Un profesor no se digitaliza de la noche a la mañana
Nuevos hábitos
La revolución tecnológica tras el paso de la COVID-19 es imparable, y uno de los retos pendientes es formar al profesorado
Nadie esperaba que una pandemia fuera la protagonista del paso a la digitalización total de la sociedad. El cambio del papel a la pantalla se ha ido instaurando progresivamente en nuestros hábitos durante los últimos años, pero no fue hasta el pasado mes de marzo que no dimos el empujón final.
La apresurada digitalización puso patas arriba los programas de enseñanza presenciales y, tanto escuelas como universidades se vieron obligadas a adaptarse a esta situación. Se trata, sin duda, de una realidad que ha venido para quedarse, y muchos de los procesos que hemos adoptado durante estos últimos meses, van a formar parte de nuestra vida cuotidiana en el futuro.
En este sentido, el presidente de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), Rafael Puyol, cuenta a La Vanguardia que, durante este proceso de digitalización, hemos de tener en cuenta tres grandes retos, uno de los cuales implica directamente al profesorado.
De la digitalización
Los tres grandes retos
En primer lugar, este cambio no debe crear diferencias entre los alumnos, que, en su mayoría, recibieron las nuevas herramientas con normalidad, dado que son nativos digitales y están perfectamente familiarizados con estas. Sin embargo, no todos cuentan con estos instrumentos novedosos para seguir la actividad académica, y el catedrático advierte que pueden sentirse “marginados” y, que el profesorado ha de “evitar a toda costa” estas situaciones.
Evitar la desigualdad con los alumnos que no tienen instrumentos digitales
Otro gran reto es que las instituciones inviertan en digitalización, pero supone un coste muy elevado. Puyol recomienda algunas soluciones para reducir este alto presupuesto como: aliarse entre universidades para establecer plataformas de uso conjunto; pedir ayuda a las grandes empresas tecnológicas; o contar con el soporte del Estado o de la Unión Europea. De hecho, Europa está apostando mucho por la digitalización, y los fondos que están a punto de llegar tienen este objetivo en su lista de prioridades.
Digitalizar las instituciones con el apoyo de grandes empresas tecnológicas, o ayudas del la UE y del Estado
Y, en tercer lugar, el reto más importante: formar al profesorado. La inmensa mayoría de la enseñanza que se desarrollaba en España hasta ahora era presencial, por lo que los maestros no están acostumbrados a este tipo de sesiones digitales. “Un profesor no se digitaliza de la noche a la mañana”, dice el catedrático, e insiste en la importancia de proporcionar las herramientas a estos profesionales para que puedan desempañar esa función tecnológica de “manera razonable”.
Formar al profesorado para que esté a la altura de alumnos “nativos digitales”
En este sentido, Puyol cree que las universidades nativas digitales tienen una cierta “obligación moral” de poner su expertise al servicio de las universidades que no lo son, para que su profesorado pueda adquirir las competencias necesarias para formar desde casa con calidad tecnológica.
Desde UNIR han lanzado un curso para profesores de las universidades públicas españolas, en el que se instruyen los rudimentos de la enseñanza digital.