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Reparto en casa con drones: la polémica que viene

La carrera en el negocio de las aeronaves no tripuladas

Australia y Virginia estrenan un servicio prohibido en Europa por falta de normativa

Por el aire. El dron de Google se aproxima a una casa con un paquete para entregar al destinatario

Charles Mostoller / Getty

Aeronaves no tripuladas con un peso superior a los 25 kilos, capaces de volar a más de cien kilómetros por hora y dotadas con una tecnología pensada para entregar pequeños paquetes a domicilio. Era el sueño de las empresas constructoras de drones y de las agencias especializadas en el reparto, convertido ya en realidad.

Aunque el estreno de ese servicio no ha estado exento de quejas. Vecinos de las zonas donde operan esas aeronaves de reparto a domicilio protestan por el ruido que hacen las aeronaves, cuando se posan sobre la casa del vecino, y temen ver vulnerada su intimidad por la cámaras adosadas en la parte inferior de esos aparatos. Las empresas con las primeras licencias para reparto de paquetería, conscientes de las molestias, se han apresurado a informar que trabajan para reducir el ruido de las aeronaves. Aseguran también que los vídeos grabados durante los vuelos, imprescindibles para controlar el trayecto del aparato, estarán protegidos de miradas ajenas y se destruirán acabado el servicio a domicilio.

En Virginia (EE.UU.) y en Australia vuelan ya las primeras aeronaves que se plantan en la puerta de un domicilio y descuelgan desde el aire, sin aterrizar, el pedido. De momento los paquetes no pueden pesar más de un kilo y medio.

Protestas de vecinos por el ruido de los aparatos y temor a ver violada la intimidad

El tanto se lo ha apuntado Wing, empresa de Google, adelantándose a Amazon, que en el 2014 dijo tenerlo ya todo preparado para el desembarco de una flota de drones de reparto a domicilio. La propuesta de la mayor tienda de comercio electrónico del mundo no ha pasado del anuncio. Su intención era estrenar el reparto de paquetes a domicilio con drones en el Reino Unido, donde ha realizado las pruebas. Pero mientras que en Europa aún se trabaja en la aplicación de una norma común para autorizar ese tráfico aéreo para el reparto a domicilio, en otros países, como Estados Unidos y Australia las autoridades han concedido ya los primeros permisos.

La victoria de Google, con este tanto, adquiere el mérito añadido de haberse impuesto en esta carrera a otros potentes participantes muy bien preparados. La industria del dron está en pleno auge y las previsiones de negocio con esa actividad se cuentan por miles de millones de euros.

Así que no extraña que en esa pugna por hacerse con los permisos necesarios para el reparto de paquetería con aeronaves no tripuladas compitan, además de Amazon, otras compañías como Microsoft o Uber, que tiene su centro de pruebas en San Diego. Otras empresas emergentes en este mundo, como Flytrex, están realizando también pruebas en Carolina del Norte y Kansas. FedEx, Matternet y UPS son otras firmas con mucho interés en la implantación de esta tecnología.

Reparto de paquetería con drones

Clara Penín

Pero ha sido Wing la que de momento ocupa la primera posición en esa competida carrera. Esa empresa estrenó a primeros de año el servicio comercial de entrega de paquetes con aviones no tripulados en Australia. Y eso fue posible tras conseguir el permiso de las autoridades aéreas de ese país para operar en una remota zona poco poblada tras cuatro años de pruebas, con más de setenta mil vuelos y tres mil entregas. La zona donde pueden operar esos drones está muy acotada. Tienen permiso para llevar paquetes a domicilio a un centenar de hogares de los suburbios de Crace, Franklin y Palmerston. La previsión es ampliar ese servicio a otras áreas de Harrison y Gungahlin.

Tras la experiencia de Australia la empresa de Google acaba de anunciar que ha conseguido la autorización de la Administración Federal de Aviación de EE.UU. para el reparto a domicilio con drones en Blacksburg, en el suroeste de Virginia. Wing tiene previsto arrancar el servicio, tras el éxito en la fase de pruebas, en cuestión de semanas. Los vuelos operarán, como ocurre en Australia, en una zona poco poblada y el servicio prevé estrenarse con la entrega de medicamentos, comida a domicilio y productos cuyo peso no supere el kilo y medio.

Poner en marcha este servicio de reparto de paquetería por el aire requiere la autorización expresa por parte de las autoridades aéreas para que esos aparatos puedan volar más allá del campo de visión de los operadores. Esta es una norma sagrada en la norma que regula el uso de aeronaves no tripuladas: jamás pueden perderse de vista. El reparto de paquetes con unos aparatos de más de 25 kilos de peso con autonomía para volar decenas de kilómetros sería inviable si el operador tuviera que tenerlos en todo momento en su campo de visión.

Google gana la primera batalla a empresas como Amazon o Microsoft

Que el dron vuele sin seguimiento visual por parte de un operador sigue planteando dudas en materia de seguridad. Si se han concedido los permisos para permitir esos vuelos más allá de lo que alcanza la vista “es porque durante la fase de pruebas se ha demostrado que la mayoría de esos aparatos llegan sin problemas a su destino”, afirmó un directivo de Wing al anunciar la inminente puesta en marcha de este servicio en Virginia.

Una portavoz de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) recalca que las autorizaciones concedidas en EE.UU. y Virginia para el reparto a domicilio con drones “hay que enmarcarlas en la particularidad de las áreas elegidas para ese servicio. Son zonas con muy poca población, donde los riesgos por la caída quedan reducidas”. Esta portavoz añade que en España, así como en el resto de Europa, la norma “todavía no contempla el uso de estas aeronaves para el reparto de paquetes a domicilio”. Y augura que en el caso de nuestro país “las cosas no son precisamente fáciles, ya que España tiene el volumen de tráfico aéreo más elevado de Europa, lo que reduce el espacio para los vuelos de drones”. Aunque estos aparatos vuelan a poco más de cien metros de altura, la probabilidad de que una aeronave aumentara su altura, al perder su control, e invadiera una ruta de vuelos comerciales es un riesgo difícil de descartar a la hora de conceder los permisos.

Qué se puede hacer y qué no con un dron

Áreas urbanas

La actual norma en España impide volver sobre zonas pobladas. Un dron no puede sobrevolar un edificio, ni tampoco sobre personas, salvo con autorización

Cuando se pone el sol

Los vuelos nocturnos están prohibidos con aeronaves de más de dos kilos de peso. Esas operaciones siempre requieren un permiso de las autoridades

Espacio acotado

Las aeronaves no tripuladas tienen prohibido volar a menos de 8 kilómetros de aeropuertos y aeródromos. Y, por supuesto, en zonas de tráfico aéreo comercial

La intimidad es sagrada

Evitar poner en peligro o molestar a terceros (otras aeronaves, personas, bienes privados o públicos) y nunca vulnerar la intimidad con la captación de imágenes

Actividad profesional

El uso de aeronaves no tripuladas para fines comerciales o publicitarios requiere obtener unos permisos especiales para poder operar con esos aparatos

Sin permiso

No hay que ser piloto para usar un dron si los vuelos se hacen en zonas permitidas. Los menores de 18 años tienen que estar acompañadas por un adulto.

Campo de visión

El operador de un dron que vuela en zonas sin edificios, ni personas nunca puede perder de vista el aparato. Siempre tiene que estar en su campo de visión.

Altura en el vuelo

Las aeronaves nunca pueden volar, con independencia de su peso, a más de 120 metros del suelo, para no perder su visión. Incumplir esa norma acarrea multas

Responsabilidades

El piloto siempre es responsable de los daños que pueda causar el aparato. Así que se aconseja, aunque no es obligatorio, contratar un seguro al comprar un dron

Sentido común

A falta de normas más concretas –Europa prepara una instrucción general–, las autoridades aconsejan aplicar el sentido común a la hora de elegir día y zona para volar