Un hombre de 56 años, natural de Jaén, ha sido condenado por el Juzgado de lo Penal número 6 de Granada a seis meses de multa por cada uno de los tres delitos de acoso persistente y un delito de lesiones psíquicas, según ha adelantado el periódico Ideal. Este individuo acosó telefónicamente a sus abogados y a la esposa de uno de ellos durante meses, en un comportamiento que alteró gravemente la vida de sus víctimas.
Entre noviembre de 2022 y febrero de 2023, el condenado realizó centenares de llamadas ocultando su número. Las víctimas confesaron que las llamadas eran constantes, con pocos minutos de intervalo entre una y otra. Al descolgar, lo único que escuchaban eran respiraciones profundas, gemidos o, en ocasiones, el hombre mencionando sus nombres.
Una de las primeras denuncias presentó 90 llamadas en apenas tres días, mientras que otra, realizada por una compañera de despacho, contabilizó 113. Más adelante, en una ampliación de la demanda, se identificaron más de 500 llamadas, calificadas por las víctimas como “un auténtico tormento”.
El acoso telefónico impactó gravemente en la vida personal y laboral de los abogados afectados
Las molestias provocadas por el acoso no se limitaron a la incomodidad de las llamadas, sino que tuvieron un impacto significativo en sus vidas. Según la sentencia emitida el 17 de enero, las interrupciones continuas afectaron tanto al ritmo de trabajo de los abogados como a su vida personal.
La esposa de uno de ellos, que estaba en la última etapa de su embarazo, se vio especialmente afectada al no poder utilizar ansiolíticos ni su teléfono con normalidad para evitar alteraciones emocionales. Esta situación la llevó a requerir asistencia médica y tratamiento psiquiátrico por crisis de ansiedad, con una duración de 75 días hasta su recuperación.
Por otro lado, los letrados tuvieron que recurrir a expertos informáticos para identificar la línea oculta del acosador. El comportamiento cesó después de que el acusado fuera citado a declarar en abril de 2023. Este hombre mantenía una relación de cliente con sus víctimas desde hacía siete años y, además, había sido profesor de la esposa de uno de ellos durante unas oposiciones.
El tribunal determinó que el acusado padece un trastorno adaptativo ansioso-depresivo persistente que afecta de manera leve a su control de impulsos. A pesar de ello, se le condenó a indemnizar a las víctimas: deberá pagar 4.000 euros a su abogada y 3.000 euros a cada uno de los otros dos afectados, sumando un total de 10.000 euros. El primer pago de 6.080 euros debe realizarse en un plazo de siete días, mientras que el resto se ingresará a principios de abril.