Así es el contundente final de ‘Las chicas del cable’ de Netflix
El resumen
¿Quiénes sobreviven al desenlace dramático?
Las chicas del cable debían terminar por todo lo alto ni que fuera porque es la primera serie española de Netflix y tocaba despedirse de forma decente. ¿Optarían por el “serían felices y comerían perdices” o por un cierre mucho más dramático y con tintes de tragedia? Este era el principal interrogante para un público que no había hecho más que sufrir desde que conoció en 2017 a las telefonistas capitaneadas por Blanca Suárez. Con los episodios finales estrenados el pasado viernes, el público por fin ha tenido su respuesta.
La serie creada por Ramón Campos y Gema R. Neira, al mostrar el final de la Guerra Civil, se había adentrado en un terreno muy espinoso para las protagonistas, que habían estado combatiendo a las tropas franquistas (aunque nunca se habla de Franco en la serie). Lidia (Blanca Suárez) había acabado en un Centro de Reeducación y, tras ser liberada por sus amigas, todas las telefonistas menos Lidia habían acabado en el mismo centro en manos de doña Carmen (Concha Velasco), eterna rival de su ex nuera.
Los últimos episodios sorprendieron por la forma de despedir tanto a Carmen como a Elisa (Ángela Cremonte), la exmujer de Francisco (Yon González). Ambas obtuvieron su redención. Primero Elisa, que traicionó a las telefonistas, demostró que lo había hecho por una buena razón: se casaba con un médico republicano que ayudaba a sacar a personas del país y no podía permitirse que su misión fracasase.
En un enfrentamiento con su madre y el general Romero (Antonio Valero), que descubrieron que había matado a Carlos (Martiño Rivas), falleció al intentar salvar a Carmen. Y la matriarca de los Cifuentes, arrepentida porque había sido colaboradora del asesino de sus dos hijas, quiso expiar sus pecados ayudando a Lidia a salvar a las telefonistas y al resto de presas del Centro de Reeducación. En el momento de ejecutar el plan, al ver que las presas consiguen huir, se suicida antes de ser detenida por las autoridades franquistas.
El periplo no fue fácil. Tuvieron problemas para salir de la institución, también para salir de la estación de trenes con un vehículo con destino a Francia y, cuando la libertad estaba a tocar, las tropas franquistas pararon el tren. Lidia tenía claro lo que debía hacer: tenía que intentar salvarlas a todas aunque esto comportase que existiera la posibilidad que ella no se salvara.
El resto de las chicas del cable coincidieron con ella: tenían que intentarlo. Y por un segundo pareció que todas ellas tendrían un final feliz. ¿Acaso Carlota (Ana Fernández) y Óscar (Ana Polvorosa) no tenían derecho a ser ellas mismas en Estados Unidos y con un hijo adoptivo como el hijo de la fallecida Dolores? ¿Y no sería tener muy mala leche matar a Marga (Nadia de Santiago) cuando acababa de dar a luz a un hijo y había ampliado su familia con Pablo (Nico Romero)? ¿Y qué decir de una Lidia que había pasado también por todo y que por fin se había reunido con Eva, con Sofía (Denisse Peña) y con Francisco para volver a ser una familia?
Una sorpresa fue la redención de Carmen, que se suicida tras ayudar a Lidia”
El plan era bajar del tren, fingir una negociación con los comandantes franquistas que habían parado el tren y, una vez en la sala de máquinas, activar la palanca que permitiría que el tren llegase a Francia. Allí les intoxicarían con un veneno, lo que les daría tiempo de activar la palanca y volver al tren. Y, mientras consiguieron llevar a cabo la mayor parte del plan, no pudieron correr lo suficientemente rápido como para reencontrarse con sus seres queridos. Habían llegado nuevos soldados y, si el tren aminoraba la marcha, sería el fin para todas las personas que se estaban exiliando.
Así que Lidia, Marga, Carlota y Óscar finalizaron su aventura en Las chicas del cable acorraladas dentro de una caseta en la estación de tren, conscientes que habían sido las mejores amigas que podrían tener y que habían luchado por un bien más importante que sus propias vidas. Valientes y con la cabeza bien alta, salieron del escondite para encontrarse con la muerte segura de las pistolas de las tropas franquistas.
Por un lado, Las chicas del cable dio un desenlace trágico, con una escena para exprimir los lagrimales del espectador pero como mínimo ahorrando la tristeza de ver los cuerpos de las chicas siendo disparados y asesinados. Por el otro, sí pudimos ver un poquito más de ellas: otra vez con la ropa de oficinistas y con Mariángeles (Maggie Civantos) en la sala. ¿Se habían reunido en el cielo? ¿Sólo era un detalle de los guionistas para recordarlas como superheroínas normales y corrientes?
'Las chicas del cable' salen del escondite con la cabeza bien alta y convencidas de haber hecho lo correcto, aunque esto suponga su muerte”