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Netflix te lleva de viaje con ‘Emily en París’, una comedia romántica del creador de ‘Sexo en Nueva York’

El estreno

Amor en tiempos de Instagram en una serie que aprovecha las calles de París

Emily (Lily Collins), influencer de casualidad.

STEPHANIE BRANCHU/NETFLIX / STEPHANIE BRANCHU/NETFLIX

Escapismo. Esta es la palabra clave para entender la propuesta de Netflix para este fin de semana, Emily in Paris, la nueva creación de Darren Star, el hombre detrás de Sexo en Nueva York. Es un viaje a París con mirada de turista de la mano de Emily, una profesional de la comunicación y la publicidad que tiene que trasladarse allí desde los Estados Unidos.

Ella es una mujer poco viajada y tendrá que enfrentarse a la actitud de sus superiores franceses, nada receptivos a su actitud americana, y a la tentación que representa Gabriel, el vecino de abajo, el atractivo en estado puro. Es una comedia romántica en tiempos de Instagram (Emily relata su experiencia en un perfil que se hace viral), de mirada claramente optimista y que se alimenta de las diferencias culturales que sufre Emily.

¿Quién es Emily?

Patricia Field es la responsable del vestuario de la serie.

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La nueva musa de Darren Star es Lily Collins, la actriz popular por haber sido Blancanieves delante de Julia Roberts, también hija de Phil Collins, y que recientemente se había especializado en papeles dramáticos con producciones como En los huesos, Hasta los huesos, Extremadamente cruel, malvado y perverso o la miniserie Los miserables.

”He estado esperando un papel como este y no me los ofrecen a menudo. Quería hacer una comedia romántica pero con una chica fuerte, así que esperaba Emily en París sin saberlo”, explica la actriz en La Vanguardia. “Es un alivio meterse cada día en la piel de un personaje optimista, inteligente, divertido y probablemente el más duro que he tenido que interpretar”, dice refiriéndose a las jornadas de trabajo.

Es un alivio meterse cada día en la piel de un personaje optimista, inteligente, divertido”

Nunca había estado “en todas las escenas de todos los episodios” de una producción, lo que supone infinidad de horas en el set de rodaje y cientos de líneas para memorizar diariamente. Pero ha sido un soplo de aire fresco trabajar para esta comedia de Netflix: “Soy un poco patosa y payasa, así que ha sido una oportunidad para serlo en pantalla. Y he aprendido con el personaje. Espero que haya una segunda temporada porque quiero más Emily en mi vida”.

Del creador de Sexo en Nueva York

Darren Star es un icono televisivo. No se puede referir de otra forma al autor de Sensación de vivir, Melrose Place, Sexo en Nueva York y Younger. “Me gustan las series edificantes. Tengo que hablar de algo en lo que tengo un interés personal, con las que puedo conectar”, reconoce sobre su filosofía de creación.

Por ejemplo, de Sexo en Nueva York aprovechaba que esa era ‘su gente’ y que nunca se había hablado de forma tan franca sobre sexo en televisión. En Sensación de vivir canalizó sus experiencias de instituto. Younger le sirvió para entender la cultura millenial. ¿Y Emily en París? “Quería hacer una serie sobre una expat, sobre una americana viviendo en el extranjero, en parte para ofrecer una experiencia al espectador y para destacar las diferencias culturales. He estado en París muchas veces pero la serie me ha permitido vivir en ella un tiempo”.

Lily Collins y Lucas Bravo, una química correcta.

STEPHANIE BRANCHU/NETFLIX / STEPHANIE BRANCHU/NETFLIX

Eso sí, las comparaciones entre Sexo en Nueva York (que recordemos que se mudaba a París en sus episodios finales) y Emily en París no son muy factibles: “Vienen de dos sitios distintos. Sexo en Nueva York era una serie para mayores de edad, intentando decir lo que nunca se había podido mencionar en televisión, y sobre mujeres modernas. Esta, en cambio, es una idea de lo que supone para un americano ir a otra cultura. Los estadounidenses no viajar mucho, no son muy internacionales”.

Amigas delante y detrás de las cámaras

Lily Collins y Ashley Park, amigas delante y detrás de las cámaras.

ROGER DO MINH/NETFLIX / ROGER DO MINH/NETFLIX

La serie, que se ha rodado íntegramente en París, cuenta con talento francés también delante de las cámaras: el vecino cocinero y atractivo y objeto de deseo de Emily es Lucas Bravo, la jefa estirada es Philippine Leroy-Beaulieu y también aparecen actores como Samuel Arnold, Bruno Gouery y Camille Razat.

Eso sí, también está Ashley Park, una estrella de Broadway reconvertida en actriz de televisión, que interpreta a Mindy, otra expat que vive en París y que se hace mejor amiga instantánea de Emily. “Lily y yo somos como Emily y Mindy. Cada una tiene su vida, no les faltan amigas pero, cuando conoces alguien especial, de repente te das cuenta que tiene un lugar para ella en tu corazón”, reconoce sobre la amistad que comparten tanto delante como detrás de las cámaras.

A veces nos planteamos qué sería de la serie si no nos apoyáramos. Ha ayudado mucho a que fuera un trabajo divertido. Íbamos al set de rodaje a jugar”

“A veces nos planteamos qué sería de la serie si no nos apoyáramos. Ha ayudado mucho a que fuera un trabajo divertido. Íbamos al set de rodaje a jugar”, explica. Y también incluye a Lucas Bravo en este círculo íntimo que se ha formado a partir de la serie. De él agradece, sobre todo, que ha podido experimentar París desde el punto de vista de un francés que vive allí.

“He podido conocer el París de Lucas y él ha podido redescubrir la ciudad conmigo, con ojos nuevos. Y en París me sentía como en Brooklyn, pensando que no era suficientemente guay para estar allí”, bromea Park.

Lucas Bravo, la tentación que vive abajo

Lucas Bravo.

CAROLE BETHUEL/NETFLIX / CAROLE BETHUEL/NETFLIX

Desde el momento en el que Emily se equivoca de puerta y le abre la puerta Lucas Bravo, queda más que claro quién es el galán romántico de la serie. Modelo y actor, antes había trabajado en películas como La crème de la crème, Caprice y en series como T.O.C. y Sous le soleil de Saint-Tropez. ¿Y cómo se siente siendo el deseo y el atractivo hechos persona?

“Es divertido interpretar a Gabriel. Cuando recibíamos los guiones mientras trabajábamos en la serie, siempre me preguntaba hacia dónde iría todo esto. Le preguntaba a Darren qué pensarían del personaje. ¿Me odiarían? Pero su personaje representa la curiosidad. Representa otra mentalidad y también es una mente perdida como Emily, que le aporta el fuego que le faltaba en su vida”, cuenta de su personaje.

Un vestuario de fantasía

Detrás de las cámaras, por supuesto, está Patricia Field, la mujer detrás de los looks de Sexo en Nueva York. Es una parte fundamental de Emily en París: se trasladó a Francia a petición de Darren Star y Lily Collins luce espléndida en todas las escenas. Es escapismo: llega a París con una maleta pero tiene conjuntos para sobrevivir a un apocalipsis sin repetir modelito. En la ficción habrá quienes quizá cacen las referencias a Carrie Bradshaw en el segundo episodio o a la Audrey Hepburn de Una cara con ángel en la ópera.

El retrato de los franceses

Philippine Leroy-Beaulieu es Sylvie, una jefa muy 'Diablo viste de Prada'.

CAROLE BETHUEL/NETFLIX / CAROLE BETHUEL/NETFLIX

Uno de los elementos, sin embargo, que debería despertar más interés es la representación de los parisinos en la serie. Emily tiene en Sylvie, su jefa en la empresa de lujo en la que trabajo, a una auténtica víbora y estirada en la línea de El diablo viste de Prada. El resto de franceses tampoco es que se salven de tener un retrato repleto de clichés y propio de las películas que juegan con las diferencias culturales.

Lucas Bravo, de hecho, considera que será una sensación agridulce para los espectadores de su país: “Nos gusta odiarlo todo. Nuestra ciudad está hecha a base de clichés. Y seguro que nos encantará odiar la serie o odiáremos que nos encante”. Sobre todo pide que se vea con buenos ojos: “Es una serie feel-good, ligera, y es como debe entenderse”.

Una serie escapista

Y esta valoración de Lucas Bravo no está carente de razón. Emily en París es una serie que no aspira a ser transgresora como anteriores trabajos de Star (o sea, Sexo en Nueva York y Sensación de vivir, que crearon escuela) y que se alimenta de los clichés tanto del género como de la imagen que tenemos de París (la mirada, al fin y al cabo, es el de una recién llegada a la ciudad).

Pero, en tiempos de mascarillas, de viajes cancelados y titulares desesperanzadores, tiene una cualidad idónea: ser escapismo en estado puro. La inocencia y buena actitud de Emily, que Lily Collins sabe transmitir, permite huir del presente, dejar la mente en blanco y entretenerse con cierta ingenuidad a base de looks, localizaciones, una química romántica correcta y unas tramas predecibles.

Está rodada en París Y SE NOTA.

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Es muy fácil meterse con Emily en París. La propia serie lo sabe con la cantidad de personajes que ponen los ojos en blanco al ver a Emily, su cuenta de Instagram, su actitud siempre abierta y positiva. Pero lo difícil es reconocer que pasa con la misma facilidad que una copa de champán, que los episodios pasan en un suspiro, que querremos que haya una segunda temporada. Y querremos que sea igual de light, que el armario de Emily sea igual de inverosímil, que París se vea sin mascarillas y sin respetar las distancias, que nos permita viajar mientras nosotros no podemos.