Parece una historia sacada de un capítulo de CSI, pero con una salvedad; la víctima, en este caso, es un oso. El protagonista se llamaba Cachou, un plantígrado problemático por ser muy fiero y activo en sus ataques a ganado en los Pirineos y que fue asesinado en su hábitat. Cachou fue hallado muerto el pasado mes de abril en el fondo de un barranco de la Val d’Aran.
Y esta no fue una muerte cualquiera de un oso del montón. Cachou fue eliminado cuando estaba en el punto de mira de las administraciones por su comportamiento anómalo (una actitud similar a la exhibida temporadas atrás por el oso Goiat) y se había abierto incluso un debate sobre si tenía que ser o no expulsado de los Pirineos. Es lo que pedían los ganaderos cuando este animal vivía, por sus continuos ataques a ganado.
El juez decretó secreta la investigación, algo nunca visto por la muerte de un oso
La cosa ya ha pintado ya muy mal desde el principio. Sorprendió, solo conocerse la muerte de Cachou, que un juez decretara secreta la investigación para esclarecer qué había pasado con ese animal. El Conselh Generau de la Val d’Aran se puso, desde el primer momento, a disposición del encargado de esas pesquisas, al ser los primeros interesados en saber cómo había muerto Cachou.
Al final todo ha sido como una de esas historias de asuntos internos en las que varios agentes no tienen que moverse de su comisaría para detener a otro agente. Y es que después de meses de un férreo hermetismo en el corazón de la investigación de ese caso, ha llegado el desenlace más inesperado.
Los Mossos detuvieron el miércoles (lo adelantó ayer TV3) a un agente de Medi Ambient del Conselh Generau d’Aran como autor de la muerte de Cachou. Un funcionario público (hacía solo meses que había accedido a esa plaza) al que le pagaban, paradójicamente, para hacer el seguimiento de la evolución de la colonia de osos en esa zona del Pirineo catalán y velar por su seguridad.
El arrestado, sin relación aparente con el negocio del ganado, hacía solo meses que obtuvo su plaza
Nadie entiende ahora -diferentes fuentes consultadas ayer por La Vanguardia así lo afirman- qué pudo empujar a este agente de Medi Ambient (si es que se prueba su autoría en la muerte del animal- a acabar con la vida de Cachou.
El detenido es vecino del Baish Aran, una de las zonas por las que más se movía ese plantígrado, pero no consta que ni él ni ningún familiar tenga relación con el mundo de la ganadería. Eso habría justificado, por lo menos, un acto con sed de venganza.
Ivan Afonso, responsable de Medi Ambient en el Conselh Generau d’Aran, hacía ayer un llamamiento a la “presunción de inocencia”. Lo que no quita que el gobierno aranés quiera saber qué ha pasado. Como recuerda Afonso “fue el propio Conselh el primero en pedir que se abriera una investigación sobre el caso”.
La detención tira por tierra todas las teorías que han corrido sobre el final de este animal
La detención de este agente de Medi Ambient tira por el suelo, si es que se demuestra su participación en esta muerte, diversas teorías que han corrido los últimos meses. Una de las que más dolió a los profesionales que hacen el seguimiento de la colonia de plantígrados en esa área del Pirineo es la que apuntaba que pudieron haber sido ellos mismos los que causaron la muerte de Cachou al repartir en aquellas zonas donde se repiten ataques productos químicos para que esos osos los ingieran, se encuentren mal y no vuelvan a esas zonas,
. Esa teoría apuntaba que Cachou habría podido despeñarse al tomar una dosis de ese producto, que el cuerpo del animal metaboliza en pocas horas y no es bioacumulable.
El Conselh Generau d’Aran fue el primero en alertar que había algo extraño en la muerte de Cachou. Presentaba heridas causadas al rodar por un precipicio y algún mordisco de otro oso, pero esos indicios no permitían achacar la muerte del plantígrado a solo esas circunstancias.
La necropsia confirmaría lo que se sospechaba: Cachou fue envenenado
Lo que ha determinado ahora la necropsia, coinciden las mismas fuentes, es que Cachou fue envenenado. Y la investigación apunta, a tenor de la detención el miércoles de ese agente de Medi Ambient, que el veneno que acabó con su vida fue suministrado por una de las personas encargadas de su seguimiento. A ese funcionario, localizar el punto exacto en el que se encontraba el oso casi en cada momento no le resultaba difícil. ¿El móvil? Esa es ahora la gran incógnita.