Orestes ya ha pasado los 150 programa en Pasapalabra y el burgalés tiene un nivel complicado de igualar y superar. Marisa entró fuerte en el concurso y en poco tiempo consiguió empatarle y ganarle.
Se ha convertido en una rival más que digna para el veterano, pero en el programa anterior no consiguió ganarle y este viernes se enfrentó a 'La silla azul', jugándose así su continuidad en el programa.
Noelia se enfrentó a 'La silla azul' pero no hubo suerte
En la prueba se enfrentó a Noelia, ingeniera química alicantina, la cual fue animada por su hijo de cinco años. Desgraciadamente no tuvo suerte ante la concursante residente que le ganó con cero fallos.
Los invitados volvieron a ser los mismo y este programa sería el último para ellos. En el equipo azul, con Marisa, estuvieron Leo Ortizgris y la cantante Natalia. Y junto a Orestes, jugaron Eva González y Leo Rivera.
Marisa perdió pronto el empate
En cuanto a las pruebas, parece costumbre empezar la primera de ellas con un empate y en este programa no fue una excepción. Sin embargo, Marisa dejó que Orestes se adelantara desde 'La pista' y el burgalés no perdonó.
Este llegó a acumular 79 segundos, una cifra bastante alta. Y Marisa llegó a la prueba final con 44. Un tiempo que puede ser suficiente para resolver 'El Rosco', pero teniendo en cuenta el nivel de exigencia se le podría complicar las cosas.
Orestes estuvo a punto de llevarse el bote
En la prueba final ambos concursantes demostraron estar a un nivel muy alto. Pero Orestes quiso acabar la semana por todo lo alto y empezó con mucha fuerza. Realizó una tirada de 12 aciertos y llegó a estar a dos del bote cuando su rival no había acabado ni la primera vuelta.
El burgalés decidió pasar palabra con estas dos letras a esperas de lo que hacía Marisa. Esta iba resolviendo con mucha seguridad pero acabó fallando. Fue entonces cuando Orestes resolvió una de las que le quedaban y acertó. El público se puso el pie al ver que había opciones de bote.
A Marisa se le acabó el tiempo con 21 aciertos y al de Burgos no le quedaba más remedio que intentarlo. Reconoció que no sabía la respuesta pero que diría un apellido italiano común, por ver si había suerte. Lamentablemente no la hubo y se quedó con la miel en los labios.