Cualquier niño, ‘por su falta de madurez física y mental, necesita una protección y cuidado especiales’. Así lo recalca UNICEF en la Convención sobre los Derechos del Niño. La familia proporciona ese ámbito seguro para la crianza y abarca desde los padres y abuelos a todo el entramado social que lo rodea – amigos, compañeros, vecinos-. Será ese clan donde el pequeño crezca feliz y fortalezca los vínculos sociales para desarrollarse plenamente como persona.
Esta interacción social tan enriquecedora se complica en aquellos entornos con falta de recursos materiales, con desarraigo social (frecuente en la población inmigrante) o con el cansancio inherente a las familias monomarentales con bajos ingresos o una exigua red social. Los progenitores sufren por no poder proporcionar a sus pequeños ese cobijo del clan y los niños sortean desde sus primeros pasos la dureza de la exclusión y las carencias materiales. Coincidiendo con la Semana de la Infancia, la Fundación ”la Caixa” pone en valor el proyecto Espacios Familiares 0-3, una iniciativa pionera de apoyo a la primera infancia para familias en situación de vulnerabilidad social.
Un proyecto que crece
Todos los años en el desarrollo del niño son importantes, pero no hay duda de que los tres primeros forman auténticos pilares. Serán la base sobre la que se afianzará el apego y los vínculos emocionales con los padres y todo el entorno social que los rodea de por vida. Son también años que condicionan en buena medida la salud a lo largo de toda la infancia. Para respaldar a aquellas familias que, por su situación socioeconómica, cuentan con menos recursos para afrontar los retos de la crianza en esos primeros años, se puso en marcha Espacios Familiares 0-3, un proyecto impulsado por el programa CaixaProinfancia de la Fundación ”la Caixa” y financiada por los fondos europeos Next Generation.
Arrancó en 2022-23 como un proyecto piloto con 1.009 familias. El resultado de esa primera experiencia mostró con datos fehacientes que la intervención profesional con apoyo económico lograba una notable reducción de las vulnerabilidades económicas, intrafamiliares y educativas. Tras el éxito de esa primera experiencia, el proyecto se amplió a 20 entidades de 9 comunidades autónomas (Andalucía, Aragón, Canarias, Castilla y León, Cataluña, Comunidad Valenciana, País Vasco, Comunidad de Madrid y Murcia). Este curso 2024-2025 toma impulso y ya alcanza a 30 entidades, que irán creciendo progresivamente en los territorios en los que se desarrolla CaixaProinfancia.
Tejiendo una red social
Cuentan los antropólogos que ya en tiempos de las cavernas aquellos primeros humanos se organizaban entre sí para cuidar de la prole. Criar a un niño sin el abrigo de una sólida red social es complejo. Sin embargo, es la dura realidad para muchas familias, ya sea por su condición de inmigrantes desconocedores del idioma y de las estructuras de soporte de nuestra sociedad, o por otros condicionantes de índole económica, laboral o familiar. En esas situaciones, la crianza se llena de dudas, preocupaciones y sentimientos de impotencia.
Ayudar a estos padres y madres en situaciones de extrema complejidad los empodera frente a la crianza, pero, sobre todo, preserva el derecho del niño a crecer sano y en un entorno amigable y seguro. Para garantizarlo, los Espacios Familiares 0-3 cuentan con profesionales especializados en la primera infancia: educadores infantiles, psicopedagogos y trabajadores sociales.
El poder del ‘boca oreja’
En Barcelona, esta iniciativa se lleva a cabo en la Fundación de la Esperanza. “Acompañamos a las familias en lo social y a nivel educativo. Proporcionamos, además, un lugar de encuentro y relación entre los progenitores y su prole, y entre otras familias, de forma puedan compartir experiencias y ampliar su red social”, apunta Soledad García, psicopedagoga en esa entidad.
Algunas familias llegan derivadas desde los servicios sociales o los centros de salud de atención primaria. Otras proceden de algún Centro de Desarrollo Infantil y Atención Precoz municipal, o de otras entidades del territorio en las que su trabajador o educador social detecta alguna necesidad y decide derivarlas. “Hay incluso quienes llaman a nuestra puerta por el boca oreja, animados por alguna persona que ya ha participado y ha quedado muy contenta”, prosigue García.
Talleres e itinerarios de inserción
Cuanto más sólido sea el arraigo social de la familia, más posibilidades tendrá el niño de crecer con sus necesidades afectivas, educativas y de salud cubiertas. Para facilitar esas relaciones se desarrollan Talleres Familiares en los que coinciden 6-8 familias con hijos del mismo grupo de edad. A lo largo de 80 horas, los participantes estrechan vínculos y dan salida a sus inquietudes en un entorno de confianza. García destaca que “hoy en día las maternidades son cada vez más solitarias. Venir aquí hace que sean un poco más solidarias”. También les permite algo casi impensable cuando se cría a un hijo en soledad: celebrar cumpleaños o festividades tradicionales en compañía de otros.
Como si de un gran paraguas familiar se tratara, los padres pueden beneficiarse de las ayudas para la inserción laboral de cara a lograr un sustento que dé estabilidad económica a toda la familia. También pueden optar al Bonus 0-3, que les permite dejar a su hijo o hija puntualmente en el servicio de ‘canguro’ del centro para poder acudir a los programas de formación. Por último, reciben una pequeña ayuda económica trimestral de 300 euros en una tarjeta monedero de ”la Caixa”. Este pequeño aporte económico se entrega en tres ocasiones, hasta alcanzar un total de 900 euros. “Obviamente, el dinero no alcanza para cubrir todos los gastos de la primera etapa de la crianza, pero sí que resulta una ayuda importante”, destaca Soledad. Un alivio financiero que permite comprar cosas esenciales para el niño, como una crema para las irritaciones del pañal o un juguete. Un pequeño apoyo que se une a la sensación de volver a estar en casa y que, para los participantes en el programa, como Shirley o Maryam, significa mucho. “Para mí es un segundo hogar”, concluye Maryam.