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Los presupuestos, vía para garantizar bienestar y equidad

Las cuentas públicas y la Agenda 2030 de la ONU

El Govern quiere impulsar el progreso social en la nueva etapa

Luis Tato

Durante muchos años las macrocifras han determinado el estado de salud económico de los países. Los números al por mayor pueden haber sido positivos, pero no han repercutido directamente en un estrato de la población. La economía catalana es un ejemplo. Encadena seis años consecutivos de crecimiento, pero los indicadores de progreso social y bienestar demuestran que no todo el mundo sale beneficiado. El Govern es consciente y quiere ponerse manos a la obra. Se acaban de aprobar unos presupuestos que, por primera vez, incorporan el cálculo del gasto en infancia y avanzan en la perspectiva de género. Unas cuentas que dan comienzo a una nueva etapa para construir, desde ahora, la Catalunya del 2030 .

El presupuesto de este año está orientado a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible ( ODS) de las Naciones Unidas. Sólo 25 países han vinculado sus cuentas con la Agenda 2030 de la ONU. Uno de los hitos es conseguir la prosperidad compartida, es decir, un crecimiento económico sano y sostenible que aporte más bienestar para todo el mundo. Por ejemplo, en los presupuestos de este año el Govern recupera la financiación de la guardería con una dotación de más de 70 millones de euros, ya que la educación de cero a tres años es la etapa que tiene más retorno social y reducción de desigualdades. Y eso impacta positivamente en la economía.

De estas cuestiones se ha hablado este lunes en el Catalunya Futur, los debates que organiza La Vanguardia con la colaboración de la Generalitat. Han participado Natàlia Mas, secretaria de Economia del Govern; Arnau Queralt, director del Consell Assessor per al Desenvolupament Sostenible de Catalunya ( CADS); Antoni Ballabriga, director global de negocio responsable del BBVA; Narcís Berberana, director general de Agbar Catalunya y Baleares; Cesc Amat, politólogo de la UB, y Josep Quitet, presidente de la Cruz Roja en Catalunya.

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La secretaria de Economia del Govern, Natàlia Mas, explica que la prosperidad compartida es “un concepto que hace compatible el crecimiento económico con la equidad. Hay que introducir mecanismos de política económica, educativa y social, y una batería de actuaciones transversales para asegurar el crecimiento económico, pero que detrás haya una parte sostenible que repercuta en la sociedad”. Antes hemos mencionado la recuperación de la financiación de la etapa educativa de los cero a los tres años. Otro ejemplo, también previsto en las cuentas, son los trabajos para implantar un salario mínimo de referencia catalán.

El concepto

La prosperidad compartida es hacer compatible el crecimiento económico con toda la sociedad

Arnau Queralt, director del Consell Assessor per al Desenvolupament Sostenible, afirma que “vemos que en estos momentos tenemos que hacer una serie de cambios trascendentales. Tenemos numerosos informes científicos que, un día sí y otro también, nos muestran evidencias muy preocupantes sobre nuestro futuro: el avance del cambio climático, el incremento de las desigualdades dentro y entre países, la pérdida acelerada de la biodiversidad... Y todo está relacionado. La Agenda 2030 es un marco compartido de análisis, pero sobre todo de acción transversal y compartida. Que tanta gente nos hayamos puesto de acuerdo para conseguirla es muy importante. Estamos asumiendo que el futuro será complicado, pero tenemos un instrumento que nos permite poner de acuerdo gobiernos, el sector bancario, el de la investigación, el empresarial y el social”.

Narcís Berberana, director general de Agbar, cree que “necesitamos ejemplos concretos que mejoren la calidad de vida de las personas para que todo el mundo crea en esta Agenda 2030. Nuestro objetivo principal es ofrecer un servicio básico a la ciudadanía. Tenemos 45.700 familias en Catalunya que disfrutan de una tarifa absolutamente reducida. La pusimos en marcha en el 2012, antes de que hubiera una normativa que lo regulara”. Agbar ha sido la primera compañía que ha aplicado la condonación de la deuda a familias vulnerables.

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Tenemos los cimientos para construir un nuevo modelo, la Agenda 2030, y ahora hay que medir las oportunidades que permitan llegar a este cambio de paradigma. ¿Pero cómo se consigue la alianza entre todos los sectores implicados y que todo el mundo salga ganando? Desde el sector financiero, el máximo responsable de negocio sostenible del BBVA, Antoni, cree que “la Agenda 2030 es la oportunidad de negocio mayor para los próximos 10 años, aunque también tiene riesgos de transición. Los inversores los tenemos que medir para garantizar el sistema financiero y la economía en general”.

Queda claro que todo el mundo pondrá de su parte. El viernes 21 de febrero vimos un ejemplo, como recuerda Arnau Queralt: 33 organizaciones constituyeron la Aliança Catalunya 2030, con el objetivo de trabajar conjuntamente para acelerar los ODS. A partir del acuerdo general, lo más complejo será conseguir la alianza entre el sector público-privado y el tejido asociativo cuando entramos al detalle de actuaciones concretas. En palabras sencillas, Berberana habla de la magia que “quiere decir romper paradigmas, salir de la zona de confort. Es constatar que cuando las cosas se hacen bien, son rentables. Cuando aplicas todos los avances que tenemos con una visión social a tus trabajadores, a los proveedores y a la cadena de valor, se produce la magia, que se puede cuantificar con indicadores. Y nuestra responsabilidad, como empresa, es hacerlo posible”.

El dato

Según el observatorio de la Cruz Roja, en Catalunya hay 180.000 personas en situación de pobreza

Antoni Ballabriga lo comparte: “La sostenibilidad tiene un coste, pero coincido con esta idea de magia: conectando hoy muchas tecnologías y teniendo una visión a medio plazo se puede producir un cambio profundo en las grandes corporaciones, pero también en las pymes”.

El politólogo Cesc Amat cree que el reto es definir bien los bienes públicos, los objetivos que generarán externalidades positivas para todo el mundo. Los gobiernos tienen que coordinar la producción de estos bienes, y aquí radica la dificultad. “A menudo es muy difícil alinear a los actores políticos y sociales para proveer estos bienes públicos. Si esta coordinación no está, algunos actores pueden tener los incentivos perversos de aquello que llamamos free-riding , la idea de que ya lo harán los otros. Y el otro riesgo es que no siempre la distribución de costes para asumir estos retos está distribuida simétricamente en una sociedad. Podría ser que los que se beneficiarán más de los ODS no sean los que han afrontado más costes para avanzar hacia aquí”. Amat apunta que quizá habrá que implementar políticas de compensación para los sectores industriales que, para cumplir algunos de los objetivos, deberán cambiar sus tareas productivas.

Natàlia Mas no lo descarta y admite que tenemos que tener en cuenta la distribución de los costes, pero también tenemos que tener presente el “coste de no hacer” y “cómo impactará en personas y territorios de alta vulnerabilidad o en industrias que pierdan oportunidades para no adaptarse a los cambios. Ser abanderados en la economía verde, por ejemplo, es lo que generará las mejores oportunidades de competitividad y de crecimiento económico”.

Pero desgraciadamente el diagnóstico que tenemos sobre la mesa es que todavía sufrimos las consecuencias de la crisis del 2008, una crisis que tuvo un efecto asimétrico. Los que la sufrieron más son aquellas personas o familias a la parte baja de la distribución de ingresos y que hoy todavía no han recuperado los niveles de bienestar y prosperidad. Josep Quitet, presidente de la Cruz Roja, pone cifras: su entidad atiende actualmente a 180.000 personas en situación de pobreza, de fragilidad. “Hace falta un crecimiento de la riqueza equitativo”, sentencia. Quitet celebra los presupuestos sociales del Govern y también que muchas empresas “ya hacen balance económico, pero también ambiental y social. Es básico que el sector empresarial tenga claro que compartir recursos con entidades sociales le aportará valor”. El BBVA hace un año y tres meses que se lo aplica con la creación del fondo de inversión Futuro Sostenible. Es uno de los fondos con más entradas de capital, mil millones de euros. La entidad tiene en cuenta criterios de inversión responsable y el banco cede un 25% del total a entidades sociales que escogen a los mismos participantes.

Los presupuestos

Las cuentas del Ejecutivo incorporan, por primera vez, el cálculo del gasto en infancia

Eso liga muy bien con uno de los objetivos de la Agenda 2030 ( el ODS 10), que explica Cesc Amat: la ratio de Palma, que analiza la distancia entre la parte alta de la distribución de ingresos y la parte más baja. “Este margen no tiene que aumentar más. ¿Cómo se puede hacer? Consiguiendo que las familias de la parte baja crezcan con un nivel igual o superior a las de la parte alta. Que no sólo sean los que más tienen los que tengan un crecimiento más alto.
Y eso conseguirá paliar las cifras de pobreza”.

Antoni Ballabriga cree que “todo enlaza con esta idea de redefinir cuál es la medida del bienestar, no quedarnos sólo con el PIB, la renta per cápita. Más allá de políticas redistributivas, claves para reducir las desigualdades, en primer lugar hay que redefinir el bienestar. Tenemos que pensar en toda una serie de bienes públicos que hoy día no están monetizados. Una buena política en temas ambientales sería una manera de revertir hacia más equidad porque repercutiría en toda la sociedad. También hay que incidir en la educación, que es la palanca de oportunidades. Todo el mundo tiene que tener las mismas posibilidades”.

Los indicadores macroeconómicos sobrevuelan la realidad. Natàlia Mas recuerda que “los de los últimos años en Catalunya son de crecimiento. Pero si hacemos zoom vemos que la realidad es mucho más compleja. Hay pobreza, desigualdades. Hay un sector de la población que durante la crisis sufrió y que todavía no ha recuperado el punto de partida. Y hay que erradicar esta situación”. Porque ¿cuáles pueden ser los costes de no actuar? El politólogo Cesc Amat dice que “empezamos a tener una cierta prueba empírica que en algunos países uno de los posibles determinantes económicos del crecimiento de la extrema derecha sería las desigualdades y la vulnerabilidad económica de algunos segmentos de la sociedad”. La necesidad de coordinación entre todos los sectores, pues, es muy urgente. Podemos creer en la magia. Vale más que confiemos en los magos –en las administraciones, las empresas y el tejido asociativo– y esperamos que apliquen bien sus trucos para poder conseguir la prosperidad compartida.

Catalunya Futur

Ponentes y voces expertas

Arnau Queralt, Director Consell Assessor per al Desenvolupament Sostenible: “La Agenda 2030 de las Naciones Unidas es un marco compartido de análisis con 17 objetivos para el desarrollo sostenible. Que tanta gente nos hayamos puesto de acuerdo para conseguirla es muy importante”

Cesc Amat, Politólogo de la Universitat de Barcelona: “Empezamos a tener evidencias de que uno de los posibles determinantes del crecimiento de la extrema derecha son las desigualdades y la vulnerabilidad de algunos estratos sociales”.

Natàlia Mas, Secretaria de Economia de la Generalitat de Catalunya: “La prosperidad compartida tiene que hacer compatible el crecimiento económico con toda la sociedad. Hay que introducir una batería de actuaciones y medidas transversales para garantizarla”.

Los seis ponentes que participaron en el debate Catalunya Futur, que organiza La Vanguardia, en el hotel Alma de Barcelona

Xavier Cervera

Josep Quitet, Presidente de la Cruz Roja en Catalunya: “Hace falta un crecimiento de riqueza equitativo para revertir la crisis. El sector empresarial tiene que tener claro que compartir recursos con entidades sociales le aportará valor.

Narcís Berberana, Director general de Agbar en Catalunya y Baleares: “Hace falta romper paradigmas. Cuando aplicas avances tecnológicos con una visión social, se consigue la prosperidad compartida. Nuestra responsabilidad como empresa es hacerlo posible”.

Antoni Ballabriga, Director global de negocio responsable del BBVA: “La Agenda 2030 es la mayor oportunidad de negocio del sector en los próximos 10 años. Es una agenda de transformación que tiene riesgos que los inversores debemos medir”.