Ha arrancado esta mañana en Vannes (Francia) el mayor juicio por pederastia celebrado jamás en ese país y, probablemente, en Europa. En el banquillo se sienta Joël Le Scouarnec (74 años), un cirujano jubilado acusado de agredir sexualmente a 299 pacientes, la gran mayoría menores de edad. Muchos violados cuando estaban bajo los efectos de la anestesia, por lo que en su momento no se enteraron de nada.
Un “monstruo” que esta tarde ha reconocido ya parte de los hechos. Aunque no le tocaba declarar –eso será, en principio, este jueves– Joël ha querido tomar por unos minutos la palabra para admitir que ha cometido “actos odiosos”.
Y ha añadido: “Comprendo y comparto el sufrimiento que he podido provocar en cada una de esas personas (…) y ahora soy consciente de que esas heridas son imborrables e irreparables”. El cirujano también asume las consecuencias que sus actos “tendrán para las víctimas toda su vida”.
La edad media de sus víctimas es de 11 años y hay tanto niñas como niños. Esta previsto que este juicio -la pena máxima que podrá imponerse al acusado es de 20 años de cárcel- se prolongue hasta el 6 de junio.
Todo anotado o grabado
Pelicot guardaba vídeos de las violaciones de su mujer; Joël anotaba con todo lujo de detalles sus agresiones en diarios
El caso de este cirujano llega cuando Francia aún vive la resaca del caso Pelictot. Y una similitud entre ambos casos es que tanto Joël como Dominique cometieron el mismo error. El exmarido de Gisele Pelicot guardó los vídeos de las violaciones cometidas por medio centenar de hombres a los que Dominique invitaba a su casa para que violaran a su esposa; Joël tenía anotadas, con todo lujo de detalles, sus agresiones sexuales en una especie de diarios que guardaba en su casa. Ambos parece que disfrutaban visionado o releyendo ese material.
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Los diarios en los que el cirujano anotaba, con lujo de detalles, sus agresiones ya están en la sala de vistas
La primera pregunta en el caso del cirujano, como se planteó también el en caso Pelicot, es cómo nadie advirtió antes lo que pasaba en la consulta de ese médico y en los quirófanos (es experto en aparato digestivo) donde operaba. Y también, en el caso de Joël, porque ese facultativo no fue controlado más de cerca en los diversos centros y hospitales en los que trabajó, tras ser detenido ya en 2004 por tenencia de pornografía infantil.
Los dos últimos “monstruos” juzgados en Francia fueron descubiertos por otros casos ajenos a su principal actividad
Todo se destapó -aquí también hay similitudes con el caso Pelicot- cuando los padres de una niña de 6 años, vecinos de Joël, denunciaron en 2017 al cirujano por abusar de su hija a través de la valla del jardín que separaba ambas casas. Los gendarmes registraron entonces la casa del médico y encontraron esos diarios donde estaban anotadas, una a una, las casi 300 agresiones sexuales cometidas por ese hombre en los últimos 25 años.
Los vídeos de las violaciones sufridas por Gisele Pelictot, a la que su esposo dormía antes con barbitúricos, fueron descubiertos cuando los gendarmes entraron en la casa de Domique después de que el hombre fuera sorprendido grabando debajo de las faldas de mujeres en un supermercado.
Una vista de 4 meses
Mañana comparece al exmujer de Joël
La audiencia de este lunes, que ha levantado ya una gran expectación mediática, se centrará únicamente en aspectos técnicos. Para mañana martes está previsto que psicólogos y psiquiatras informen sobre la personalidad del acusado. Pero uno de los momentos más esperados, previsto también para este martes, es la comparecencia de la exesposa de Joël, que sostiene no haber sospechado nunca de su esposo, y los tres hijos del matrimonio.
Muchas de las víctimas volverán a verse cara a cara por primera vez con ese médico desde que fueron víctimas de sus agresiones sexuales. Pero eso, si no cambia el guion del juicio, solo pasará cuando les toque declarar, pues durante el resto de las sesiones se ha previsto que esas víctimas sigan las sesiones en una sala anexa a la que estará el cirujano.
La mayoría de víctimas violadas y agredidas sexualmente por Joël se enteraron de lo ocurrido cuando fueron llamados por los gendarmes al estar sus nombres en esos diarios. Gisele supo del infierno vivido cuando vio los vídeos de las violaciones guardados por Dominique en sus dispositivos electrónicos.
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El cirujano francés Joël Le Scouarnec, de 73 años, ya está condenado por otras agresiones sexuales a menores
Joël Le Scouarnec afronta este marcrojuicio desde la cárcel. Fue condenado a 15 años de cárcel en 2020 por la agresión sexual a la niña de 6 años, hija de sus vecinos y la agresión sexual a otras tres menores, dos de ellas sus propias sobrinas. Los actos por los que será ahora juzgado ese médico se perpetraron entre 1989 y 2014 en una decena de hospitales del oeste de Francia.
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La primera sesión de este juicio ha generado, ya esta mañana, una gran expectación mediática
Las audiencias seguirán, en este juicio, el orden cronológico de los hechos denunciados . Los primeros en declarar serán los familiares del acusado, entre ellos su exmujer, que ahora asegura no haber sospechado nunca de la conducta de su esposo, a pesar de esa primera condena de 2004 por pornografía infantil.
Cordones verdes y rojos
La señal para hablar o callar
Este juicio es igual de mediático que el de Dominique Pelicot. Se han acreditado varios centenares de periodistas y la vista ha arrancado también en este caso con manifestaciones en la puerta del juzgado. Otra vez se acusa al sistema de silenciar y proteger a los pederastas. En el caso de este cirujano no entra en la cabeza cómo pudo seguir trabajando con menores tres se detenido dos décadas atrás por tenencia de pornografía infantil. No parece, en el caso de Joël, que la mayoría de víctimas vayan a ser tan “valientes” como Gisele Pelicot, que pidió una vista pública. Pero es comprensible que pidan intimidad. Así que los que llevan un cordón verde dan a entender que quieren hablar con la prensa; los del cordón rojo, no.
Algunas de las víctimas -una se suicidó años atrás al enterarse de lo que le había hecho ese cirujano- han pedido declarar sin público ni prensa en la sala. Así que se han reservado al menos ocho sesiones a puerta cerrada. Otras no tienen problema en que la audiencia sea pública cuando les toque su turno.