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Sin pasar por la casilla de salida: los nuevos supermercados sin caja de Amazon Go

Amazon Go

Sin hacer cola, sin sacar la cartera para pagar, ¿son todo ventajas?

Ela Ustel entra al supermercado Amazon Go el 22 de enero en Seattle

Stephen Brashear / AFP

Sin pasar por la casilla de salida. Así es Amazon Go, el ‘supermercado inteligente’ que ha desarrollado Amazon, una empresa de compras online clasificada como la número 35 más grande a nivel mundial según el Financial Times. Fue inaugurada el pasado mes de enero en la ciudad estadounidense de Seattle un año más tarde de lo previsto. Esta superficie de casi 200 metros cuadrados nos ofrece todo tipo de comidas preparadas y alguna fresca como la carne.

¿Pero cómo se paga? Esta idea innovadora ha vuelto a escoger una tecnología punta para acceder a sus productos: el móvil. Es imprescindible tener la aplicación de Amazon Go para comprar todos los productos que se ofrecen. Las cestas del supermercado no se jubilan: los clientes deben escanear todos los productos mediante la app antes de meterlos en la cesta. No mediante el código de barras tradicional, sino que lo que detecta es la figura 3D del producto para realizar la compra. El ticket se produce en la aplicación con la cuenta vinculada a Amazon.

Supermercado de datos: interacciones entre productos y consumidores

Esta tecnología utiliza una variedad de instrumentos para monitorear al cliente, desde sensores en las estanterías de los productos hasta cámaras a lo largo de la tienda que registran y analizan todas sus rutas y acciones.

Esto permite a Amazon Go generar datos sobre la interacción entre los consumidores y los productos que se guardan en una cesta virtual. Para los clientes también hay ventajas: no hay que pesar la comida, no se hacen colas y es rápido y eficiente.

Más allá de un supermercado: una nueva forma de consumir

Este supermercado no es la primera tienda de Amazon de esta índole: la compañía ya ha abierto otros comercios de libros que tampoco disponen de cajeros ni personal. El objetivo no es limitarse a algunos comercios puntuales sino “reinventar cómo compran los consumidores” según las declaraciones de su vicepresidente Dilip Kumar al Wall Street Journal.

Una nueva forma de comprar que por una parte prescinde de la fuerza de trabajo humana y por otra aprovecha las transacciones de los consumidores para generar datos y mejorar las estrategias de venta. Esto abre dos debates importantes: los límites del uso de datos de los clientes y el futuro de la fuerza del trabajo. Según un estudio de Oxford, la automatización de los empleos llevará a que el 47 % de trabajos se automaticen y den paso así al desempleo tecnológico.

Aunque esto requiere una inversión tecnológica importante, a largo plazo son muchos los beneficios para las empresas: potenciar el consumismo, mejorar las ventas y disminuir los costes que generan los empleados. Y es que las máquinas no necesitan seguridad social, vacaciones ni mejores condiciones laborales.

Cada vez son más los defensores de una renta básica universal que pueda hacer frente a los cambios en el mercado laboral que pueden producir estas tecnologías punta que si bien simplifican la vida del consumidor, si no se piensan socialmente pueden tener un impacto negativo para el futuro.