El padre que asfixió a su hijo huyó del hotel en taxi y llegó hasta el aeropuerto
Violencia vicaria
El fugado pagó, pidió al conductor que le esperara unos minutos y no reapareció
Psicología de lo aborrecible
A Martín Ezequiel Álvarez Giaccio, de 44 años, literalmente se lo ha tragado la tierra. Un amplio dispositivo policial liderado por los Mossos d’Esquadra lo busca desde el martes por la noche cuando presuntamente asfixió a su hijo de dos años y nueve meses en un hotel de Barcelona para intentar así matar en vida a la madre del menor, que había dado por rota la relación. El trabajo policial es ingente. En las últimas horas, los investigadores han interrogado a un taxista de Barcelona que aseguró haber llevado al sospechoso hasta la terminal 1 del aeropuerto de Barcelona, según han confirmado a La Vanguardia varias fuentes al corriente de la búsqueda.
Tras presuntamente matar al pequeño, Martín Ezequiel Álvarez abandonó la habitación 704 del hotel Concòrdia de la avenida del Paral·lel y descendió hasta la cuarta planta. Accedió a la terraza de la piscina en la oscuridad y superó un pequeño muro desde el que saltó al patio interior de un edificio vecino. Alcanzó la calle y en las inmediaciones del hotel detuvo a un taxi. “Al aeropuerto, por favor”, le ordenó.
El vehículo se detuvo en una de las puertas principales de acceso a la terminal 1, pagó la carrera, y antes de marchar pidió al taxista que “por favor” le esperara unos minutos allí mismo estacionado, que debía hacer una gestión que duraría pocos minutos y regresaría. El taxista aceptó y esperó. Cinco, diez... a los quince minutos, el conductor entendió que aquel tipo con acento argentino no iba a volver, encendió el piloto verde de libre, puso primera, y se marchó pensando que le había hecho perder el tiempo.
Los investigadores ya han tomado declaración al taxista, que identificó al sospechoso. Martín Ezequiel Álvarez Giaccio vestía tal cual lo captaron las imágenes de seguridad del hotel que grabaron su fuga. Tampoco llevaba nada encima, ni mochila, ni bolsa, ni nada parecido.
El sospechoso se esfumó en la terminal 1 y si pudo tomar algún vuelo no lo hizo con su documentación
Los investigadores trabajan ahora con las imágenes de las cámaras de seguridad del aeropuerto. Los dispositivos lo grabaron accediendo, pero anoche no habían conseguido seguirle el rastro en el interior de la terminal para determinar qué hizo después.
Sí está confirmado que el sospechoso no subió a ningún avión el martes por la noche, ni en las horas ni días posteriores utilizando su documentación. El sospechoso huyó aquella noche del hotel con su pasaporte. Lo descubrieron los policías tras registrar minuciosamente el piso de la calle Arizala del barrio de Sants-Badal en el que vivió con el menor y su madre; y la vivienda del padre en El Vendrell a la que se mudó tras una separación que se negaba a aceptar.
Antes incluso de hacer llegar oficialmente la requisitoria judicial con la orden nacional de búsqueda y detención por un delito de homicidio, los Mossos ya habían facilitado las imágenes y todos los datos del sospechoso a la Guardia Civil y a la Policía Nacional, el mismo martes por la noche. Fue una gestión instantánea y natural teniendo en cuenta además que la Guardia Civil controla todos los tránsitos de entrada y salida en los puertos y aeropuertos españoles.
En el aeropuerto de Barcelona hay centenares de cámaras de seguridad que vigilan la zona pública y el área restringida de vuelo. Aunque es prácticamente imposible entrar y salir del aeródromo sin ser captado por alguna de los dispositivos, sí existen espacios negros sin control. Por tanto, sí es posible, aunque requiere de habilidad y conocimientos de la instalación para lograrlo con éxito.
Un grupo de mossos especializados en la caza de fugitivos se une al dispositivo de búsqueda del padre
No hay que olvidar que en estos tiempos todo el mundo está obligado a llevar mascarilla en el aeropuerto y que ese elemento de protección sanitario dificulta el trabajo de visionado e identificación de cualquier sospechoso en las imágenes de las cámaras. Aunque juega a favor que aún siendo agosto, el nivel de viajeros no es ni de largo el de un verano normal y no existen aglomeraciones que compliquen individualizar cada uno de los rostros.
¿Qué hizo Martín Ezequiel Álvarez en el aeropuerto de Barcelona? ¿Llevaba documentación falsa con la que logró subirse a alguno de los vuelos de aquella madrugada? O accedió al aeródromo y pidió al taxista que le esperara como una mera maniobra de despiste, para precisamente mantener entretenidos a los investigadores buscándolo fuera de Barcelona. Resolviendo todos estos interrogantes y todos las que siguen pendientes trabajan los investigadores. Al mismo tiempo le buscan en ubicaciones seleccionadas a partir de las declaraciones, vitales, que han realizado a la Policía tanto la exmujer, como el padre del fugado, como el resto de sus familiares.
Hasta el viernes por la noche, Martín Ezequiel Álvarez no había ni siquiera intentado ponerse en contacto con ninguno de los familiares que tiene en España, algunos como su padre viviendo desde hace años en El Vendrell. El padre y abuelo del menor, como el resto de la familia, están “rotos de dolor”, y desde el primer momento se pusieron al servicio de los investigadores, explicó a este diario el entorno familiar.
La familia en España del sospechoso, “rota de dolor”, se ha puesto a disposición de los investigadores
Los Mossos d’Esquadra están muy pendientes de la madre del menor, una mujer de nacionalidad francesa que pocos días antes del crimen advirtió al hombre que daba por terminada la relación. La madre espera la autorización del juez que tutela la investigación para despedir a su hijo este fin de semana.
El dispositivo policial de búsqueda cada vez es mayor y se incorporan nuevas unidades. La última, la encargada en los Mossos de localizar a los fugitivos que se escapan de la acción de la justicia y que está especializada en seguir el rastro de los huidos.