Gracias a las plataformas de streaming, ahora es posible acercarse a producciones internacionales más allá de la anglosajona, lo que permite descubrir joyas que hace unos años difícilmente habrían llegado a nuestras pantallas. Es el caso de Soviet jeans , que este martes 25 llega a Filmin, una serie de Letonia que ganó el premio del público y al mejor actor en la última edición del prestigioso festival Series Mania.
La serie se ambienta en la Letonia de 1979 y cuenta la historia de un joven fanático de la música rock que es enviado a un hospital psiquiátrico por razones políticas y comienza a producir ilegalmente vaqueros falsificados con el resto de pacientes, logrando revolucionar el mercado negro.. “La serie se basa en varias historias reales y mezcla la comedia y el drama sobre un asunto que no se ha tratado mucho en ficción”, avanza Stanislavs Tokalovs, creador de la serie junto a Teodora Markova.
Cuando le propusieron entrar en el proyecto, a Markova le llamó mucho la atención la historia sobre un joven que se encuentra en un psiquiátrico y decide fabricar unos vaqueros en Riga porque recuperaba una historia muy importante “y es que en los países comunistas, a finales de los años setenta, los vaqueros se veían como una propaganda que se utilizaba contra Occidente y entonces se convirtió en un símbolo muy grande de la libertad para muchos jóvenes”. La creadora recuerda como el escritor y político checo Vaclav Havel llegó a plantear si en realidad no había sido el rock and roll el que se había cargado al comunismo.
Soviet jeans ofrece un tono muy distinto al que suele usarse para retratar esa época en los países del bloque comunista, que tiende a ser dura y sombría. En su lugar, apuesta por el humor y el color. “Ante la absurdidad de esos años en que se destinaban más recursos en la lucha contra la influencia de la cultura occidental que al espionaje, a la guerra nuclear o a la carrera espacial, nos parecía más interesante apostar por el color de la vida y las anécdotas divertidas que se podían producir en lugar de volver a contarlo con esa frialdad que es tan habitual de las historias que vienen del este de Europa sobre el comunismo”, sostiene Markova.
“Porque a pesar de la absurdidad, la gente seguía viviendo de la mejor manera que podían. En los países comunistas, la gente también bromeaba; de hecho, era su mecanismo de supervivencia. Muchos aprendieron a burlarse del sistema, y ese es nuestro punto de partida”, apunta Tokalovs.
Soviet jeans ha sido comparada por algunos críticos con la película Good Bye, Lenin! (2003), de Wolfgang Becker. ¿Están de acuerdo en esa comparación? “Yo la vi hace 20 años y aunque creo que son diferentes, si se parecen en el alma de la historia. La palabra esperanza interconecta las historias de Soviet jeans como lo hacía en Good Bye, Lenin! ”, responde Tokalovs, quien recomienda la visión de esta serie “porque los espectadores podrán descubrir un mundo desconocido que les puede llevar a reflexionar y pensar sobre algo que quizás antes no lo habían hecho. Eso a mi, como espectador, me enriquece mucho”.