A finales de abril la Comisión Europea (CE) registró la iniciativa europea ciudadana (ECI, por sus siglas en inglés) End the slaughter age (Acabemos con la era del sacrificio) cuyos dos objetivos son “excluir la ganadería de las actividades que pueden optar a subvenciones agrícolas e incluir alternativas ecológicas, como la agricultura celular y las proteínas vegetales e introducir incentivos a la producción y comercialización de productos de origen vegetal y de agricultura celular”, según se puede leer en la página de la CE en la que consta dicho registro.
Básicamente lo que busca esta ECI es que las subvenciones que recibe la industria cárnica, y que entre otras cosas contribuyen a que los precios de la carne se mantengan en niveles de asequibilidad para gran parte de la población, se transfieran en su totalidad a la industria de lo que en la ECI se denomina “agricultura celular”. Esto no es otra cosa que todas las empresas que actualmente se dedican a la producción de proteína alternativa de origen vegetal –ya sea cultivada o no– y uno de cuyos usos es la elaboración de productos que imitan a la carne, ya sea hamburguesas, pollo o salchichas.
En España, los adultos que se consideran 'veggies' eran en el 2021 el 13% de la población
A pesar del aumento, año a año, de las personas que optan por una dieta vegana –sin alimentos de origen animal– el público para este tipo de productos aún es reducido. En España, por ejemplo, los adultos que se consideran veggies eran en el 2021 el 13% de la población, pero los que se consideraban veganos eran solo el 0,8%, mientras que en el 2019 eran el 0,5%, según datos del informe The green revolution 2021 de la consultora Lantern. Es un crecimiento de un 60% en dos años, pero en total son solo poco más de 300.000 personas.
Por el contrario, el coste por kilo de estos productos está muy por encima de sus equivalentes de origen animal. Así, el precio por kilo de la hamburguesa de origen vegetal de la empresa catalana Heura ronda los 20 euros, y el de la de carne cultivada de la estadounidense Beyond Meat supera los 27 euros. Las hamburguesas de carne de origen animal cuestan menos de la mitad. Como recogen los propios impulsores de la ECI, “la primera hamburguesa de carne de ternera cultivada en el 2013 costaba 250.000 euros, hoy cuesta solo 8 euros. El precio ha caído bruscamente, pero sigue siendo demasiado alto”.
De hecho, esta última empresa anunciaba el pasado lunes –según informaba el portal Vegconomist – que, a pesar de haber logrado la segunda mayor cifra de ingresos netos de su historia en el segundo trimestre del 2022 (147 millones de dólares), la reducción de los beneficios brutos en 6,2 millones de dólares les obligaba a despedir al 4% de su plantilla.
Si una iniciativa cumple todas las condiciones, la Comisión la tiene en cuenta
Tras esta iniciativa europea ciudadana hay más de 150 organizaciones animalistas y veganas de varios países de la Unión Europea, entre las que se encuentran PETA y el partido animalista Pacma, que se han agrupado bajo las siglas ESTA (End Slaughter Age). La recogida de firmas de apoyo a esta se inicio el pasado 5 de junio y en el plazo de un año debe recoger un millón de firmas de ciudadanos de siete países de la UE para pasar a la siguiente fase de tramitación, que en ningún caso implica que esta termine aprobándose.
Si una iniciativa cumple todas las condiciones, la Comisión la tiene en cuenta. Luego, en el plazo de un mes, los funcionarios de la UE se reúnen con los organizadores de la ECI. Posteriormente, y en un plazo máximo de tres meses, los organizadores participan en una audiencia pública en el Parlamento Europeo para explicar su iniciativa. Finalmente, en el plazo de seis meses la Comisión formula una respuesta oficial, explicando los motivos por los que propondrá, o no, una nueva legislación basada en la propuesta.