La ministra de Sanidad, Mónica García, ha comparecido para tirar de las orejas a las comunidades del PP, especialmente a Madrid, por impedir que saliera adelante un protocolo de actuación de los virus respiratorios común para todos los territorio, necesario, asegura la ministra, en un momento en el que los casos, sobre todo la gripe, siguen creciendo. Según García, el pico se espera para finales de enero.
Ante la subida de los casos, el Ministerio de Sanidad recuerda a las comunidades las recomendaciones frente a los virus respiratorios, un documento técnico que quedó en eso, en recomendaciones, ante la negativa de los consejeros del PP de apoyar un criterio de actuación homogéneo ante las tradicionales epidemias de estos virus.
Entre estas medidas se incluyen el uso progresivo de mascarillas según la evolución de la epidemia y la posibilidad de conceder bajas a trabajadores de centros residenciales que estén en contacto con personas vulnerables. Catalunya es una de las comunidades que ha hecho obligatorio del uso de mascarillas en los centros sanitarios.
Las medidas propuestas, elaboradas por los técnicos de salud pública de todas las comunidades autónomas, buscaban “facilitar la coordinación”, permitiendo a cada comunidad o ciudad autónoma implementar medidas adicionales según lo considere necesario. Estas se organizaban en cuatro niveles de riesgo (0, 1, 2 y 3), clasificados según una serie de indicadores, como la tasa de incidencia, hospitalizaciones, ocupación de camas o ingresos en UCI, entre otros.
Escenario 2
En este momento, muchas comunidades se sitúan ya en el escenario 2 que señala que se se fomentará el diagnóstico precoz y se valorará la utilización de antivirales en las personas con síntomas.
Además, como medidas no farmacológicas, se recomienda reforzar ventilación, limpieza y desinfección y pide la mascarilla para personas “cuyas ocupaciones los llevan a un contacto cara a cara extenso con el público y siempre que interaccionen con personas con síntomas compatibles o casos confirmados”.
También se impulsarán medidas que “eviten la aglomeración de personas trabajadoras en espacios cerrados”. Y en los centros residenciales se recomienda “activamente” la mascarilla a personas de riesgo en supermercados, tiendas y transporte público, cines, teatros, salas de conciertos, gimnasios, salas de baile o eventos multitudinarios al aire libre.
Atención a los vulnerables
De forma “permanente” se recomienda el uso de mascarilla en este escenario a “todos los trabajadores de los ámbitos vulnerables”, pero no a pacientes o residentes, “valorando su obligatoriedad de manera general o en los centros que según su situación específica y vulnerabilidad así se determine”.
Se podrán “restringir las visitas de cortesía” evaluando antes “la repercusión emocional” de esta actuación. Los trabajadores contagiados en contacto con vulnerables que no puedan reubicarse deberán ser dados de baja “los días indicados de aislamiento”.
Centros sanitarios: la mascarilla pasará a estar “indicada” tanto a trabajadores como a pacientes y acompañantes en lugares comunes como salas de espera o urgencias hospitalarias, “valorando su obligatoriedad de manera general o en los centros que según su situación específica y vulnerabilidad así se determine”.
Tendrán que activarse los planes de continuidad para asegurar la asistencia sanitaria ante un incremento de la demanda, de absentismo por enfermedad de los trabajadores o, en determinadas situaciones, por cuarentena del personal. Y se incrementarán, si es necesario, las capacidades de los servicios de urgencias y de UCI.
Cuando los indicadores se encuentren en un nivel “muy alto” o haya información que apunte a un “riesgo pandémico”, se añadirán otras medidas como reforzar la coordinación entre los diferentes territorios mediante la convocatoria extraordinaria del pleno del Consejo Interterritorial.