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Por qué una serie sobre la diversidad funcional puede ser lo que necesita la comunidad gay

Opinión

Está escrita y protagonizada por Ryan O’Connell, un hombre homosexual con parálisis cerebral

Ryan O'Connell se basa en su vida para escribir la serie.

Courtesy of Netflix / Netflix

Cualquier hombre homosexual se ha encontrado con una serie de situaciones. Por ejemplo, escuchar por activa y por pasiva que “todos los gays son guapos” como si todos los hombres homosexuales tuvieran el mismo cuerpo que Ricky Martin y su pareja en una sesión de fotos en la playa.

También es habitual mirar las revistas o webs orientadas a las personas homosexuales y encontrar esos cuerpos imposibles, de esos que piensas que están confeccionados en el quirófano pero que están forjados en sudorosas salas de gimnasio entre máquinas de pectorales y pesas al por mayor.

Se vende la imagen del homosexual viril, fuerte, que moldea su cuerpo entre máquinas y pesas al por mayor”

Ya sé que no es una revelación, que las mujeres llevan décadas sufriendo este acoso por parte del sistema, pero esta cultura se ha acabado imponiendo en un sector homosexual. ¿La imagen que se vende? El hombre viril, fuert e, que no necesariamente practica el deporte sino que simplemente moldea su cuerpo con aburridísimas máquinas.

Sin embargo, este culto al cuerpo, que tiene una óptica saludable siempre que no haya química de por medio, es difícil de disociar de comportamientos tóxicos en las redes sociales. Los hay que utilizan la expresión “mascxmasc” para buscar maromo: buscan alguien como ellos, muy machote, con unos buenos bíceps, que deje claro que “son gays pero no maricones” (léase con mirada asqueada). Siguen las consignas del patriarcado donde lo femenino se equipara a débil, lo cual no sólo es retrógrado sino ridículo en un momento donde hay una deconstrucción del género.

Una aplicación de citas como Gindr ha tenido que pedir a los usuarios que no sean racistas”

Y, de la misma forma que hay hombres que emplean “mascxmasc”, aplicaciones para ligar como Grindr han tenido que pedir a sus usuarios que no sean racistas. De la misma forma que había usuarios que consideraban correcto decir que no les gustaban los chicos con pluma o con unos quilos de más en su perfil, lo cual es deleznable, también los había que consideraban correcto decir qué tonos de piel eran aceptados en su cama y cuales no. Una advertencia: esto no es una preferencia sino que es el racismo de toda la vida.

Es por esto que, ante esta frivolidad narcisista y prejuiciosa de un sector de la comunidad gay, resulta más esperanzador que nunca ver que Netflix estrenará una serie llamada Special el 12 de abril. ¿El motivo? Ryan O’Connell se inspira libremente en su propia vida para explicar las dificultades de ser homosexual y tener parálisis cerebral. Cuando finalmente explicó su verdad en unas memorias, tituladas I’m Special: And Other Lies We Tell Ourselves, llamó la atención de Jim Parsons (The big bang theory) que le propuso producir una serie sobre el tema, que protagoniza el propio O’Connell.

Sí, a nadie le amarga un dulce (como esa pareja creada por Miguel Ángel Silvestre y Alfonso Herrera en Sense8, también de Netflix) pero es necesaria la representación de la comunidad gay más allá de esa perfección patrocinada por cualquier marca de fitness y que resalta lo homosexual como sinónimo de masculinidad tradicional. Esa actitud de “eh, me acuesto con hombres pero soy muy macho porque me lío con hombres muy hombres”. Vale, relájate.

En este sentido, enamoran series que se adentran en los márgenes de esta cultura oficial y, por qué no decirlo, superficial. Me refiero a la perspectiva racial, social y reivindicativa de Pose de HBO España (por no hablar de sus historias trans) o la mirada autoral, personal y creíble de Josh Thomas en Please Like Me, que incluía un retrato sobre lo que supone convivir con un trastorno mental.

Una serie biográfica como 'Special', sobre un hombre homosexual con parálisis cerebral, puede tener algo interesante que decir”

Y, si miramos el punto de partida de Special con un personaje con diversidad funcional, puede tener algo interesante que poner sobre la mesa para cualquier persona, incluyendo aquellos homosexuales que perpetuan una actitud de privilegio, excluyente y patriarcal (y nadie, ni tan siquiera un servidor, está libre de culpa porque el proceso de aprendizaje es constante).

Quizás deposito demasiadas esperanzas en Special. Quizás espero que despierte unas cuantas conciencias, que aquellos espectadores que buscan historias gays descubran una nueva mirada. Y es que para ser perfectos no se necesitan pesas, crossfit y sentadillas (que nunca vienen mal si uno quiere sentirse bien): a veces sólo se necesita sacar a relucir nuestra humanidad y aceptar, admirar y reconocer la diversidad dentro de nuestro colectivo, y desarrollar la empatía. Encajar dentro de las siglas LGTB+ no significa apreciar por defecto todos sus matices.

Encajar dentro de las siglas LGTB+ no significa apreciar por defecto todos sus matices y diversidad”