“Camarero, me llevo a casa lo que sobra”
En Catalunya, el comensal tiene derecho a llevarse la comida sobrante a casa sin coste adicional
Jordi Castán, propietario del restaurante Casta Amàlia, cerca del mercat de la Concepció de Barcelona
En los últimos tiempos se ha hecho habitual que los clientes de restaurantes soliciten al camarero que les envuelva la comida sobrante que ha quedado en el plato para llevársela a casa. ¿Éste un derecho del consumidor?, ¿tiene un coste adicional en envase?
La situación está clara en Catalunya. La Llei de Prevenció de les Pèrdues i el Malbaratament Alimentaris establece que el sector de la restauración y la hostelería deben facilitar al consumidor la posibilidad de llevarse, sin coste adicional, los alimentos sobrantes que no hayan sido consumidos. También dice que deben informar de esta posibilidad de forma clara, preferentemente en la carta o en el menú. Y con esta finalidad, se han de usar envases aptos para alimentos que sean reutilitzables, compostables o fácilmente reciclables.
No constan quejas, denuncias o reclamaciones por incumplimientos de la obligación de garantizar este derecho
La Agència Catalana del Consum señala que no constan quejas, denuncias o reclamaciones por incumplimientos de la obligación de garantizar este derecho. Consum lleva a cabo actuaciones de control en los establecimientos para garantizar que se cumplen los requisitos obligatorios, entre los que se encuentra facilitar a los consumidores que puedan llevarse la comida sobrante.
Y el 86% de los establecimientos inspeccionados en Catalunya –según la última campaña– disponía de envases para trasladar los alimentos no consumidos (aptos para alimentos, reutilizables, compostables o fácilmente reciclables).
Además, el 88% permitía que los consumidores usasen su propia envase para llevar. Además, el 28,5% de los establecimientos inspeccionados informaba en la carta o los menús de la posibilidad de llevarse, sin coste adicional, la comida no consumida.
En los casos en los que la inspección detecta incumplimientos, se da un plazo para introducir las correcciones. Y “en el caso de que los establecimientos no se avengan a introducir las enmiendas necesarias, se puede iniciar un expediente sancionador”, señala Consum.
Diferente es cuando se va comprar comida para llevar
¿Hay contradicción entre lo que dice la ley catalana contra el desperdicio alimentario y lo que marca la ley estatal de Residuos de 2022? Este es un punto que conviene abordar. En Catalunya, el comensal tiene derecho a poder llevarse a casa la comida sobrante sin coste adicional por el envase. Pero una circunstancia diferente es cuando alguien va a un comercio que vende comida o a un restaurante que también la elabora para llevar. En este caso, sí puede cobrar por los envases.
En este caso, la norma estatal establece la obligación de cobrar los envases de plástico de un solo uso y hace referencia específica a que se pueda cobrar por los vasos de bebidas, así como por los recipientes, como cajas para contener comida para ser consumida in situ o fuera del establecimiento o para ser ingerida en el mismo recipiente al estar lista para el consumo inmediato sin ulterior preparación. A partir del 1 de enero de 2023, ya se puede cobrar por la comercialización de estos alimentos para cada uno de los productos de plástico que se entregue al consumidor, diferenciándolo en el ticket de venta.
“Por tanto, los establecimientos de restauración siempre tendrán que disponer de opciones gratuitas, pero exclusivamente cuando se trate de llevarse comida sobrante que, finalmente, no haya sido consumida en su totalidad dentro del establecimiento”, concluyen los técnicos de Consum.
Pedir las sobras ya no está mal visto
Pedir las sobras en el restaurante para llevárselas a casa era antes algo mal visto, pero ahora es un hábito social bastante más asumido. No resta reputación. “Antes era sinónimo de tacañería y ahora se relaciona con un comportamiento más respetuoso con la protección del medio ambiente; es algo bien visto”, según explica Jordi Castán propietario del restaurante Casa Amàlia de Barcelona, cercano al mercado de la Concepció.
En este caso, la comida que sobra y que quiera llevarse el cliente se coloca en un recipiente de material reciclable y se añade una tarjeta, para que “el cliente venga otra vez”, dice Castán, que ha convertido este acto en una acción comercial.
Restaurantes que reducen los desperdicios alimentarios
Para reducir sus desperdicios alimentarios, este restaurante tiene digitalizado todo el proceso, desde el diseño del plato hasta la compra y la elaboración, a través de un programa informático. “Intentamos ser lo más eficientes posible y generar el mínimo de desperdicios”, dice Castán. Siempre quedan, inevitablemente, mermas orgánicas (las hojas de alcachofa, las capas de la cebolla) y para estos casos Castán recurre a la asociación Abono Kilómetro 0 para fabricar compost que se utiliza en huertos urbanos de Barcelona