Salvados: El papa Francisco descubre las concertinas de la valla de Melilla

El equipo de Salvados consiguió la entrevista más deseada por Jordi Évole. Tras años de negociaciones, el papa Francisco mantuvo un cara a cara con el periodista de La Sexta. En la entrevista, habló sin reparos sobre la iglesia católica o algunos aspectos de su vida diaria. Pero el momento más impactante fue cuando tuvo en sus manos una concertina de la valla de Melilla.

En el comienzo de la entrevista, Évole quiso conocer algunos aspectos de la vida personal del pontífice. Descubrió que no tiene teléfono móvil, pero que tuvo “uno en 1992 que parecía un zapato”, pero solo hizo una llamada con él y lo devolvió. También apuntó que está completamente fuera de las redes sociales y de lo que se comenta de él en ellas.

Aunque decía no estar al tanto, demostró estar informado sobre ellas. El pontífice opinó que son “una bendición porque ayudan mucho”, “pero también pueden ser una fuente de alienamiento”. Añadió que son peligrosas porque ofrecen “una lluvia de noticias no objetivas que te crean una confusión muy grande”.

También abordó las fake news, cuando Évole quiso hacer autocrítica por tener olvidados algunos conflictos a los que apenas se le dedican unos segundos en los informativos. “Lamentablemente, la información es un poco tipo flash”, explicó, para añadir que los periodistas pueden caer en varios pecados como la calumnia o la desinformación. Para el papa, “eso va contra el derecho que tiene el que recibe noticias a estar informado”.

El presentador de Salvados preguntó a Francisco qué le parecen las propuestas de Donald Trump de levantar un muro entre Estados Unidos y México, un plan al que también se ha apuntado Vox en la precampaña para separar España de Marruecos. El pontífice fue tajante diciendo que “el que levanta un muro termina prisionero del muro que levantó, y eso, es ley universal”.

Después, el periodista mostró al pontífice las cuchillas de la valla metálica que separa la ciudad de Melilla de Marruecos. Sosteniéndola en sus propias manos habló de los migrantes que intentan cruzar la frontera “y se arriesgan”, recordando que podrían ser “mi madre, mi hijo o mi hermano”. Para los católicos que rechazan a los extranjeros mandó un claro mensaje recomendándoles leer “el evangelio y sed coherentes”.