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"Pensar en positivo para superar el dolor produce el efecto contrario"

El psicólogo Giorgio Nardone acaba de publicar el libro 'Psicotrampas' en el que analiza las principales causas del sufrimiento humano y presenta soluciones

Giorgio Nardone es cofundador del Centro de Terapia Estratégica de Arezzo

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Giorgio Nardone es el creador de la terapia breve estratégica, modelo centrado en la búsqueda de soluciones como base para entender cómo funciona el problema. El nuevo libro de Nardone, Psicotrampas , es el resultado de más de 30 años de estudios de soluciones terapéuticas ya que, según el autor, “la única manera de conocer bien el problema es a través de su solución”. Nardone categoriza en este libro las trampas mentales que el ser humano construye a través de sus mecanismos psicológicos y que, repetidas durante mucho tiempo, pueden acabar derivando en una psicopatología grave.

Según el psicólogo, el ser humano se ha complicado la vida al aplicar unos mecanismos determinados sin preocuparse de los resultados o, dicho de otra forma, utilizando siempre la misma estrategia a la hora de afrontar problemas distintos. En el peor de los casos, estos mecanismos han acabado derivando en lo que él llama psicotrampas, ya que “la naturaleza no nos ayuda, pero la cultura tampoco nos ha salvado”. Nardone cree que la espontaneidad es sólo una ilusión, rechaza las teorías que aseguran que modelamos nuestras pautas de comportamiento durante nuestra infancia y se muestra crítico a la hora de hablar del pensamiento positivo y la Ley de la Atracción. Phillips, conocido autor de planteamientos freudianos concluye uno de sus libros afirmando: “Lo único que aprendemos de nuestros errores es que seguiremos repitiéndolos”. Este anatema para los seres humanos es el que Nardone quiere afrontar aplicando nuevas perspectivas y planes de acción en primera persona que permitan anular el efecto de estas “psicotrampas” de las que, según él, todos somos susceptibles a convertir en patología, especialmente aquellas personas menos flexibles.   

-Dice que todos somos novelistas de nuestra vida. ¿Nos gusta más el drama que la comedia?
-¡Nos encanta la tragedia! Como occidentales somos todos hijos de la tragedia, que es un género que supera a los dos que has nombrado (Sonríe). La tragedia siempre tiene un final terrible, y nuestra existencia también tiene un final trágico: la muerte.

-Llama la atención que, pudiendo elegir nuestra manera de vivir la vida, nos decantemos por complicárnosla…
-La naturaleza no nos ayuda nada, ya que somos seres hechos para complicarnos la vida. Nuestra naturaleza nos impone el funcionamiento neurofisiológico de repetir aquellos parámetros que nos han funcionado anteriormente. Lo que sucede es que algo que haya podido funcionar en nuestro pasado no tiene porque funcionar en el presente, y más cuando la tipología del problema también es distinta. Nuestra mente hace que elaboremos la misma estrategia con cualquier tipo de problema, y eso es erróneo ya que sólo nos lleva al fracaso.

-¿Esta es la base de cualquier psicotrampa?
-La base de cualquier piscotrampa reside, efectivamente, en repetir constantemente un parámetro que nos ha funcionado anteriormente. Nuestra naturaleza nos impone este mecanismo mental, pero la cultura tampoco nos salva ya que no nos ofrece una serie de herramientas que nos dejen elegir tranquilamente el modelo que necesitamos. Como occidentales, hemos sido todos educados en la racionalidad y la lógica; el problema es que tendemos a aplicar estos conceptos en momentos donde no se pueden aplicar. Muchas estrategias no nos funcionan porque están elaboradas sobre una lógica preconstituida en base de una teoría que no tiene en cuenta la realidad de los hechos.

-¿Por ejemplo?
Dos psicotrampas de pensamiento muy extendidas son la psicotrampa de la verdad definitiva y del razonamiento perfecto, y ambas son hijas de nuestro razonamiento racional. Creemos que este razonamiento nos salvará de cualquier problema, pero como se ha visto, por mucho que avanza la medicina moderna, algo que se plantea como conocimiento definitivo, aún no nos ha ayudado a combatir las infecciones más graves o el cáncer. Incluso te diré que el razonamiento lógicamente perfecto puede ser la base de las acciones más criminales.

-¿Definimos nuestros patrones conductuales en nuestra infancia?
-¡Esto es un mito! En el momento en el que tenemos capacidad de racionamiento, aproximadamente desde los 14 años, somos nosotros mismos los que construimos nuestra realidad. La realidad no es lo que nos han impuesto en nuestra infancia, sino lo que nosotros hacemos con los demás. Cada persona es responsable y artífice de su destino. La visión de que nosotros estamos moldeados o condenados por algo que nos sucedió durante nuestra infancia es un argumento obsoleto desde un punto de vista del psicoanálisis. Construimos la mayoría de problemas nosotros mismos a través de nuestras tentativas equivocadas a la hora de resolverlos. Si la estrategia no funciona e insistes, complicas más el problema en lugar de resolverlo.

-¿Cuál debe ser, entonces, la base de nuestro aprendizaje?
-Lo primero que tenemos que hacer es observar cuáles han sido nuestras tentativas de solución y, si no funcionan, cambiarlas y dejar de insistir, que es lo que solemos hacer espontáneamente. Es importante dejar de insistir en aplicar soluciones disfuncionales y saber cambiar la estrategia.

-Entiendo que las psicotrampas que nos solemos poner no son, en un inicio, una psicopatología que hay que tratar con ayuda de un especialista…
-Para nada. Son tentativas a la realidad que, hasta cierto punto, pueden llegar a funcionar. La trampa es cuando nos excedemos, como un medicamento que en sobredosis puede convertirse en algo nocivo. Ninguna de las psicotrampas es patológica en sí, lo es en el momento en el que exageramos su aplicación.

-¿Nuestra espontaneidad a la hora de buscar soluciones puede actuar como saboteadora?
-La espontaneidad no existe. La espontaneidad es el último aprendizaje que se ha convertido en una adquisición. Si repito algo un cierto número de veces luego acaba saliendo algo natural. La espontaneidad es otro de los falsos mitos modernos.

-Llevamos dos. ¿Cuáles son las psicotrampas más generalizadas?
-Hay dos grupos de psicotrampas: de acción y de pensamiento. Si hablamos de pensamiento, la más extendida es la psicotrampa del engaño de las expectativas. Esperar que los demás hagan exactamente lo mismo que yo haría en la misma situación. Hay que entender que cada persona es diferente y no hará lo mismo que yo.

-Vaya, que esperamos demasiado de los demás…
-Sí, especialmente de las personas que nos son más cercanas. Cada individuo tiene una percepción concreta de las cosas y nunca la podrá percibir como la otra persona; como no siente lo mismo, su comportamiento y su reacción será diferente. Si yo espero que hagas exactamente lo que yo haría, caeré en una psicontrampa porque me llevaré una desilusión.

-¿Qué estrategia tenemos que elaborar para afrontar esta situación?
-Empezar a aceptar que cada persona percibe la realidad desde diferentes puntos de vista y dejar de esperar de los otros que hagan lo que haríamos nosotros. Es importante aprender a ver la realidad con los ojos de los demás y tener previsto que ellos harán algo diferente. Con esto prevenimos desilusiones o sentirse herido por una expectativa falsa.

-Vamos a las de acción. ¿Cuál es la más recurrente?
-Insistir, insistir e insistir. Cuando un ser humano está convencido de que algo es justo o funciona insiste en ello hasta la saciedad. Por ejemplo, si estoy convencido de que mi pareja no me da suficientes atenciones y se lo digo constantemente, el resultado que voy a obtener es justamente el contrario. Otro ejemplo que tiene que ver con nosotros mismos: si hacemos algo y fracasamos,  muchas veces seguimos insistiendo y repitiendo lo mismo pensando que algún día en algún momento esto saldrá bien. Nos transformamos en el burro que quiere mover el árbol con la cabeza.

-¿Qué tenemos que hacer aquí para evitar rompernos la cabeza?
-Pensar que si una estrategia no ha funcionado en un tiempo, la única opción que nos queda es cambiarla; sustituir la rigidez por la flexibilidad. Al mismo tiempo, se suele decir que un hombre es fuerte cuando no se rinde y sigue insistiendo. Hay cierta presión social a seguir insistiendo y no desfallecer, pero eso es absurdo cuando la estrategia es equivocada de base o no sirve para ese problema concreto.

-Otro discurso que se ha consagrado es el del pensamiento positivo para atraer cosas buenas a tu vida. ¿Ahora también me dirá que eso es un falso mito?
-¡Por supuesto! Es un mito moderno que viene de esta filosofía americana del “piensa positivo y todo irá bien”. Esto es algo que ya se había propagado antes en la década de los sesenta con la beat generation o la new age, y ahora con las filosofías tibetanas y el “piensa y produce”. También está la absurda ley de las atracciones de la que se sigue hablando.

-Bien, se ha cargado cuatro de un solo párrafo. ¿Cuál es su punto de vista?
-Si le digo a una persona que está deprimida que piense en positivo lo único que obtendré es que se deprima aún más y tendrá un efecto contrario, como sucede con todos los problemas compulsivos. Pensar en positivo para superar el dolor produce el efecto contrario. ¿Cuándo funciona este tipo de pensamiento? ¡Cuando las cosas ya van bien! Entonces sí que puedes lograr que las cosas vayan aún mejor; pensar en positivo cuando hay cosas trágicas hace que eso vaya todavía a peor.

-¿Qué hay que decirle, entonces, a una persona que está triste o pasando por un momento doloroso?
-Depende del motivo de su tristeza. Si es porque algo va mal en su vida, se deben analizar sus tentativas de solución y mirar de cambiarlas. Ver qué psicotrampas aplica y encontrar una solución. Hay muchas personas que están tristes porque se esfuerzan en ser felices. A esta gente hay que enseñarle, al menos una vez al día, a darle un espacio a esta tristeza y hacerle concentrar en las cosas que le hacen sufrir para que tomen conciencia. El efecto puede ser doble: o pones toda tu tristeza en este espacio y luego quedas libre, o cuanto más intentas estar triste voluntariamente tu cabeza irá en dirección contraria. Con este efecto paradoxal bloqueas tu tristeza y reaccionas. Esta es “la técnica de la peor fantasía”, que es exactamente la opuesta al pensamiento positivo.

-¿El autoengaño tampoco funciona?
-Esta es una técnica de autoengaño voluntario, me pongo en la condición de estar más triste para salir de este estado. Este es un autoengaño terapéutico, mientras que pensar en positivo es un autoengaño que sólo funciona cuando no tienes un problema tan devastador. Si el problema es más grande, como los derivados de las psicopatologías, el pensamiento positivo no sólo no ayuda sino que te hunde más.

-¿El amor es la forma de autoengaño más sublime que existe?
-(Ríe). El amor es básicamente lo que nosotros ponemos a la otra persona, y no lo que verdaderamente hay en ellas. Cuando estamos enamorados, no vemos más que virtudes en la otra persona, mientras que sus defectos nos parecen virtudes ya que emitimos una luz positiva. La prueba es que, cuando ese amor se apaga, la frase más utilizada suele ser “no es la misma persona que antes”. Y es verdad, porque vuelve a ser lo que era sin lo que yo le he añadido.  

-Pues sí que me lo pone usted mal…
-¡De ninguna manera! Este es un autoengaño útil que nos sirve para vivir mejor. Está bien que las personas se enamoren, ellos no necesitan ayuda sólo por ello. Es un autoengaño funcional que nunca se debe extinguir.

-Me deja más tranquilo. ¿Han aparecido psicotrampas modernas en esta sociedad tan globalizada?
-Sí. La más extensible es la socialización de nuestras vidas, hasta las cosas más íntimas. Dos ejemplos muy claros son determinados programas como los reality shows o la tendencia de muchos adolescentes de contar toda su vida a través de las redes sociales. Esto tiene un efecto devastador porque las personas no construyen una propia identidad que sea diferente a la de los demás y, sobre todo, no aprenden a gestionar la responsabilidad de tener algún secreto. Hay cosas íntimas que un individuo tiene que guardar para sí mismo o hablarlas sólo con algunas personas escogidas.