La consellera de Educació, Esther Niubó, recibió a La Vanguardia el pasado miércoles, al día siguiente en que se publicó el informe TIMSS 2023 que señala que casi el 42% de niños catalanes de 10 años tiene un nivel bajo o muy bajo en matemáticas. “No es lo que querríamos, pero no vamos a esconder los resultados”. Precisamente se estrenó en el cargo hace tres meses priorizando en su mandato el rendimiento académico. “Estamos trabajando intensamente para revertir esos porcentajes. Hay que aceptar, sin embargo, que no lo lograremos de un día para otro”.
Legislaturas pasadas
El rendimiento ha bajado desde el 2015 porque no se ha puesto el foco en ello”
¿Confía en las medidas que ya se estaban aplicando o se van a introducir nuevas?
Necesitamos nuevas. Tenemos cinco líneas de actuación. Por un lado, estamos trabajando un marco de colaboración con la OCDE sobre buenas prácticas internacionales. Por otro, necesitamos estabilizar y orientar el sistema. Los profesores tienen que poder centrarse en su trabajo, en condiciones y con garantías. La prioridad es el éxito educativo. El de todos los alumnos, sin importar la condición socioeconómica, de su origen, de su lengua. Nosotros podemos aportar algunos recursos, que nunca serán suficientes. De momento, hemos reforzado las aulas de acogida aceleradas con 300 dotaciones.
Se ha apuntado a la falta de formación del profesorado en estos resultados.
Sabemos que solo el 32% del profesorado de matemáticas es matemático. Pues hay que reforzar la formación. De ahí los postgrados que hemos puesto en marcha. Queremos revisar, de hecho ya estamos hablando con el Departament de Recerca i Universitats, la formación inicial (grado de Educación) y el máster para acceder a secundaria... En enero vamos a definir cuáles son los objetivos imprescindibles de aprendizajes básicos en cada etapa y nivel. El último cambio curricular se produjo de repente, a mitad de curso, sin tiempo para formarse. Necesitamos serenidad.
El plan de refuerzo de formación matemática Florence, voluntario para los centros, no tuvo éxito. ¿Y no cree que su incidencia es muy limitada?
La convocatoria era para 200 centros y se apuntaron pocos y no eran los que más lo necesitaban. Ahora tenemos 240 que sí necesitan mejorar resultados y estamos acompañando a las direcciones, desde la inspección, para apoyar y adecuar los recursos. Es un plan piloto, es cierto, y tenemos que evaluarlo antes de escalarlo. Pero déjeme decirles que de las cinco líneas de actuación, la cuestión fundamental es la cultura de la evaluación. La pruebas (internacionales o propias) tienen que ser útiles. Acompañaremos a los centros en el análisis de los resultados y los orientaremos para mejorarlos, sea en matemáticas, en lectoescritura o en lo que sea.
¿Qué le diferenciará de anteriores consellers?
Yo creo que esa necesidad de revertir los resultados. Aunque fuera una prioridad para los que me han precedido, no se puso el foco en ello. Y el rendimiento ha bajado desde el 2015. Es verdad que la sociedad cada vez es más diversa y que le pedimos todo a la escuela, pero lo que seguro que tenemos que garantizar son los aprendizajes básicos porque son garantía de progreso individual, social, de cohesión y de igualdad de oportunidades. Recuerden que en la década de los ochenta también hubo una presión importante pero se logró remontar gracias a la profesionalidad. Tenemos que volver a hacerlo. Y otra cosa en la que podemos marcar diferencia es en la Formación Profesional (FP). Estamos trabajando muchísimo en muchos frentes (prospección, planificación de plazas, orientación) y adjudicaremos las plazas en julio. También queremos mejorar en educación infantil, en colaboración con los ayuntamientos.
¿Se notará en el presupuesto el apoyo a la escuela inclusiva? Es un decreto de 2017 y padres y profesores están decepcionados.
La cultura de la inclusión se ha ido impregnando en el sistema, pero es cierto que no tiene los recursos adecuados. Habrá cambios, ordenaremos todos los recursos que tenemos, y no lo haremos solos, trabajaremos con Salut y Benestar Social. Y revisaremos si realmente el personal de apoyo en los centros es el más adecuado.
¿Se mejorará la financiación a la concertada?
Nosotros apoyamos los presupuestos para 2023 que aumentaban su financiación, aunque entonces no formábamos parte del Govern. La ley reconoce que las escuelas concertadas, casi todas de iniciativa social a diferencia de otras comunidades, forman parte del servicio de educación de Catalunya. Aportan calidad, equidad e inclusión. Hay que avanzar en mejorar su infrafinanciación.
¿Puede avanzarnos su plan para mejorar el uso del catalán?
Hay una clara prioridad de este Govern. Estamos pendientes de la sentencia del Tribunal Constitucional sobre la ley de uso de las lenguas en la escuela. Nuestra intención es desarrollar esta ley. Hemos aumentado de 2.700 a 7.700 las plazas para sacarse el C2. El problema, de todos modos, no es de conocimiento, sino de uso social. Y eso pasa por tener una oferta audiovisual y de redes atractiva. Por nuestra parte, si hay un centro con resultados bajos, lo ayudaremos para remontarlos al siguiente curso.
¿Van a replantearse los móviles en las escuelas como insinuó recientemente el presidente del Consell d’Educació?
En esta cultura evaluadora, analizaremos este primer curso sin móviles. Yo creo que debemos poder educar en su uso y, también, por qué no, aprovechar al máximo las potencialidades. Por tanto, alertas, riesgos y también saquemos el máximo uso pedagógico y docente, de una manera sana y responsable.
¿Qué les diría a los profesores que están quemados?
El sistema necesita estabilidad. Hay que garantizar los aprendizajes básicos. No sé si están quemados, yo percibo que está un poco desafectos con el sistema educativo. En el fondo, compartimos los mismos objetivos. Soy consciente de que necesitan poder hacerlo en condiciones. No tendremos todos los recursos, pero estaremos a su lado. Hemos de remar todos en la misma dirección.