El acuerdo entre Europa y Turquía: una solución a medias
La Unión Europea y el gobierno turco llegaron a un acuerdo para que Turquía acoja refugiados de paso hacia Europa
La llegada a Europa de personas que huían de conflictos en el Próximo Oriente, sobretodo de Siria, se intensificó a partir del año 2014. Países como Italia y Grecia se vieron desbordados por la avalancha de llegadas y por eso pidieron ayuda al resto de países europeos.
La Unión Europea (UE) decidió tomar medidas para ayudar a países como Italia, Grecia y Hungría a gestionar esta crisis. En primer lugar, se estableció un sistema de cuotas de realojo, que asignaban un número de desplazados a cada país.
Inicialmente se optó por repartir a 160.000 refugiados en países europeos, distribuyéndolos proporcionalmente en función de una serie de criterios como la población o el índice de paro.
Esta medida ha resultado un fracaso: algunos países se han rebelado y se han negado a acoger refugiados. Algunos estados, como Hungría, no quieren aceptar ni uno.
El acuerdo con Turquía
Ante la incapacidad de gestionar esta llegada masiva de personas, a partir del 2016 se optó por cambiar de estrategia: ya no se trataba de repartir a esas personas por toda la UE, sino de frenar su llegada.
Para hacerlo era necesaria la colaboración de Turquía, un país que se encuentra entre Grecia y Siria que ya ha acogido a más de dos millones y medio de refugiados. La Unión Europea firmó un acuerdo con Turquía para frenar la llegada de más refugiados a Europa.
El acuerdo permitía a la UE retornar a una persona en situación irregular (sin asilo) a Turquía, a cambio de aceptar a alguien con el estatus de refugiado (con asilo) reconocido en Turquía. Además, Bruselas daba 3.000 millones de euros a Turquía para invertir en el bienestar de los refugiados en su territorio.
Este acuerdo con Turquía fue muy criticado por las organizaciones humanitarias, que acusaron a Europa de rehuir su responsabilidad hacia los refugiados.
En el fondo, el objetivo del acuerdo es disuadir a las personas de que vengan a buscar refugio a Europa. Porque ¿qué sentido tiene esforzarse para llegar a las costas europeas si sabes que te van a deportar?
De ese modo, desde el año pasado la llegada de personas desplazadas se ha reducido.
Las voces más críticas consideran una vergüenza que la Unión Europea y sus estados, que defienden los derechos humanos como uno de sus valores fundamentales, no hayan dado mejor respuesta a las personas refugiadas.
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