salen a las calles en todo el mundo para conmemorar el Día Internacional de la Mujer. En 2018 la movilización fue histórica y se espera que este año vuelva a repetirse.
El 8-M es una jornada para dar visibilidad a la situación de la mujer, romper estereotipos de género e impulsar el cambio hacia una sociedad más justa e igualitaria.
Menos derechos para la mitad del planeta
Las mujeres representan la mitad de la población mundial. Más de 3.600 millones de niñas, chicas, mujeres y ancianas que viven en condiciones muy distintas según el país, la ciudad o la zona en la que se encuentren.
Sin embargo, la desigualdad de género afecta a todas las mujeres, sobre todo en las regiones más desfavorecidas.
En las zonas con menos recursos, las familias priorizan la educación de los hijos y mantienen a las hijas en casa para ocuparse de la familia y las tareas del hogar. Por eso, más de la mitad de los menores que no van a la escuela son niñas.
Esto tiene repercusiones en el futuro. Se calcula que hay unos 875 millones de personas adultas analfabetas, de las cuales dos terceras partes son mujeres.
La falta de educación limita las posibilidades de estas niñas. Sin una educación básica no podrán acceder a estudios superiores y conseguir empleos mejor remunerados. Además, el acceso a una educación no solo sirve para encontrar un trabajo, sino para desarrollar una actitud crítica y ser más independientes.
Si las niñas, chicas y mujeres tuvieran las mismas oportunidades que los hombres, la economía mundial crecería y la situación de igualdad reduciría los conflictos sociales.
Por todos estos motivos, la igualdad de género es uno de los principales Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.
Basta de impunidad
Históricamente, las mujeres han estado sometidas a la voluntad de los hombres por motivos culturales, religiosos o incluso por ley.
Esta situación empezó a cambiar a principios del siglo XX, con las primeras manifestaciones y huelgas de mujeres trabajadoras. Gracias a ellas, hoy en día las mujeres pueden votar, estudiar o trabajar sin tener que pedir permiso a un hombre.
Lamentablemente, a menudo las leyes no son suficientes cuando se trata de proteger a las mujeres contra los abusos, la discriminación y la violación de sus derechos.
La violencia de género es uno de los problemas más graves que afecta a mujeres de todos los países, culturas y origen social. Esta violencia se manifiesta de diferentes formas: agresiones físicas, abusos sexuales, aislamiento social de la víctimas…
Y no sucede únicamente en los países más pobres. El escándalo de abusos sexuales en Hollywood y la campaña del #MeToo demuestran que no es una cuestión económica.
Para prevenir la violencia de género es fundamental educar a los niños y las niñas en la igualdad, para eliminar los estereotipos y roles de género que sitúan a las mujeres en una posición de inferioridad.
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