¿Merece la pena volver a ver ‘Perdidos’ ahora que está en Amazon Prime Video?
Las seis temporadas
Es la duda de siempre
Después de un tiempo inaccesible, Perdidos (Lost) vuelve a estar en el mundo de las plataformas de contenidos. Las seis temporadas están en Amazon Prime Video. Son 121 episodios que se pueden ver casi del tirón porque están concebidos para ser puro vicio. ¿Pero merece la pena ver la serie otra vez si ya estuviste pendiente de la escotilla en su momento? ¿Este fenómeno televisivo aguanta el segundo visionado?
Es interesante pensar que en 2004, si J.J. Abrams recibió luz verde para producir la primera temporada era porque había un canal que estaba desesperado por llamar la atención en la televisión americana. ABC, que era propiedad de Disney, estaba en la cola de las audiencias, así que arriesgaron más de lo que era habitual para la parrilla 2004-2005. El piloto de Perdidos valía unos 14 millones, lo que era un coste muy elevado para una serie de ciencia ficción que se ocultaba detrás de unas carcasa dramática y de misterio (como mínimo en un principio).
Era una serie de ciencia ficción que al principio se vendían como un drama con misterio”
La jugada les salió perfecta: 18 millones de espectadores, críticas entusiastas (se llevarían el Emmy al mejor drama) y ni tan siquiera fue su único éxito esa temporada (Mujeres desesperadas superaría cada semana los 20 millones de espectadores y poco después desembarcaría Anatomía de Grey en el canal). Y el modelo de J.J. Abrams y Damon Lindelof, el que verdaderamente encabezó creativamente el proyecto, se convertiría en fácilmente reconocible.
Los episodios de Perdidos, de hecho, son muy recuperables hoy en día no solamente por las localizaciones en Hawaii, que son una maravilla, sino por la estructura de los episodios. Había misterios centrales que tenían en vilo al público pero también cierta sensación de conclusión: en cada episodio se descubría una historia de los pasajeros del vuelo Oceanic-815 mediante flashbacks. Nadie le quitará nunca a Lindelof el don de saber contar una historia (y en The Leftovers o Watchmen demostraría que es The Boss a la hora de estructurar la información y escribir episodios que se salen de la norma).
Decir que Perdidos tenía episodios autoconclusivos como si esto fuera CSI sería mentir como un bellaco. Pero sí es cierto que estos flashbacks ofrecían cápsulas emocionalmente satisfactorias. Sentías que habías visto un capítulo definitorio en la vida de los personajes (y algunas veces con sus propios cliffhangers). Por esto Perdidos siempre ha tenido episodios muy fácilmente identificables y recomendables: te acuerdas del flashback, de los sentimientos que te hizo aflorar y puedes volver a verlo casi como si fuera independiente.
Pero no es lo mismo ver otra vez episodios en concreto que ponerte los 121 episodios y entrar en toda la historia (y no solamente en el We have to go back o The constant o la infravalorada historia de amor entre Boone y Shannon). Porque no se puede obviar una realidad: el desenlace, como mínimo en la opinión de un servidor, tenía bastante de despropósito. Lindelof había dicho por activa y por pasiva que todos los misterios estaban planificados pero el resultado final obliga a mirar la gestión de los misterios con mucho escepticismo e incredulidad.
El desenlace era un despropósito, sobre todo teniendo en cuenta que habían vendido la moto que todo estaba planificado”
No me quito de la cabeza que los otros otros se podrían eliminar en su totalidad y las líneas principales del relato quedarían intactas; no puedo dejar de pensar que viví en un bucle con los números 4, 8, 15, 16, 23, 42 y la explicación de su existencia era muy arbitraria y forzada; las historias personales de la última temporada descolocaban pero eran cuestionables (y poco memorables, exceptuando el momento máquina expendedora); y la resolución, por emotiva que fuera (porque efectivamente lloré como si me fuera la vida), no estaba a la altura de la experiencia individual y colectiva que habíamos vivido con Perdidos.
Es por esto que, si bien Perdidos es recuperable como concepto por esas breves historias que se pueden revivir siempre, también tiene un revisionado muy complicado en su totalidad. Cuando una serie mantiene siempre el mismo misterio central, no se puede disociar el camino recorrido de la resolución de la trama principal. Y por esto, al plantear si merece la pena vivir la historia otra vez, mi respuesta sería que no. Era sinónimo de entretenimiento extremo pero no necesito escuchar las cifras sabiendo que eso no va a ninguna parte.
Puestos a recordar la serie, que marcaría posiblemente mi futuro (no sé si me dedicaría a esto de las series sin Perdidos o Mujeres desesperadas), optaría por un grandes éxitos episódicos. La ventaja de la serie es que, incluso habiéndonos tomado el pelo con los misterios, los personajes y sus arcos dramáticos mantienen el encanto. De todas las copias de Perdidos que hemos tenido desde entonces, ninguna sabía replicar su secreto: brindar buenos personajes a los que agarrarse, con los que preocuparse, en mitad de tanto interrogante.
Puestos a recordar 'Perdidos', más vale un grandes éxitos con los episodios con las mejores historias”