Abismos

Abismos

El interesado escándalo provocado por la entrevista a Arnaldo Otegi en TVE tiene que ver más con la política que con el periodismo. Como puro servicio público, TVE debe dar voz de un modo proporcional a los partidos representados en el Parlamento y, aunque no guste, Otegi forma parte de este reparto. La entrevista no fue indulgente, ni cayó en el compadreo con el que a veces se ha tratado a Otegi en otras televisiones (se podría recuperar una secuencia de entrevistas de los últimos años que pasarían por La nit al día, Salvados o Quatre gats en las que Otegi tiende a sentirse más cómodo que incómodo). La entrevista fue muy útil desde el punto de vista informativo y propició que Otegi hiciera una declaración definitiva: “Lo siento de corazón si hemos generado más dolor en las víctimas del necesario o del que teníamos derecho a hacer”, que es un monumento al cinismo retrospectivo elevado a categoría de ciencia política.

POZOS ADOLESCENTES. Euphoria (HBO) deconstruye el género de la típica serie norteamericana de institutos y la pasa por el filtro realista de las drogas y del sexo. Los padres que tengan hijos en edad peligrosamente adolescente harán bien en no verla. Hay más radioactividad y desesperación en los dos primeros capítulos emitidos que en todo Chernobyl. Sinopsis: la brutal adicción a todo tipo de drogas de una chica menor de edad que, en vez de ensañarse en la dimensión trágica, destructora y sórdida también describe los espejismos de una grandeza psicotrópica forzosamente artificial. El tono, explícito, juega con cierta voluntad de provocación, pero eso no deslegitima la intensidad del retrato del vértigo alucinógeno y de las pulsiones, frustraciones y psicopatías que de ellos se derivan. Salen pocos adultos y, en cambio, sí muchos jóvenes candidatos a convertirse en náufragos con mínimas posibilidades de supervivencia. Si se trata de un retrato generacional, hay motivos para cortarse las venas. Y si es una aproximación metafórica a las patologías de la sociedad norteamericana actual, el diagnóstico todavía es más frustrante. El título, implacable, es uno de los pocos elementos irónicos de una historia que deja huella en el espectador. Miento: deja cicatrices.

ESCANDINAVIA. Alternativa escandinava al terror psicotrópico de Euphoria: una serie de pura intriga policial, Wisting, que pasa en Noruega, y una serie sueca, The inner circle, que podría definirse como thriller político. Cuenta la peripecia de un político ambicioso, con muchas posibilidades de convertirse en primer ministro, atrapado por una confabulación en la que confluyen intereses ocultos y presiones políticas, mediáticas y criminales. Lo más sorprendente es cómo el protagonista intenta conciliar su vida familiar con su vida profesional, un tema que también es importante en Wisting. Aquí la colaboración entre los policías noruegos, acostumbrados a un Estado de bienestar escandinavo y civilizado, se confronta al estilo de los agentes norteamericanos del FBI, mucho más implacables y mecanizados a la hora de hacer su trabajo.

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