De la boda de los Pelicot a la perversión de Dominique: la cronología del calvario de Gisèle
La habitación del horror
Una década de repetidas violaciones si consentimiento tras una aparente vida de pareja normal de 30 años
“Era el marido perfecto”, declaró en el juicio Gisèle Pelicot al referirse a su larga relación sentimental con Dominique, al que presentaba a sus amistades como “el hombre de su vida”. Puertas a fuera era una pareja normal, con más momentos felices que malos ratos. Pero puertas adentro el domicilio familiar de los Pelictot escondía una habitación del horror, donde Gisèle fue usada como un mero objeto sexual por su marido, con una perversión que ha roto todos los moldes. Esta es la cronología del calvario de Gisèle.
1973. La boda
Gisèle y Dominique Pelicot se casan en 1973. Fue un noviazgo no demasiado largo: 2 años. En sus primeros años de matrimonio, como ha declarado en este juicio Gisèle, fueron una pareja feliz. “Yo creía estar casada con el marido perfecto”, ha dicho la mujer. Un hombre atento con ella, “que me llevaba zumos a la cama (después ha sabido que en ese jugo mezclaba ansiolíticos para dormirla) para demostrarme su amor".
1974. Nace el primer hijo
Ese año nació el primero de sus tres hijos. Los Pelicot eran, vistos desde fuera, la pareja perfecta. Gisèle, ahora con 72 años, fue durante años el principal sustento económico de la familia. Cobraba un buen sueldo en una empresa pública. Dominique, que tiene la misma edad, desempeño varios trabajos en el mundo inmobiliario
2010. La primera alerta
El matrimonio Pelicot tuvo una vida aparentemente tranquila durante las tres décadas siguientes a su matrimonio. En 2010. Dominique fue descubierto grabando a mujeres bajo la falda en un centro comercial. Usaba una pequeña cámara oculta en un bolígrafo. La cosa acabó con una multa de 100 euros y nadie de la familia se enteró entonces de ese episodio. Ni se investigó más a nivel policial el caso. Un error de los gendarmes.
2011. Despierta el monstruo
En el juicio ha quedado demostrado que Dominique empezó a drogar ese año a su mujer para que otros hombres, y él también, la violaran. No hay pruebas que demuestren que esa perversión fuera anterior. Esto coincide con lo manifestado también por Gisèle, que recuerda haber notado los primeros síntomas (pérdidas inexplicables de conocimiento, fatiga, sensación de mucho sueño…) en esa época. Llegó a hacerse pruebas médicas al temer sufrir alzhéimer o estar aquejada por un tumor cerebral.
2013. La jubilación
Lo que pasa a partir de la fecha de la jubilación de la pareja bajo el techo de los Pelicot solo lo sabe en esos momentos -después todo quedará documentado con los vídeos- Dominique y los hombres a los que invita para que violen a su mujer inconsciente. Gisèle, que sigue sufriendo esos achaques inexplicables en su salud, jamás imagina el infierno planeado para ella por su marido. Para ella sigue siendo aún “el marido perfecto”. Y los dos deciden, con el cobro de sus primeras pensiones, mudarse a una casa con jardín y piscina en Mazan, una pequeña comuna cerca de Aviñón, en el sur de Francia. Allí reciben las visitas de sus hijos y nietos. Siguen siendo, puertas a fuera, una familia feliz. Y así será, para Gisèle, durante siete años.
Septiembre 2020. La detención
Dominique vuelve a ser sorprendido por un guardia de seguridad en un supermercado de Carpentras (cerca de Mazan) grabando con su teléfono bajo las faldas de mujeres. Ya había sido “cazado” haciendo lo mismo diez años antes, pero entonces el caso se cerró con una multa y nadie investigó más. En esta ocasión se le incautan dos teléfonos móviles y los agentes van a su casa para llevarse también su ordenador. El hombre queda, sin embargo, en libertad mientras se analiza el contenido de esos dispositivos
2 de Noviembre 2020. Se destapa el monstruo
Los gendarmes citan a Gisèle el Comisaría. El “golpe” para la mujer es mayúsculo. Los agentes le dicen en los dispositivos de su marido, Dominique, han descubierto cientos de vídeos donde aparece ella, inconsciente, en la cama de su habitación mientras hombres desconocidos la violan. Los investigadores ya le cuentan que pueden ser decenas de varones los que la han agredido sexualmente cuando estaba drogada y que esas visitas a la habitación del horror se están repitiendo desde hace al menos una década.
3 de Noviembre de 2020. Gisèle se va de casa
Un día después de esa visita con los gendarmes, Gisèle se va de casa. Sus hijos son los primeros en animarla a hacerlo. No la han abandonado en todo el proceso. En este arranque de las pesquisas los agentes le dicen a Caroline, una de las hijas de Dominique, que ella también aparece en algunas de esas imágenes, semidesnuda y dormida en la cama en casa de sus padres. Ella está convencida ahora que también fue víctima de esa perversión de su progenitor. Dominique ha negado, por activa y pasiva, haberla tocado u ofrecida a otros hombres para que la violaran.
Febrero de 2021. Los primeros arrestos
Tras un exhaustivo trabajo, los gendarmes practican las primeras detenciones de esos hombres que se metieron en la cama de Gisèle sin con el consentimiento de la mujer tras ser invitados por Dominique para que la violaran. Algunos visitaron hasta en seis ocasiones la casa de lo Pelicot. Se identifican a 50 violadores, pero las imágenes demuestran que por esa cama han pasado más de 70 hombres diferentes. Gisèle calcula que ha sido violada en esa década más de cien veces.
Septiembre de 2024. Arranca el juicio
Arranca el juicio. Dominique Pelicot lo reconoce todo. Y afirma que los cincuenta hombres que se sientan en el banquillo son “tan violadores como él”. Afirmación que resuena en un abarrotado banquillo de acusados, que han intentado hasta el último momento justificar lo injustificable. La mayoría ha afirmado que pensaban participar en una fantasía sexual de la pareja. Los vídeos grabados por Dominique dejan claro que Gisèle no es enteró de nada cuando era violada. Aquí no hubo consentimiento.
19 de diciembre. La sentencia
Gisèle ha escuchado esta mañana la sentencia. Y aunque algunas penas no hayan sido tan duras como se esperaba a esta mujer nadie le robará ya el coraje demostrado en este proceso. Se ha esforzado durante este largo juicio para que “la vergüenza cambie de lado”. Y eso sí lo ha conseguido. La mujer pidió que la vista fuera pública, que sus violadores quedaran retratados ante la sociedad. E insistió en que todos los presentes en la sala vieran los vídeos de las violaciones; fue responder a aquellos que llegaron a acusarla de haberse hecho la dormida.