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Patrice Alègre, un asesino en serie implicado en orgías sadomasoquistas con menores

Las caras del mal

Fue condenado a cadena perpetua por matar y violar a cinco mujeres

Participó en una trama de corrupción sexual con políticos y jueces en Francia

Patrice Alègre, un asesino en serie implicado en orgías sadomasoquistas con menores

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Cuando comenzó el virulento incendio, nadie podía imaginar lo que se encontraría en el interior del apartamento de Martine Matias. La joven apareció completamente calcinada y con claros signos de haber sido violada. Su cuerpo, desnudo y golpeado, estaba en una extraña posición sexual y ensangrentada. Pese a las evidencias de criminalidad (había sangre en el baño) y a que en la autopsia se encontraron restos de cloroformo, los investigadores clasificaron el caso como “suicidio”. Se equivocaban: un peligroso asesino en serie andaba suelto.

Era Patrice Alègre, hijo de un policía francés, quien perpetró sórdidos asesinatos y violaciones en la última década. Condenado por cometer cinco de ellos, también se vio envuelto en un escándalo por organizar orgías sadomasoquistas con menores para políticos y jueces de renombre en Francia.

El ‘accidente’

Nacido el 20 de junio de 1968 en Toulouse (Francia), Patrice Alègre creció en un ambiente familiar de mucha violencia. Su padre, Roland, formaba parte de los CRS, los llamados antidisturbios de la Gendarmería francesa, y tenía un carácter iracundo. El progenitor, alcohólico y maltratador, pegaba con frecuencia a su mujer, Michelle, una escena que le dejó grandes secuelas al pequeño.

Su madre, por su parte, aprovechaba los continuos viajes de Ronald para hacer su vida y llevar amantes a casa. Dicha situación también marcó psicológicamente a Patrice, que fue testigo de las relaciones extramatrimoniales de la progenitora. Este cóctel le convirtió en un rebelde. El muchacho quería a la madre y odiaba al padre. “Mi padre no me crió, solo me soportaba”, aseguró en una ocasión. Sentía que era un hijo no deseado, que era fruto de un “accidente”, dijo Alègre en más de una ocasión.

Patrice Alègre, de niño

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Su indisciplina llevó a Patrice a ser expulsado de tres colegios distintos y a cometer distintos delitos, principalmente hurtos, robos y tráfico de drogas, de los que salió airoso gracias a su padre. O bien pagaba la multa pertinente o conseguía el favor de sus compañeros para que todo quedase en una mera anécdota y que no pasase por el juzgado.

Con el tiempo reconoció que, con trece años, fue víctima de abusos sexuales maternos, pero estos jamás pudieron demostrarse, unos hechos que los psiquiatras resaltaron tras su detención por matar y violar a cinco mujeres. Esto llevó a Patrice a vivir con su abuela, aunque tampoco fue la solución, porque con dieciséis cometería su primer asalto sexual. Era una compañera de clase, a la que trató de agredir y estrangular sin éxito. La joven jamás lo denunció.

Patrice Alègre, de joven

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En enero de 1988 conoció a Cécile Chambert, se casaron y tuvieron una hija, Anaïs. Su matrimonio parecía un reflejo del de sus padres por los incesantes gritos y malos tratos. De hecho, en una ocasión, la disputa fue tan fuerte que Patrice destrozó una habitación entera y lanzó a su hija contra la pared. Ese fue el detonante para que Cécile denunciase a su marido y se separase definitivamente. Lo que no sabía es que Patrice llevaba una doble vida y que era un sádico asesino en serie.

Este criminal era todo un depredador sexual que utilizaba su poder de seducción para acercarse a sus víctimas, a las que conocía previamente gracias a su trabajo como camarero y portero en discotecas. Si alguna se resistía a mantener relaciones íntimas, las golpeaba, violaba y estrangulaba. El modo en que lo hacía era cruel y despiadado.

Los asesinatos

Valerie Tariote fue su primera víctima, una camarera de veintiún años que trabajaba en el café donde Alègre lo hizo tiempo antes. Valiéndose de la confianza que tenían, el asesino acudió a casa de la joven el 21 de febrero de 1989 y allí la mató. La Policía la encontró desnuda, amordazada, con las manos atadas, la ropa interior rota y con dos prendas dentro de su garganta. Además, presentaba múltiples golpes y evidentes signos de violación. Sin embargo, los expertos aludieron a un “suicidio por intoxicación de drogas” como causa de la muerte.

Casi un año más tarde, el 25 de enero de 1990, Alègre violó y mató a Laure Martinet a la que conoció semanas antes. Lo mismo pasó con Martine Matias a quien siete años después asaltó en su casa y prendió fuego para borrar pruebas. La hallaron calcinada, desnuda y en una extraña postura sexual. La investigación concluyó que fue un suicidio.

Las víctimas de Patrice Alègre

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Días después, Alègre cometió un nuevo ataque tras salir de una discoteca en compañía de Emilie Espès, la que con los años se convertiría en la única superviviente y quien llevó a las autoridades hasta este asesino en serie. Todo ocurrió cuando Patrice la llevó a casa en su coche y ella se quedó dormida. En ese instante, él aprovechó para abalanzarse y violarla. Cuando Emilie se despertó y vio a su nuevo amigo tratando de estrangularla, rompió a llorar y él empezó a disculparse. La dejó marchar.

El 14 de junio de 1997, Alègre cometió su cuarto asesinato, el de Mireille Normand, de 35 años, a la que enterró en el jardín de la casa de la víctima en Ariège. Patrice era miembro del personal de mantenimiento del chalet donde vivía la mujer.

Patrice Alègre, foto de archivo

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A partir de entonces, las autoridades iniciaron la búsqueda de este asesino que todavía cometería un quinto crimen. Lo hizo después de estar de vacaciones por Alemania, Bélgica y España. Fue en nuestro país donde conoció a Isabelle Chicherie de 31 años, su última víctima, con quien quedó en París. Fue el 4 de septiembre de 1997 cuando Alègre violó, mató y quemó a la mujer. Al día siguiente se procedió a su detención gracias a la denuncia interpuesta por Emilie y a las pistas recabadas tras el homicidio de Mireille.

En el momento de su arresto, Alègre se mostró colaborativo y “sin ningún sentimiento”, rasgo que le caracterizaría durante el juicio. Las autoridades lo acusaron de tres asesinatos, pero él admitió cinco y seis violaciones.

El ‘monstruo’ afable

A petición del fiscal y convencido de que este criminal cometió más asesinatos, el agente Michel Roussel inició una nueva investigación y aparecieron 191 casos sin resolver. Además, en el año 2000 se creó la unidad Homicidios 31 que permitió reabrir archivos no resueltos, conocer preocupantes desapariciones y extrañas autopsias clasificadas como “suicidios”, incluidas las de algunas prostitutas. Uno de esos casos condujo hasta dos meretrices, Patricia y Fanny, que hablaron de un entramado de corrupción de menores.

Mientras tanto, el Tribunal Penal de Haute-Garonne celebró el juicio contra Patrice Alègre. Era febrero de 2002 y en la sala se pudieron escuchar diversos testimonios.

Emilie Espès, la única superviviente de Patrice Alègre

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Una de las declaraciones más emotivas fue la de Emilie Espès, la única superviviente de Alègre, que no entendía cómo su agresor podía pasar de ser amigable a un “monstruo” en tan solo un minuto. Hasta trató de disculparlo aludiendo a que durante la velada que pasaron juntos tuvo “momentos de sinceridad”. Tras el juicio la joven no soportó la presión y terminó suicidándose.

Respecto al testimonio del progenitor excusándose de no ser “más violento que cualquier padre aquí presente” para quitarse toda responsabilidad respecto a la personalidad de su hijo revolvió las tripas al acusado. En un ataque de ira, Alègre espetó: “Si algo lamento es no haberlo matado como le dije a mi madre. No habría hecho todo el mal que hice y hoy no estaría aquí”.

Fotos de Patrice Alègre en la cárcel

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En cuanto a la opinión de expertos psiquiatras como Michel Dubec y Daniel Zagury se centró en describir al acusado como un “pervertido narcisista”, un “psicópata” y un “asesino en serie organizado” con traumas a raíz del “abuso sexual materno”. La hipótesis que pusieron sobre la mesa es que Alègre encontró en las violaciones y los crímenes una forma de representar el incesto. “El niño, indefenso y aterrorizado anteriormente por los gemidos maternos, se convierte en el adulto todopoderoso y aterrador que reprime estos gemidos estrangulando a sus víctimas”, explicaron ante el tribunal.

Una teoría que no compartían los abogados de la defensa: “No todos los niños infelices terminan siendo criminales, pero todos los delincuentes son niños infelices”.

Los familiares de las víctimas de Patrice Alègre durante el juicio

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El 21 de febrero de 2002, Patrice Alègre fue condenado por los asesinatos de Laure, Mireille, Valerie, Martine e Isabelle a cadena perpetua con una pena mínima de veintidós años de cárcel, además de por seis violaciones. A partir de entonces, el asesino podría pedir su liberación.

Paralelamente, el grupo Homicidios 31 continuaba investigando la participación de Alègre en otros asesinatos y desapariciones. Así fue cómo en febrero de 2003 conectaron los testimonios de Patricia y Fanny con el criminal, ya que este habría organizado orgías sadomasoquistas con menores para distintas personalidades públicas de Toulouse a principios de los noventa. Dichas sesiones incluían violación, torturas, drogas y prostitutas en “la casa del lago de Noe” a veinte kilómetros de la ciudad.

Orgías y torturas

Según Fanny vio “a menores de 12 o 13 años” atadas en las paredes de una habitación a la que denominaban “la capilla”, y Patricia aseguró que asesinaron a dos prostitutas y que se deshicieron de sus cuerpos arrojándolos a un lago cercano a la mansión propiedad de un hotelero de la zona. Entre los nombres que dieron: el de Dominique Baudis, exalcalde de Toulouse, el fiscal general de la Corte de Apelaciones de Toulouse, Jean Volff, o el magistrado Marc Bourragué. Todos ellos negaron la mayor y se querellaron contra las meretrices por difamación.

La noticia fue todo un escándalo en Francia y se abrió una investigación judicial donde se les acusaba de “proxenetismo en grupo organizado, violaciones agravadas y complicidad, actos de tortura y barbarie”.

Patrice Alègre durante el juicio

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Además, un ya condenado Alègre reconoció haber matado a algunas de estas prostitutas previo encargo de dos reconocidas personalidades al ser un “testigo molesto”. Así lo explicó en una carta enviada a Canal+ Francia y que leyó uno de sus presentadores en directo. Tras el revuelo mediático, los políticos y juristas señalados fueron destituidos de sus respectivos cargos y estos iniciaron su propia guerra judicial por calumnias.

Los hechos relatados por Patricia y Fanny no pudieron demostrarse y, en julio de 2005, fueron sentenciadas a tres años de prisión por difamación, además de por complicidad en el falso testimonio de uno de los testigos, el del travesti Djamel. Tampoco se encontraron pruebas para acusar a Alègre de los citados crímenes.

Patrice Alègre sentado en el banquillo acusado de cinco asesinatos

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Durante el verano de 2019 y después de 22 años en prisión, Patrice Alègre volvió a ser noticia. El asesino en serie de Toulouse se reunía con su abogado para pedir la libertad condicional. La ley se lo permite, tal y como consta en la sentencia de 2002. Eso sí, su posible salida de la cárcel pasa previamente por una reevaluación psiquiátrica realizada por expertos en la materia que explicarán si es peligroso o no dejar al preso libre o, por el contrario, es mejor que continúe cumpliendo condena. Después, un tribunal compuesto por tres magistrados analiza los resultados y decide si es apto o no para la reinserción.

“Era un depredador. Nos opondremos a su solicitud”, advierte el abogado de la familia de Martinet. Hasta el momento, nada se sabe del recurso, pero Alègre sigue poniendo en práctica sus artimañas seductoras. La última en caer es una psicóloga canadiense con la que supuestamente mantiene una relación sentimental. Están enamorados y “queremos un hijo”, confirmó a su letrado.

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