La crisis de los refugiados en Europa, una situación de emergencia
Los países europeos no han sabido reaccionar ante la llegada de centenares de miles de migrantes
Desde 2014, cerca de un millón y medio de personas han llegado a las costas de Europa procedentes de países de Oriente Medio.
Algunas personas huyen de la pobreza y los conflictos sociales, pero la gran mayoría proceden de Siria, un país que se encuentra sumido en una durísima guerra civil desde 2011.
Estos migrantes atraviesan Turquía y el mar Mediterráneo en condiciones muy duras y llenas de riesgos: cruzan el mar que separa las costas africanas y asiáticas de las europeas en barcas frágiles y botes hinchables, o hacen el recorrido a pie pasando mucho frío. Algunos mueren por el camino.
Como la mayoría de estas personas huyen de la guerra en Siria, se considera justificado que pidan asilo internacional y se conviertan en refugiados. Por eso, esta llegada masiva de desplazados se denomina ola de refugiados.
La dificultad de conseguir asilo
La mayoría de estos migrantes han entrado a través de Italia y Grecia, dos países considerados “puertas de Europa” por su situación geográfica.
Cuando llegan, los migrantes tienen la posibilidad de pedir asilo: un estatus que los reconoce como personas amenazadas en sus países de origen y, por tanto, se les reconoce como refugiados y se les otorga el derecho a vivir en Europa.
El asilo es un trámite largo y muchos no lo consiguen. Eso significa que Italia y Grecia deben acoger a un gran número de personas que esperan para saber si pueden quedarse en Europa y que no saben adónde cuando se les deniega el asilo.
Por eso han proliferado los campos de refugiados, instalaciones con condiciones muy precarias donde permanecen estas personas.
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