Fumar mata. Una frase que, aunque repetida hasta el cansancio, no solo alerta sobre sus efectos en la salud, sino que también encierra el potencial de desencadenar situaciones surrealistas. Las experiencias de quienes han fumado a pesar de las advertencias reflejan que el tabaco puede llevar a apuros de lo más insospechados.
La actriz Yolanda Ramos, célebre por su humor y desparpajo, lo demostró con creces en una reciente anécdota que compartió en el programa Late Xou de Marc Giró. Lo que comenzó como un simple cigarro terminó siendo una hilarante lección sobre los riesgos menos evidentes de fumar.
Regañina del encargado
La lección inolvidable de fumar en la habitación
Todo comenzó durante su estancia de un mes en Nueva York. Una prestigiosa academia de idiomas le ofreció la oportunidad de perfeccionar su inglés en un campus especializado. Sin embargo, lo que prometía ser una experiencia enriquecedora se convirtió en un cúmulo de momentos embarazosos.
Uno de los más destacados ocurrió cuando decidió fumar en su habitación, desafiando las normas del centro. “Fumé en la habitación y fumar mata porque casi me caigo por la ventana, salí todo lo que soy de largo y aun así me pillaron”
Pasadas tres horas, alguien llamó a la puerta de su habitación. Al abrir, Ramos se encontró con un imponente hombre al que describió como “un dios de ébano, negro, guapo“. Su primer pensamiento es que ese señor quería ligar con ella. ”Pensé Dios ha escuchado mis súplicas”, contó mientras no podía contener la risa.
La situación no quedó ahí. Ramos explicó cómo intentó comunicarse con el encargado, vestida con un pijama que describió con su característico humor: “Me hice la chula y le dije hi. Yo iba con un pijama de una marca que empieza por pri y acaba por mark e hice postura como en las películas”.
Pero su intento de simpatizar no salió como esperaba. “Lo primero nunca lo cojo, pero entendí smoking room. Y yo, para ser sincera y caerle bien, le dije que sí. Hostia, qué cabreo”, confesó. El resultado fue un rapapolvo que la obligó a cambiar sus hábitos: bajar a fumar con otros huéspedes en un área designada. Entre ellos, un joven japonés que, según sus palabras “fumaba como una binguera”.
Lo que no le pase a ella...
El sello inconfundible de Yolanda Ramos
Pero los percances no terminaron ahí. En otra ocasión, en plena clase, un inoportuno resfriado la puso en aprietos delante de sus compañeros. “Empecé a estornudar y me salió un pollo del tamaño de Espinete. Como si estuviera en el parvulario, me limpié en los riñones y la camiseta me iba corta”.
En ese momento, la ley de Murphy actuó con toda su fuerza. "Y me dijeron Yolanda, coming a la pizarra, que no se dice así... No me jodas que tengo que salir con los riñones brillantes ahora...”, relató entre risas.