La inmigración está teniendo un efecto rejuvenecedor sobre la sociedad catalana. El 63,4% de los casi dos millones de personas nacidas en el extranjero que había censadas en Catalunya el año pasado no llegaba a los 45 años. Por contra, más de la mitad de la población autóctona (entendiendo como tal la nacida en España) supera esa edad.
Andreu Domingo, subdirector del Centre d’Estudis Demogràfics (CED-UAB), ofrece otra referencia numérica que constata esta realidad: la media de edad de la población catalana son 43,53 años, un año y pico menos de la que tendría si solo se contabilizaran los residentes nacidos en España (44,67), puesto la media de los nacidos en el extranjero no llega a los 40 (39,89 años).
La estructura de la pirámide de esta población inmigrada por edades corrobora esa mayor juventud: el 86% de los nacidos en otro país se encuentran entre los 16 y los 64 años, es decir, en edad laboral. En el caso de la población autóctona, sólo el 59%. De hecho, más del 31% de la población de Catalunya en edad de trabajar ha nacido fuera de España.
En esta línea, el último informe publicado por el Observatorio de la Vulnerabilidad y el Empleo de la Fundación Adecco con motivo del día Internacional de la Mujer indica que el número de mujeres migrantes en edad de trabajar ha crecido un 49% en Catalunya en la última década, mientras que el de españolas lo ha hecho un 1%.
“La población femenina española en edad laboral y residente en Catalunya ha aumentado en 20.122 personas en el último decenio, mientras que la de origen extranjero lo ha hecho en 184.736”, dicen sus autores, que advierten que si las extranjeras abandonaran el mercado laboral, el número de ocupadas en la economía catalana se reduciría en 301.200 y quedaría en 1.450.500. “Incluso si todas las desempleadas de nacionalidad española ocuparan esas vacantes quedarían sin cubrir 154.725 puestos de trabajo”, alertan.
Sin extranjeras, incluso incorporando a todas las desempleadas nacionales quedarían más de 150.000 empleos sin cubrir en Catalunya
Domingo explica que “los migrantes llegan fundamentalmente a edades jóvenes para incorporarse como población activa, y eso tiene un efecto de freno en el envejecimiento” interno natural de la sociedad.
A ello se suma otro efecto complementario: aumentan el número de nacimientos, circunstancia que también contribuye a rejuvenecer la población catalana. “Según los últimos datos disponibles, del censo de 2021, el 40% de la población infantil de Catalunya (entre 0 y 4 años) tenía al menos un progenitor nacido en el extranjero”, apunta el subdirector del CED.
El 40% de la población entre 0 y 4 años tiene un progenitor nacido en el extranjero
Progenitores al margen, más del 11% de los niños y adolescentes que viven en Catalunya (0-15 años) son inmigrados, han nacido en otro país. En cambio, sólo lo son el 8,4% del millón y medio de personas mayores de 65 años que viven en Catalunya.
En todo caso, Domingo enfatiza que donde más se aprecia la aportación de la inmigración es en la franja de edad que coincide con la generación millennial porque es una de las denominadas generaciones vacías, de pocos individuos. Según el censo de 2024, en Catalunya había un total de 1.618.289 personas entre los 30 y los 44 años y el 42% de ellos había nacido fuera de España.

Más del 11% de los niños y adolescentes que viven en Catalunya han nacido en otro país
Claro que una parte de significativa de esos inmigrantes ya ha adquirido la nacionalidad española y, por tanto, el peso de los extranjeros sobre la población millennial es significativamente inferior: del 31,6%. De hecho, mientras que a 1 de enero de 2024 Catalunya tenía más de 1,9 millones de residentes nacidos en otro país, la cifra de extranjeros era de 1,44 millones.
El subdirector del CED apunta que son los inmigrantes latinoamericanos quienes primero desaparecen de la estadística de extranjeros porque pueden acceder a la nacionalidad española acreditando dos años de residencia en lugar de los diez exigidos con carácter general.
Las comunidades extranjeras más numerosas
De ahí que aunque la población extranjera de Catalunya sea muy heterogénea en cuanto a origen (hay más de 180 nacionalidades), la comunidad más numerosa sea ahora mismo la marroquí, con 241.179 residentes, el 16,7% de los extranjeros. Le siguen, pero a gran distancia, la comunidad colombiana (94.196 residentes, el 6,5% de la población extranjera tras el crecimiento registrado en los últimos años) y la italiana (86.822, el 6% del total).
La población marroquí, que es la más numerosa en 30 comarcas, tiene un peso especialmente destacado en la Anoia, el Alt Penedés y el Bages, donde supone casi el 40% de los extranjeros censados. En cambio, son poco más del 5% en comarcas como la Terra Alta o el Barcelonès. Se trata de una comunidad con una mayor proporción de hombres que de mujeres (6 por cada 4) y una alta presencia de niños y jóvenes, puesto que el 18% de los marroquíes censados tienen menos de 16 años.
Por contra, entre los inmigrantes colombianos -que son la primera nacionalidad en la Cerdanya y el Alt Urgell-, la proporción de mujeres es superior a la de hombres y el 84% de todos ellos son adultos en edad de trabajar. En el caso de los italianos, que se concentran sobre todo en el Barcelonès y el Garraf, se trata sobre todo de adultos jóvenes, de entre 30 y 45 años.
Con todo, la comarca catalana donde más peso tiene la población extranjera (casi el 30%) es la Segarra, y allí las dos comunidades más numerosas son la rumana y la ucraniana. Las otras comarcas con más de un 20% de población extranjera son el Alt Empordà (25,9%), el Barcelonès (23,9%), el Pla d’Urgell (22%) y la Selva (22%). Por contra, los extranjeros apenas suponen el 10% del censo del Lluçanès, el Moianès y el Vallès Oriental.
Y según los datos del Idescat, ya hay un municipio en Catalunya donde más de la mitad de la población es foránea: Guissona, donde los extranjeros suponen el 51,6% del censo. Se le acerca Castelló d’Empúries, con el 45,2% y La Portella (40,4%).