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Una publicidad que incita a fumar llega al espacio público pese a estar prohibido

Polémica campaña

Madrid acoge por unos días una campaña en el transporte sobre un vaporeador

La publicidad de Blu dirigida a fumadores en una marquesina de una parada de autobús en Madrid

Los usuarios de las redes sociales fueron los primeros en dar la voz de alarma al comprobar en el metro de Madrid publicidad sobre un vaporeador. La pose de los modelos, el humo que exhalaban, el placer que destilaban provocaron las críticas de tuiteros que preguntaban si esa campaña era legal. La vieron en las estaciones del suburbano de Sol, Callao, Chamartín, pero también en marquesinas y en la populosa estación de Atocha. La respuesta llegó hace unas horas por la organización nofumadores.org, sociedad en defensa de los derechos de los no fumadores: esa campaña del vaporeador Blu, de la Tabaquera Altadis (subsidiaria española de Imperial Brands) vulnera “claramente” la ley del 2005, que prohíbe “toda forma de comunicación, recomendación o acción comercial con el fin, el efecto o el posible efecto de promover directa o indirectamente el consumo de productos elaborados con tabaco”.

Esta asociación considera que esta publicidad imita y promueve el acto de fumar, “se trata de una apología del tabaquismo sin mostrar un cigarrillo”, insiste, mientras denuncia que tanto la empresa Altadis, como JCDecaux, propietaria de la marquesinas en la estación de Atocha y ADIF, así como Metro, gestionado por la Comunidad de Madrid, son considerados responsables ante la ley.

Sanidad equiparará los cigarrillos electrónicos al tabaco, como reclaman las sociedades médicas

Sin embargo, expertos jurídicos creen que esa ley puede tener una laguna, que ha sido aprovechada por la empresa tabaquera: los anuncios proponen vaporeadores sin nicotina, elemento esencial en el tabaco. Para nofumadores.org, la publicidad de ese vaporeador es “una violación clarísima del espíritu de la ley del tabaco, un fraude de ley” que entiende que “debe ser perseguido” aunque, a tenor de su comunicado, reconoce que pudiera existir esa laguna legal, por lo que insta al Ministerio de Sanidad a que “cierre los posibles agujeros de la ley equiparando en todos los aspectos estos dispositivos con el tabaco”.

El pasado lunes, la ministra de Sanidad en funciones, Luisa Carcedo, ya ha anunciado que va a regular de una manera más restrictiva el consumo de tabaco en las terrazas de los establecimientos hosteleros e incluir en la nueva normativa los denominados vaporeadores, lo que se ha entendido como la equiparación de estos dispositivos con el tabaco en todos los aspectos.

Era cuestión de tiempo que la industria tabaquera diera un paso más con los vaporeadores en materia de publicidad aprovechando esa indefinición legal. Ya lo había advertido el Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo (CNPT), integrado por decenas de sociedades científicas y médicas. Desde hace años, llevan pidiendo al Ministerio de Sanidad la prohibición de uso del cigarrillo electrónico en espacios públicos, regulándolos como el tabaco, incluido su promoción y publicidad. Pero, nada se ha hecho al respecto.

Ante la inacción de los responsables de la salud pública (algunos apuntan a la presión del lobby de la industria del tabaco), la realidad es que los cigarrillos electrónicos han entrado de lleno en el mercado, acompañados de una literatura no contrastada que asegura que es un instrumento eficaz para erradicar la adicción.

Francisco Rodríguez Lozano, presidente de la Red Europea para el Fin del Tabaco (ENSP), insiste en que es “muy difícil” dar por buena la versión de que estos aparatos no son tan malos como el tabaco o que sirven para ayudar al adicto a dejar de fumar, cuando quien está detrás de ellos es la industria del tabaco, que vive de la adicción de millones de personas a esta sustancia.

Desde la ENSP y el CNPT se apunta a que las intenciones de la industria van dirigidas a captar a “nuevos clientes” entre los adolescentes y los jóvenes, que ven en el vaporeo un signo de modernidad y estilismo. Basta con comprobar, asegura Rodríguez Lozano, el diseño atractivo de estos dispositivos, con carcasas de colores intercambiables.

Los expertos insisten en que el método más efectivo para reducir las cifras de tabaquismo es financiar los tratamientos, algo que ya estudia el Ministerio de Sanidad, aunque aún no ha tomado una decisión.

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