From es la mejor serie de terror según Stephen King. Este fun fact se ha mencionado infinidad de veces. Ni tan siquiera es la primera vez que lo escribo, ya que hace unos días hablé de Evil, la otra serie que se ha ganado este honor recientemente. Y, como persona que no tiene interés por defecto en las propuestas del género, entono un mea culpa: hasta ahora no me había interesado por echarle un vistazo. Qué sorpresa ha sido constatar que, en realidad, la pasión que desata From reside en lo convencional que es la propuesta.
La primera escena es como el comienzo de la tercera temporada de Perdidos. Vemos una realidad americana normal y corriente pero alterada por un detalle: el sheriff local se pasea por la calle con una campana. Los vecinos se despiden en armonía para volver a casa. Parece que hay un toque de queda. A medida que oscurece, las personas tienen más prisa para encerrarse. ¿Qué sucede allí que, sin aspavientos, todos se encierran al anochecer?
No tenemos una isla con un humo raro y unos 'otros' sino un pueblo del que no se puede salir con seres diabólicos
Un padre de familia, que duerme una cogorza descomunal en el pub, no puede llegar a casa a tiempo. Ni se da cuenta. Desconoce lo que está a punto de suceder en su casa donde su mujer y su hija van corriendo las cortinas. Pero la madre comete un error: deja sola a su hija, que empieza a oír a una señora que dice ser su abuela a través de la cortina y el cristal: le pide que le abra la ventana.
La niña inocente se deja convencer y pronto esa anciana se revela diabólica. Al día siguiente, los cuerpos de la madre y la hija están irreconocibles con las costillas al aire, como dos cadáveres arrasados por un demonio famélico. No es casualidad que al espectador se le ahorre el horror de ver esas dos personas siendo torturadas y devoradas. Es el aliciente de la propuesta: se presenta como terror pero de forma accesible. No quiere que su público potencial de millones se esfume asustado.
Ese mismo día en el que se encuentran los cadáveres, una familia aparece en el pueblo con su caravana. Se han tenido que desviar de su camino y van a parar a un pueblo del que no pueden salir: todas las carreteras les llevan allí. Por supuesto, descubrirán con una situación límite que van a parar a un lugar similar al infierno: un sitio del que no se puede salir y donde la población, también allí por error, casualidad o destino, tiene que sobrevivir cada noche a la presencia de unos seres temibles que llegan del bosque.
Es cierto que los paralelismos con Perdidos tienen que ver con la presencia de Harold Perrineau como un sheriff frustrado por tener que identificar cadáveres de conocidos por culpa de la estupidez de la gente. Pero el fichaje de Perrineau es instrumental: un aliciente para atraer a la misma parroquia, para que haya esta asociación entre series.
Al fin y al cabo, la serie de Damon Lindelof y J.J. Abrams ya está lejos en el horizonte televisivo y aquí también hay símbolos por identificar, un reparto coral, amenazas inexplicables y la duda de si los personajes se encuentran en el purgatorio. Como se preguntaba el público con la isla, ¿se puede salir de allí de alguna forma?
Es comprensible que Stephen King esté enganchado: siempre ha sido un gran amante de la televisión que no finge ser otra cosa y, en un panorama de streaming donde tanta serie intenta elevarse, From juega bien sus cartas. Tiene presentaciones funcionales que compensa con su ritmo; lugares comunes que sirven para arraigar en las tramas sin esfuerzo; una amenaza que desafía con un estilo que te permite sentirte cómodo. Puedes respirar, a diferencia de atmósferas enfermizas como la de American Horror Story.
Es comprensible que Stephen King esté enganchado: siempre ha sido un gran amante de la televisión que no finge ser otra cosa
El comienzo de From es un abecé televisivo hecho con suficiente oficio como para darle una oportunidad, incluso viéndole todas las costuras. Cada vez que alguien toca el símbolo que impide a las criaturas entrar casi que habría que tomarse un chupito para celebrar su desfachatez al manipular los elementos de misterio. ¿Pero esto es lo que el espectador cada vez pide de forma más obvia, no? Series fáciles, series que respeten las bases del medio.