Fue un día en el que yo regresaba de trabajar. Trabajaba mucho, entraba en el supermercado a las 5 de la mañana y salía a las 12 de la noche para levantar mi hogar, para recuperar lo que habíamos perdido en nuestro país. Ya estábamos en España, y él se enfadaba porque yo ya no estaba en su círculo. Cuando sales del círculo el maltratador no se siente seguro.
En España yo ya no trabajaba donde él trabajaba, ya no vivía en su casa familiar. Se sintió inseguro, subió la violencia verbal y un día me pegó mucho, mucho. No me defendí, pensé en ese momento que el odio que me estaba demostrando me iba a dar la fuerza para dejarlo”. Fue un domingo.
El programa de la CIBA evita infantilizar a las víctimas y se centra en mostrar su poderío, indica Cárdenas
Aurora lo explica con calma sentada en una sala de la CIBA, el espacio de recursos para mujeres del Ayuntamiento de Santa Coloma. Esta es la casa que la ha escuchado, que le hizo ver que no tiene que cargar con culpas, la ayudó sin estigmatizarla desde el día que cruzó la puerta de la mano de su hija. Hoy Aurora forma parte del proyecto de la CIBA para ayudar a otras mujeres víctimas de violencia machista. Un proyecto que intenta cambiar la mirada sobre cómo abordar la violencia machista. “Una cosa es reconocer que la mujer puede ser víctima de la violencia, hay que señalarlo –explica Maribel Cárdenas, directora de Políticas de Igualdad y LGTB del Ayuntamiento de Santa Coloma–, y otra cosa muy diferente es victimizar a las mujeres, infantilizarlas. Hay que entender que todas somos capaces de enfrentarnos y ser constructoras de nuestra vida. Es lo que aporta la perspectiva feminista, reconocerte como agente de tu vida”. Por ello el testimonio de Aurora es fundamental para estirar de otras vidas.
No es fácil llegar a este lugar de la vida que se ha construido Aurora, pero quiere subrayar que sí que es posible, y los explica sembrando en su relato la esperanza para todas. “Mi padre abusó sexualmente de mi desde los 12 años, y logré pararlo a los 16. Creo que la violencia que sufrí con mi ex pareja pudo ser una consecuencia de lo que viví como niña. Al no conocer un hogar con comprensión y cuidado, tampoco lo busqué en mi matrimonio”
Conoció a su marido y empezó una relación en la que señala el enorme parecido que tenía con la de sus padres. “Había violencia verbal, económica, emocional pero yo no pensaba que era una mujer maltratada”. “Él rompía la plancha, los muebles, el televisor. Me decía que prefería romper las cosas en vez de pegarme. Y yo le estaba agradecida”. Pero, claro, tenía miedo. Se licenció en derecho, tuvo dos hijos. Y empezó a ver que debía salir de esa situación. Por motivos laborales y de persecución la familia decidió marchar hacia España y pedir asilo. “Vine primero sola y estuve seis meses sin él. Y cuando me alejé vi la realidad. El ser una mujer maltratada no quiere decir que seas tonta, ignorante. Empecé a abrir los ojos y cuando él vino a España yo ya no callaba, ya no era sumisa, sabía que la relación tenía que acabar pero no me quería sentir culpable de destruir mi hogar, aunque estuviese destruido.”
Llegó ese domingo cuando regresó del supermercado. Al oír los golpes su hija se levantó y salió a defenderla. También fue agredida. “Eso hizo despertar una leona en mi, le di dos meses para irse de casa”. Meses muy duros, con los hijos dañados, su hija tomó pastillas. “Toqué fondo pero no pedía ayuda, me avergonzaba”.
Fue su hija la que la empujó a hacerlo y entendió que hay situaciones que no se pueden afrontar solas. Pedir ayuda implica tomar decisiones. Por eso Aurora explica su historia, porque no es una historia más, y hoy en su hogar hay paz. Lo hace para trasladar al resto de mujeres que hay una posibilidad de salida. “Salir del victimismo y reconocer el poderío es lo que nos permite volar”, subraya Cárdenas.
No es una historia más porque no lo es ninguna vida de las miles y miles de mujeres que sufren violencia machista. Hay que saber, señala, que la violencia patriarcal nos atraviesa a todas. Con la fuerza de Aurora se empieza a recorrer el camino de recuperación de otras mujeres.