Los monstruos de Guillermo del Toro
Los personajes fantásticos que el director mexicano soñaba desde niño han protagonizado muchas de sus películas
Cada niño tiene sus monstruos particulares. Seres fantásticos que les asustan por la noche y, a medida que crecen, la madurez llega y los guarda en el armario.
Pero hubo un niño que hizo un pacto con los monstruos de su habitación y luego los convirtió en inspiración para sus películas.
Ese niño, que ahora ya es un adulto, es el director mexicano Guillermo del Toro. Él es el creador de películas fantásticas como el Laberinto del Fauno y La forma del agua, que este año ganó el Globo de Oro a Mejor película y está nominada a la misma categoría en los premios Oscar.
“Hice un trato con los monstruos de mi habitación para que me dejaran ir al baño”, bromeó una vez. Esas criaturas fantásticas, surgidas de su gran imaginación, le han acompañado toda su vida.
De Guadalajara a Hollywood
Guillermo del Toro nació en la ciudad mexicana de Guadalajara. En el instituto descubrió una de sus asignaturas favoritas: la biología. Le interesaba muchísimo conocer el cuerpo de los animales y la enorme diversidad de formas que pueden adoptar, algo que se refleja en las criaturas fantásticas de sus películas.
A los 14 años consiguió su primer trabajo: se ofreció como voluntario en una clínica mental. Guillermo se interesaba por las personas poco comunes que guardaban todo un mundo en su interior ... un poco como él mismo.
Al terminar la secundaria decidió estudiar cine, una carrera con la que podía experimentar con varios roles como dirección, guion, producción, maquillaje… disciplinas todas que le servirían para sus futuros proyectos.
Posteriormente entró a trabajar en La hora marcada, una serie de televisión que retransmitía historias de terror, fantasía y ciencia ficción. Allí conoció a tres jóvenes que se convertirían en sus compañeros de profesión: El Chivo (Alejandro Lubezki), El Negro (Alejandro Iñárritu) y Alfonso Cuarón.
Los cuatro decidieron dar el salto a Hollywood para probar suerte en la meca del cine. Y no les fue nada mal: Lubezki ha escrito y dirigido numerosos curtos y documentales, Cuarón ganó el Oscar a mejor director por Gravity (2014) y Alejandro Iñárritu consiguió dos por Birdman (2015) y El renacido (2016).
La fantasía llena la gran pantalla
Guillermo se decantó por el cine de género fantástico. Se llevó a sus monstruos en la maleta y decidió compartirlos con el mundo a través de sus historias.
Comenzó con la película Cronos, una propuesta enteramente dedicada al cómic, y le siguieron El Espinazo del diablo, Blade II y Hellboy. Pero el reconocimiento internacional le llegó con ‘El laberinto del fauno’, escrita, dirigida y producida por él.
Gracias a esta película, inspirada en la época de la postguerra española, fue nominado a los premios de la Academia, los premios BAFTA y en el Festival de Cannes.
Este año, se ha dedicado a promocionar su última obra: La forma del agua, con la que ya ha ganado numerosos premios (como el Globo de Oro y el BAFTA a Mejor Director) y ha conseguido nada menos que 13 nominaciones a los Oscars.
No obstante, no siempre ha sido fácil. Del Toro asegura que ha vivido momentos difíciles que incluyen muchos proyectos suspendidos o cancelados, además de una pausa en su carrera profesional para repensar hacia dónde encaminar su carrera.
Por ejemplo, el director mexicano ha confesado que ha dedicado los últimos dos años a desarrollar una idea que todavía no ha podido resolver. Y, a pesar de los elogios y los premios por La forma del agua, no espera que eso cambie porque los altibajos son comunes en la industria del cine.
Arriba o abajo, Del Toro ha aportado una visión única al cine contemporáneo, una muestra de lo que la fantasía con un toque de terror puede lograr.
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