¿Has visto ese vídeo?

DÍA DE LA PUBLICIDAD

El contenido en vídeo se ha convertido en ese clásico capaz de conectar con cualquier generación y que siempre funciona, del que contadas marcas o agencias prescinden cuando se trata de crear una estrategia de comunicación. Un valor seguro a partir del que construir narrativas e identidades de marca mientras cumple su papel como punto de contacto con audiencias y ‘targets’ diversos

La IA es ya una realidad que abre las puertas a una nueva forma de crear, y de hacerlo desde el sentido más amplio.

La IA es ya una realidad que abre las puertas a una nueva forma de crear, y de hacerlo desde el sentido más amplio 

Getty Images/iStockphoto

Haciendo un símil con el mundo editorial, si en el último año los contenidos en audio han sido los grandes bestseller –son muchas las marcas que han apostado por este formato y diferentes los estudios que lo identifican como el favorito para consumir contenidos creados por marcas–, podríamos decir sin miedo a equivocarnos, que al mismo tiempo el vídeo ha afianzado aún más su posición como longseller

Porque vivimos en la era del vídeo. A día de hoy vemos más que leemos, ¿quién quiere ya leer y seguir paso a paso una receta de cocina o las instrucciones de unas FAQs para solucionar el mal funcionamiento de su smartphone, cuando simplemente puede ver un tutorial? Una posición predominante del formato audiovisual que se lleva construyendo desde que las televisiones entraron en los hogares y que culminó cuando el smartphone se metió en nuestro bolsillo. Un proceso que el actual ecosistema digital no ha hecho más que acelerar y mutar. Una realidad no exenta de nuevos retos que los profesionales de la comunicación -en todas sus facetas y variantes- ya hemos empezado a afrontar, como es el caso de la irrupción de la IA generativa en los procesos de creación de vídeo. 

Bien usada, la IA nos permite visualizar, ajustar y cambiar elementos antes de iniciar la producción de una pieza de vídeo

Felicitaba The Coca Cola Company las pasadas navidades con un vídeo creado completamente con inteligencia artificial. Un ejercicio más efectista que efectivo, que anticipa uno de los grandes retos, por no decir realidades, a los que se enfrenta la creación de contenido en vídeo. Porque una vez incorporadas las posibilidades que ofrece la IA generativa de imágenes, texto y audio a las soluciones que las agencias ponen al servicio de las marcas, el siguiente paso obvio parece el de la creación de contenido en vídeo de cada vez una mayor duración, con una mayor calidad y, lo más importante, con un tiempo de desarrollo menor. Y mientras todo esto llega, la IA es ya una realidad que abre las puertas a una nueva forma de crear, y de hacerlo desde el sentido más amplio. En aquel que la introduce como herramienta para impulsar el proceso creativo, para facilitar la comprensión de las ideas por parte del cliente. Porque, bien usada, la IA nos permite visualizar, ajustar, cambiar… antes de iniciar la producción de una pieza de vídeo.

Un proceso en el que estamos ya inmersos y que transcurre paralelo a debates para alcanzar un consenso en cuanto a la existencia -o no- de límites y limitaciones en su uso, en un camino que recuerda al que hemos vivido en los últimos tiempos sobre la legislación acerca del marketing de influencia. Porque volviendo al ejemplo del spot de The Coca Cola Company, el disclaimer que daba comienzo al vídeo donde se indica que todas las imágenes han sido generadas mediante inteligencia artificial, quizá en poco tiempo sea una obligación y no una parte de la estrategia para generar ruido alrededor de la campaña.

Pero hay vida más allá de la inteligencia artificial, y no sería inteligente dejar sin citar algunos aspectos relevantes en torno al contenido en vídeo que surgen en las relación entre agencia y cliente. El primero de ellos es tener claro que no existe un vídeo para todo ni para todos. ¿Podemos utilizar el mismo contenido en TikTok, Instagram o Youtube Shorts? Podríamos. Pero quizá no sea la decisión más efectiva, ya que más allá de su duración y formato en vertical, son muchas las diferencias entre estas tres plataformas y lo que los usuarios esperan encontrar en ellas.

Porque la evolución de plataformas como las tres citadas no solo ha transformado la manera en la que consumimos contenido en vídeo, sino también nuestras expectativas hacia él. Un hecho que exige que las marcas comprendan las particularidades de cada red y ajusten sus estrategias de vídeo para conectar de manera auténtica y eficaz con sus audiencias. Una verdad, que debe guiar también las colaboraciones con creadores de contenido, tanto en la producción del vídeo como en su posterior difusión. Porque ese es el primer paso para lograr lo que todo vídeo creado como contenido de marca quiere, que un usuario le diga a otro: “¿Has visto ese vídeo?”

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