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No se cuentan historias como ‘The OA’

Plan para la cuarentena

Netflix / 2 temporadas

La danza es vital en esta serie indescriptible

Netflix

La televisión puede estar en un buen momento y los autores tienen más libertad que nunca. Eso dicen (y es cierto). Pero no pasa siempre que te pones una serie y dices: “Esto es otra cosa”. Cuando te rompen los esquemas puedes tener la duda de si estás ante una genialidad o si te están tomando el pelo, un poco como pasó con Twin Peaks de David Lynch y Mark Frost a medida que pasaban los episodios. Y, en el caso de The OA de Netflix, me decantaría por la mejor de las opciones. Es fresca, es íntima, es terrorífica, es surrealista, es inesperada y, como demostró su cancelación después de dos temporadas, no la han visto todos los espectadores que deberían.

Los autores son Brit Marling y Zal Batmanglij: los dos escriben la serie, ella es la protagonista y él es el director. La historia arranca cuando Prairie se tira de un puente. Lo más insólito no es esta acción que aparenta ser un suicidio. Tampoco lo es que llevaba siete años desaparecida sin que sus padres adoptivos supieran absolutamente nada. Lo que deja a todo el mundo sin palabras es que Prairie antes era ciega y ahora puede ver. Es la historia de cómo recuperó la vista y de dónde había estado antes de lanzarse, explicado por ella misma. ¿Es una narradora fiable? ¿Podemos creer la historia descabellada que sale de su boca?

A ratos parece que la casa sea la de 'La maldición de Hill House'.

Nicola Goode/Netflix / Nicola Goode/Netflix

El control que ejercen los creadores requiere un acto de fe. No sólo abren puertas inesperadas dentro de la historia: también las abren en el cerebro del espectador con una primera temporada que se puede interpretar como un relato desbaratado o como una apología del arte (y especialmente de la danza) como herramienta de transformación. Y, cuando piensas que la segunda solo romperá el hechizo de un final abierto y efectivo, los guionistas se desmarcan de cualquier idea preconcebida de lo que era The OA para reconvertir la historia en un noir paranoico. Puede ser que el desenlace no fuera el que querían Marling y Batmanglij para despedir la historia pero es coherente: si la serie era como meterse en la madriguera del conejo de Alicia en el país de las maravillas, el finales como entrar en una madriguera dentro de la madriguera (y ellos tan panchos).

El control que ejercen los creadores requiere un acto de fe”