Lo que debes saber de la IA

Lo que debes saber de la IA

Ahora que la inteligencia artificial nos sitúa a casi todos en una posición vulnerable, deberíamos prepararnos para resistir sus potenciales impactos con el menor daño posible. Las señales que llegan no son halagüeñas. Basta ver el sentimiento de desamparo con el que se expresaron el martes los senadores del comité judicial de Estados Unidos, que esta semana invitaron a participar en una sesión informativa a Sam Altman, consejero delegado de OpenAI, la compañía de ChatGPT. Por sus preguntas, quedó claro que no saben qué hacer. Lo preocupante es que son el poder legislativo del país más poderoso de la Tierra.

La inteligencia artificial suscita innumerables interrogantes

La inteligencia artificial suscita innumerables interrogantes 

Pawel Kopczynski / Reuters

La única conclusión en la que coincidieron tanto los parlamentarios como los testigos –además de Altman, el profesor Gary Marcus y la responsable de privacidad de IBM, Christina Montgomery–, es que tenemos una acuciante necesidad de que los sistemas de inteligencia artificial sean regulados por la autoridad. Otro motivo de preocupación es que nadie sabe cómo y, si lo supieran, tampoco parecen tener prisa.

Cumplir con garantías legales no debería implicar pegarse un tiro en el pie

Esperar a tomar decisiones por los lentos procedimientos burocráticos de los que se han dotado los países democráticos empieza a ser peligroso. Cumplir con garantías legales no debería implicar pegarse un tiro en el pie. La Unión Europea prepara una legislación que será clara y marcará las líneas a las compañías de IA, pero la tramitación llevará a que la fecha probable para su aplicación sea a principios del 2025. Habría que recordarles que ChatGPT lleva seis meses al alcance de todos.

Una gran parte de los sistemas de inteligencia artificial están en manos de poderosas compañías privadas. Podemos creer, ingenuamente, en lemas como que su misión es llevar al mundo a nuevas cotas de progreso, como resolver el cambio climático, conseguir increíbles avances para la medicina y dotarnos de herramientas para hacernos, en definitiva, más felices.

La realidad es que el principal objetivo de todas esas empresas, por encima de cualquier otra consideración, es ganar dinero. Si el propósito principal de conseguir una inteligencia artificial general (AGI por sus siglas en inglés) que lo resuelva todo es el bienestar humano, utilicémosla sólo para eso y fijémoslo por leyes, pero entre sus usos posibles cada día, están la desinformación y su potencial para causar daños en la sociedad y aumentar desigualdades.

Entrenados sin permiso con el legado de arte y de información de la Humanidad, tomado al asalto y sin pagar por ello, los sistemas de IA son cajas cerradas que ni siquiera quienes los crearon saben muy bien cómo funcionan. Los autores de ChatGPT han admitido en un trabajo que no entienden cómo toma las decisiones su modelo. Igual cuando lo sepan es demasiado tarde. El problema de la IA es ese: no sabemos mucho de lo que ya deberíamos saber.

Lee también
Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...