Confusión después de que la consellera de Salut, Alba Vergés, haya matizado este martes el mensaje de esta mañana de la portavoz del Ejecutivo catalán, Meritxell Budó, en el que aseguraba que los últimos datos podían alterar los planes de la desescalada y que, por lo tanto, no se podía garantizar que la flexibilización de las restricciones se lleve a cabo de la forma prevista.
Sin embargo, por la tarde, ydurante una rueda de prensa en el recinto Modernista del Hospital de Sant Pau de Barcelona, Vergés ha asegurado que los indicadores epidemiológicos avanzan “como estaban previstos”, alegando que el pase al tramo dos el próximo lunes no está en peligro. “Continuamos con una bajada que puede ser menos intensa y ya preveíamos que pudiera aumentar o ralentizarse los próximos días o la semana que viene. Seguimos llamando a la prudencia y al cumplimiento de medidas sin pensar que esto pueda poner en peligro el avance de fases del plan de reapertura”, ha argumentado.
La portavoz alerta que el ligero repunte en la ratio de transmisión del coronavirus “ha encendido las señales de alerta” pero que la consellera cree que todo avanza según lo previsto”
Se refiere a los indicadores de este martes, que marcan un riesgo de rebrote cinco puntos más alto (2012) y un aumento también en la Rt, que pasa a 0,84. Subidas que llegan una semana después de que se iniciara la flexibilización en las restricciones.
Horas antes, esos mismos datos eran interpretados por Budó como “preocupantes” ya que, ha asegurado que, “esto podría decir que la tendencia de los últimos días se da la vuelta” y, por lo tanto, “hoy se han encendido las señales de alerta”. “Si sigue la tendencia con mucha probabilidad no podremos cambiar de fase”, reconocía.
Con todo, el Govern quiere ser optimista y aún confía en poder seguir su plan, pero para ello se fija el límite en una ratio de transmisión por debajo de 0,9. La decisión final, explicaba la portavoz, la tomarán entre este jueves y viernes.
Si sigue la tendencia con mucha probabilidad no podremos cambiar de fase”
Eso significa que, más allá de las distintas versiones en el seno del Govern, no hay de momento una decisión definitiva y, por tanto, los catalanes tendrán que esperar a finales de esta semana para saber si la segunda fase de la desescalada se produce tal y como se había previsto inicialmente o si se frena ante un posible auge de los contagios provocado por la reciente puesta en marcha de la primera fase, que conllevó la reapertura de bares y restaurantes.
La idea inicial es que este segundo tramo esté en vigor hasta el 21 de diciembre, cuando se pondría en marcha una tercera fase, que afectaría a las fiestas de Navidad. Todo puede cambiar en función de la evolución de la pandemia, pero de momento las previsiones pasan por eliminar en ese tercer periodo el confinamiento perimetral, lo que permitiría a los catalanes salir de sus ciudades los fines de semana, pero mantener el toque de queda.
Nochebuena y Nochevieja caen en jueves este año. Los ciudadanos podrán salir de sus municipios incluso aunque el Govern cambie de opinión y mantenga el cierre perimetral, pero lo tienen más difícil para alargar la noche como es tradicional porque el toque de queda opera desde las 22.00 horas. Volver a casa puntualmente o quedarse a dormir en el domicilio de parientes o amigos son hoy por hoy las dos únicas opciones para celebrar cenas como las de antes del coronavirus.