A Mastodon se la ha calificado como alternativa a Twitter y en las últimas semanas ha registrado un inusual número de altas de –más de 500.000 nuevas en una semana, con las que llega a 6,3 millones de usuarios– en busca de alternativa a la red social de los tuits, que Elon Musk, quiere vincular en algunos (o en muchos) casos a una suscripción de pago. Pero hay muchas razones por las que ese tránsito no es probable que ocurra.
Pese a la apariencia de los mensajes publicados, el nombre de usuario con signo @ y la utilización de etiquetas ( hashtags ), Mastodon no es Twitter ni se le parece. Lo primero que encuentra quien se inscribe por primera vez es la necesidad de decidirse por un nodo y, en este caso, uno no sabe dónde se mete, porque cada una de estas conexiones tiene una política determinada. Por ejemplo, el primer nodo que aparece en español es uno situado en Bilbao. Un usuario explica que, sin haber llegado a poner un mensaje, le han echado por su perfil, que califican de “anticomunista propagandista, pata del régimen capitalista”. El nodo, cuando uno ya está dentro, se autodefine: “somos comunistas. No se permite atentar frente a los intereses de la clase obrera”.
La plataforma de nodos federados ha ganado más de medio millón de altas en la última semana
Ahí es cuando el usuario empieza a darse cuenta de que no es lo mismo que la plataforma que ha comprado Elon Musk. Twitter es una red centralizada, con sugerencias de tuits y publicidad, pero Mastodon está libre de anuncios y se define como “una red abierta, libre y federada”. Esta última palabra es la clave. Está compuesta por redes más pequeñas que son los servidores, que pueden ser creados por cualquier usuario.
Los mensajes que una persona publica solo los pueden ver los integrantes de la propia comunidad, aunque se puede seguir a usuarios de forma global para poder ver lo que publican, aunque antes hay que saber que están ahí. Conocer gente nueva a la que seguir es más difícil.
Cada una de esas pequeñas comunidades de Mastodon se autodefine por un interés muy concreto y eso mismo lo convierte en un espacio demasiado cerrado para quien lleve años con una cuenta en Twitter.
El fundador, director general y empleado único de Mastodon, el desarrollador alemán Eugen Rochko, de 29 años, admite que su red no es como la de Musk: “algunas personas nos preguntan por qué Mastodon no es un sitio web único. Un único sitio web que pueda servir a todo el mundo requiere tanta potencia de cálculo, infraestructura e ingeniería, que es prácticamente imposible de realizar sin un gran capital y monetización”.
El propio Musk publicó un tuit hace unos días en el que decía que si a alguien no le gustaba Twitter, tenía “masterbatedone”, un juego de palabras que asimila el nombre de Mastodon a “masturbación”. El empresario borró el mensaje más tarde.
En las dos últimas semanas, Rochko no da abasto para mantener su red. Los nodos federados también han tenido problemas con el aluvión de solicitudes de altas. En algunos casos han limitado esa posibilidad.
Un documento interno de Twitter al que ha tenido acceso la web The Verge asegura que el crecimiento de usuarios de la red del pajarito ha sido del 20% mensual en las últimas semanas, lo que le ha permitido pasar la barrera de los 250 millones de inscritos. El exfundador de Twitter, Jack Dorsey, ha aprovechado también el momento para recordar que está montando su propia red, llamada Bluesky. A ver cuántos pican.