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Cómo no perderse en el laberinto de los procesadores para ordenadores

Hardware

Repasamos los puntos más importantes a la hora de elegir el chip principal de nuestro equipo informático

El microprocesador es el elemento más importante del ordenador

Apple

Cuando decidimos comprar un ordenador, ya sea portátil o de sobremesa, solemos ver las características técnicas, y casi siempre del microprocesador sólo miramos de pasada su fabricante, la familia a la que pertenece y la velocidad. Pero nos perdemos en otros aspectos.

Hagamos un poco de historia. En 2006 Intel lanzó al mercado su primer procesador con más de un núcleo físico (Intel Core 2 Duo). Hasta entonces el procesador funcionaba con un único camino para el procesamiento de los datos. En 2010 la empresa puso en el mercado sus Intel Core i3, i5 e i7. AMD fabricó en 2005 el primer microprocesador de dos núcleos y con una arquitectura de 64 bit, el Athlon 64 X2.

Ojo con los procesadores más modestos

Si estamos pensando en comprar un portátil, debemos tener cuidado, pues todavía siguen vendiendo ordenadores equipados con procesadores Intel Atom, Intel Celeron e incluso algún AMD E2.

Claramente insuficientes por su potencia de cálculo para usar con fluidez Windows 10 incluso en tareas modestas. Recomendamos elegir equipos que cuenten al menos con un Intel Core i3 de última generación o un AMD Ryzen 3. En ordenadores de sobremesa se puede aplicar la misma regla.

AMD o Intel

Partimos de que los procesadores de Intel son por lo general más caros que los de AMD. A día de hoy Intel va por la novena generación de sus procesadores Core i3 (gama baja), Core i5 (gama media), Core i7 (gama alta) y Core i9 (para videojuegos avanzados o trabajos de alta potencia de cálculo). Mientras que AMD en febrero de 2017 lanzó los nuevos procesadores Ryzen 3 (gama baja), Ryzen 5 (gama media), Ryzen (gama alta) y los Ryzen Threadripper (para tareas muy avanzadas).

En cuanto al calentamiento AMD normalmente tiene un peor rendimiento que Intel, pero ha logrado dar un salto importante con los Ryzen. Pues sus procesadores FX tenían un problema muy grande en este sentido.

Microprocesadores para uso doméstico y para uso profesional

Si el ordenador lo necesitamos para ofimática, para navegar por Internet o para cargar de vez en cuando algún contenido multimedia debemos elegir un Intel Core i3 o i5, o en AMD un Ryzen 3 o 5. Y si el objetivo es usarlo para videojuegos con gran exigencia gráfica, o para cargas muy altas de trabajo, lo mejor es decantarse por un Intel Core i7 o Ryzen 7.

Pero hay veces que podemos dudar, pues algunos Core i3 son más eficientes que ciertos Core i5. Esto se puede identificar diferenciando la antigüedad del procesador, y si ha sido diseñado para un portátil o para un equipo de sobremesa. Para ello debemos saber cómo se estructura su numeración. Por ejemplo, en el caso de un Core i7 9700K el primer número (9) indica la generación. Las tres cifras siguientes (700) hacen referencia a la velocidad y al rendimiento.. Y por último la letra (K) nos informa sobre algunas características muy concretas, como si puede forzarse y aumentar la velocidad (opción turbo).

Procesadores que no terminen obsoletos rápidamente

Este punto es muy importante debido a la velocidad con la que cambia la tecnología. Debemos aclarar que no sólo debemos fijarnos en la velocidad que nos indica el fabricante. Pues puede que un procesador de 2,6 Ghz que pertenece a una familia de procesadores más actual, rinda mejor que uno de 3,8 Ghz más antiguo.

Por lo general es importante decantarse por procesadores de última o penúltima generación. Debemos asegurarnos del número de núcleos físicos y de núcleos virtuales (llamados hilos) que incorpora. También conviene saber de qué memoria caché dispone el modelo que nos interesa. Cuanto mayor sea, mejor rendimiento.

Eficiencia energética

También es importante la eficiencia energética. Un caso muy particular es por ejemplo el AMD FX 8350 8X Black Edition de 4 Ghz (muy bien situado sobre todo en usuarios de ordenadores para gaming), pero con un calentamiento excesivo.

Debemos tener también en cuenta si compramos un ordenador de sobremesa si el procesador es para esa clase de ordenador o se ha usado uno diseñado para un portátil, estos son más eficientes energéticamente pero por lo general más lentos.

La ingeniería en la fabricación de microprocesadores es cada vez más complicada al reducir el espacio de éstos.

iStockphoto

Finalmente recomendamos comparar varios procesadores en webs destinadas a ello. Como por ejemplo esta. En resumidas cuentas, es clave adquirir procesadores lo más modernos que sea posible, huir de los procesadores de Intel que no sean al menos un Core i3, por modestas que sean nuestras pretensiones, y comprobar además de la velocidad de proceso el número de núcleos que equipa y si el chip puede funcionar en modo turbo.

Ni que decir tiene que otros componentes, como la cantidad de memoria ram del equipo o la velocidad del disco duro, son fundamentales. Pero con estas pistas al menos podemos asegurarnos de que el corazón de nuestra máquina funcione a buen ritmo.

Detenerse en comparar microprocesadores nos puede evitar cometer un fallo a la hora de elegir nuestro ordenador