Poliamor, el concepto que replantea el valor de la fidelidad y la monogamía
Este tipo de relación consiste en mantener varias parejas a la vez con el conocimiento de todas las partes implicadas
Cuando Javier Bardem, Penélope Cruz y Scarlett Johanson deciden vivir románticamente los tres juntos en la película de Woody Allen Vicky Cristina Barcelona, más allá de la escena de una comedia quizás estaban visualizando una tendencia en las relaciones sexuales y amorosas que cada vez tiene más protagonismo: el poliamor.
En Brasil, en 2012, un hombre y dos mujeres fueron reconocidos a través de una unión como un “ trío amoroso estable ”, por un notario en una decisión inédita. El caso ocurrió en la ciudad de Tupá, en el estado de San Paulo.
Aun minoritario, cada vez hay más gente que opta por vivir y sentir “el amor” de otra manera y que está dispuesta a contarlo. Es el mismo camino que un día empezó a andar el colectivo LGBT y que ahora siguen aquellos que se identifican con el poliamor.
Una búsqueda de la palabra “polyamory” en Google arroja más de 600 mil resultados y la de “poliamor” más de 200 mil. En Amazon hay más de 800 libros sobre el tema y en Facebook hay muchas páginas y grupos dedicados a los “poly”. Brevemente y según la Polyamory Society de Estados Unidos, el poliamor es “la filosofía y la práctica de amar a varias personas simultáneamente de forma no posesiva, honesta, responsable y ética. El poliamor enfatiza elegir con cuántas parejas se quiere estar involucrado, en lugar de aceptar amar solo a una persona a la vez”.
Según Isabel Moreno, psicóloga especialista en terapia sexual y de pareja, “todos tenemos la capacidad de querer a más de una persona a la vez. Entonces, ¿por qué no aceptar que haya quien puede a amar íntimamente a más de una persona?”.
Para Coral Herrera, doctora en Humanidades y Comunicación Audiovisual y especializada en teorías de género, “el problema son los celos y la propiedad privada. Nuestra cultura amorosa está basada en la exclusividad y en la propiedad privada del objeto amado. ‘ Yo soy tuya y tú eres mío y de nadie más’. A los hombres, además, se les enseña a disfrutar mucho de su libertad, pero no a amar la libertad de los demás, razón por la cual no soportan que sus parejas sean tan libres como ellos. Es cierto que muchos hombres se acercan al poliamor para poder tener relaciones con mujeres diferentes sin tener que ocultarse, mentir o engañar a su esposa. Sin embargo, se les nota enseguida que no son poliamorosos en cuanto su compañera hace lo mismo que él, porque no lo soporta y empiezan los conflictos”.
Por el contrario, Moreno opina que la gente que establece relaciones poliamorosas “no lo vive nunca desde la dificultad, sino como una forma y una oportunidad de crecimiento personal, que además cree que es la mejor aportación que el poliamor puede hacer al mundo de las relaciones monógamas”.
El poliamor nace del amor libre de los años 60 y 70 del siglo pasado, que impulsaron los movimientos libertarios, anarquistas y hippie. Según Herrera, “aunque todos ellos rompieron con la monogamia obligatoria, la ideología patriarcal que las recorre es casi la misma que la que impregna el romanticismo tradicional, pues siguen basados en el régimen heterosexual y en el concepto de dúo como patrón para unirse sexual o amorosamente. Las anarcofeministas entendían el amor como una estructura amorosa horizontal, sin jerarquías, pero en el poliamor hay gente que distingue entre su pareja principal y las demás parejas”.
Por su parte Moreno cree que no se puede entender el poliamor como una promiscuidad o una poligamia ética (como se autodefine muchas veces) porque “el foco no está en el sexo, sino en establecer relaciones amorosas estables y duraderas y no solo tener más de un compañero sexual”.
Es algo más complejo pues, en el fondo, poliamor es un término general que integra varios tipos de relación multipareja, pero que abraza también la igualdad sexual y está abierta a todas las orientaciones sexuales. No hay un único tipo de poliamor, sino que hay más de uno y que además no se definen por la orientación sexual, sino por el tipo de relación que se establece entre los miembros de la relación poliamorosa, con independencia de su sexo u opción sexual.
Básicamente hay tres tipos de poliamor. Por un lado la polifidelidad, que involucra múltiples relaciones románticas donde el contacto sexual es restringido a los miembros específicos del grupo. Por otro, la poligamia, cuando una persona se casa con varias personas. Pero en el caso del poliamor, y de acuerdo con sus principios, no es privativo de los varones, ni viene impuesto por un mandato social o religioso. Y por último, existe la relación o el matrimonio grupal, donde se considera que todos los miembros están igualmente asociados los unos con los otros, lo que nos llevaría a hablar de polifamilias.
El poliamor nada tiene que ver con otras prácticas como pueden ser los swingers y el intercambio de parejas, en las que el amor no está permitido y se trata, exclusivamente, de tener relaciones sexuales (digamos que recreativas) con personas distintas de aquella con la que se mantiene la relación afectiva y únicamente comparten con el poliamor el hecho de que la situación es conocida.
Isabel Moreno cree para poder tener relaciones poliamorosas “la persona debe tener unas habilidades y actitudes determinadas para poder manejar ciertas situaciones y retos que no se acostumbran a encontrar en el modelo tradicional de relación de pareja estable”. El poliamor, según Moreno, “requiere una aproximación más flexible, un sistema de límites y reglas bien establecido y una capacidad de negociación más profunda”.
Además, los aspectos morales también juegan su papel e “influye mucho cómo las personas han construido su sistema de creencias”. Para Moreno, las personas poliamorosas “cuidan mucho al otro en todos los aspectos y eso evita muchos problemas y tensiones, pero no son inmunes a la infidelidad, que sucede cuando uno de los dos tiene una relación de la que no ha informado al otro”.