Leticia Dolera, pregonera de combate

La cineasta y militante feminista, elegida para escribir y leer el pregón de las fiestas de la Mercè

Vertical

La actriz y cineasta defiende la necesidad de “ser tajante” al defender lo que uno cree justo

.

El Diccionario de la Real Academia, institución convertida últimamente en frente de batallas de género, alberga dos acepciones del término pregonero, ra. La primera se asigna al que “publica o divulga algo que es ignorado”. La definición le viene como un guante a Leticia Dolera, dedicada profesionalmente al cine pero volcada personalmente en la divulgación y defensa de unos derechos tan largamente ignorados como los de las mujeres. La actriz y cineasta barcelonesa acaba de convertirse además, por decisión de Ada Colau, en la próxima pregonera de las fiestas de la Mercè, al amparo de la segunda acepción de la RAE para ese bonito vocablo: la referida al que “en alta voz da los pregones, publica y hace notorio lo que se quiere hacer saber a todos”. Mucho ha evolucionado Leticia Dolera desde que hace 18 años, cuando ella tenía esa misma edad, la serie Al salir de clase la hizo famosa. Ahora es también una persona influyente. Para sus fans y para los partidarios de su lucha feminista, por supuesto, pero ante todo para sus amigos. Lo atestiguan directamente dos de ellos, quizá los más íntimos: la también cineasta Paula Ortiz , que la conoció al hacerle el casting y contratarla para su película De tu ventana a la mía , y Manuel Burque , uno de sus actores en su primer largometraje, Requisitos para ser una persona normal , y ahora coguionista en la serie que prepara con Movistar , Déjate llevar , donde ella es la creadora, directora y una de las protagonistas. “Claro que me influye, me anima y me ayuda: en lo profesional y en lo personal”, dice Ortiz. “Cuando por ejemplo no me atrevo a plantear un proyecto, siempre me dice: ‘El no ya lo tienes’. Es muy valiente y me reafirma”, añade. Burque confiesa que la actriz le ha contagiado su sensibilidad social y “necesidad transformadora” hasta el punto de hacerle pelear para que los proyectos en que él se implica adquieran tal perspectiva. “Yo no tenía esa brújula; esa disposición a tomar conciencia ideológica de lo que uno cuenta y quiere reflejar o cambiar. Ella me la ha dado. Es muy inspiradora para mí”, declara con toda seriedad el cómico gallego. Como intérprete, Dolera posee una “hermosa imaginación” que le permite ponerse en situación en cualquier escena mediante un salto emocional e intuitivo, sin procesamiento intelectual, comenta Paula Ortiz . Ese don natural para ponerse en trance, incluso en situaciones tan duras como una violación ( De tu ventana a la mía ) o la muerte de un bebé ( La novia , también de Ortiz ), pertenece a una esfera anímica que en la cabeza de esta mujer enérgica convive con una mente analítica, sigue la directora con la que suele quedar para desayunar e intercambiar inquietudes del oficio y la vida.

Otros rasgos en los que estos dos incondicionales coinciden al describir a su amiga nos hablan de una compañera divertida, con un humor surrealista, leal, currante y disciplinada. Miedosa y con fijación en los zombis, pero amante del terror. Flexible, didáctica y autocrítica a la hora de crear, pero “obstinada” a la de defender sus principios.

Dolera es “imaginativa, divertida, inspiradora y concienzuda”, dicen sus amigos Paula Ortiz y

¿Y qué dice de sí misma Dolera ? No mucho de su vida privada, aunque responde a todo. Su madre, María, a la que admira y adora, la crió sola; primero en el barrio de El Clot, después en la zona de Sagrada Familia y luego en Sants. Aunque a ella no le guste recordar su pasado de empollona, por el que más de un compañero le hizo sentir fuera de onda, sacó el bachillerato con matrícula. Estuvo a punto de estudiar Bioquímica. Pero el mundo de la imagen y los escenarios le tiraba mucho. Un dilema. Tenía una beca para Químicas, pero renunciar a ella para virar hacia la interpretación no le parecía serio. Entonces habló con su madre, cuya respuesta recuerda palabra por palabra: “Me dijo: ‘Ningún diploma dirá si algo es serio para ti; lo importante es que lo que hagas sea serio para ti’. Ya no lo pensé más”, dice. Dolera estudió en la escuela de teatro Nancy Tuñón, donde llegaba “con mariposas en el estómago”. El resto es conocido.

El trato en corto con la actriz y cineasta, o si se quiere con la combativa feminista, disipa la imagen algo arisca que ha proyectado en sus intervenciones más sonadas. Como dice Burque, ella no duda en meterse “en los charcos más grandes” cuando se trata de contraatacar al “patriarcado”. No le importa lo que le caiga encima después de, por ejemplo, afear en tono cortante los reparos de un Arturo Pérez Reverte a ciertas demandas de “inclusión” en la RAE. “En ciertos asuntos hay que ser tajante”, aduce. Dolera detesta sin embargo “la intolerancia ante la diversidad de opiniones”, así como la aparente dificultad de nuestros dirigentes políticos para escuchar a los otros.

Una idea marca sus proyectos y valores: “Hay que aventurarse a ser uno mismo sin miedo a no encajar; no conformarse con hacer lo que se supone o está programado que hagamos”, sentencia. Y, con hábil cita al título de la serie que rodará en Barcelona a partir de septiembre, remata: “Hay que dejarse llevar”.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...